El Bach m¨¢s dram¨¢tico
Mientras sonaba en la Semana de M¨²sica Religiosa de Cuenca La pasi¨®n seg¨²n San Mateo, dirigida por Hans-Joachim Rotzsch al Thomanenchor, de Leipzig, y a la Filarm¨®nica de Dresde, en el Auditorio madrile?o, Hans-Martin Schneidt nos propon¨ªa su versi¨®n de la misma obra al frente del Coro y Orquesta Nacionales y con un excelente cuadro de solistas.
Conocimiento
Orquesta y coro nacionales
Escolan¨ªa del Recuerdo (director: C. S¨¢nchez). Solistas vocales: H. Donath, soprano; J. Rappe, mezzo; U. Hellmann y A. Baldin, tenores; P. Lika y T. Quastoff, bajos.Solistas Instrumentales: V¨ªctor Mart¨ªn y Francisco Romo, violinistas; Antonio Arias, flauta; Rafael Tamarit y Vicente Sanchiz, oboes de amor; ?ngel Beria¨ªn y Ram¨®n Puchades, ¨®boes de caccia; Kaori Uemura, viola de gamba. Continuo: Miguel ?ngel Tallante, ¨®rgano; ?lvaro Quintanilla y Jos¨¦ Mar¨ªa Ma?ero, violonchelistas; Emilio Maravella y Ziguel A. Gonz¨¢lez, contrabajos; Miguel Alcocer y Enrique Abargues, fagotes. Director: H. M. Schneidt. Auditorio Nacional. Madrid, 6, 7 y 8 de abril.
El conocimiento que de esta y otras obras de Bach posee el maestro Schneidt es grande, pues ya a los 10 a?os, en 1940, era cantor en el Thomanenchor, cuando lo dirig¨ªa G¨¹nther Ramin. De donde tanto el p¨²blico conquense -que asisti¨®, en el marco de la XXIX Semana de M¨²sica Religiosa de Cuenca, a la interpretaci¨®n de la Pasi¨®n seg¨²n San Mateo- como el madrile?o estaban ante interpretaciones derivadas de una misma ra¨ªz, en las que dominan dos factores: severidad y naturalidad. Pudo observarse bien en el modo de interpretarlo los corales, sin m¨¢s ret¨®rica, un tanto arrumbada hoy, que los retardando de las cadencias finales.Con las pasiones cubre Juan Sebasti¨¢n Bach la parcela dram¨¢tica que Haendel, rigurosamente contempor¨¢neo, reparti¨® entre el oratorio y el teatro.
La pasi¨®n seg¨²n San Mateo, junto a otros valores, posee el de una fuerza dram¨¢tica extraordinaria y el de una cohesi¨®n y una unidad estil¨ªstica decidida por la narraci¨®n del evangelista, el m¨¢s largo y genial recitativo de cuantos se han escrito para obras del g¨¦nero religioso-representativo.
Y el tenor Uwe Heilmann hizo una perfecta creaci¨®n de tan formidable parte: la de un conductor que no se limita a narrar el Evangelio, sino que se compromete, en todos sus afectos y emociones, con el texto evang¨¦lico.
La soprano Helen Donath ray¨® a m¨¢xima altura en todos sus recitativos y arias, desde Sangra pues, querido coraz¨®n a Por mi amor quiere morir Jes¨²s. La emoci¨®n est¨¢ en el timbre de la voz y en la curva del fraseo, fieles reflejos del qu¨¦ y el c¨®mo de cuanto se canta.
Verdaderamente hermoso es el color vocal de la mezzo Jadwiga Rappe, que alcanz¨® una cima de m¨¢xima expresividad en ?Oh, G¨®lgota!, y precioso todo el discurso de Jes¨²s a cargo del bajo Peter Lika, tan bello, palabra por palabra, frase a frase, como cohesionado para definir con serenidad extrema la figura del redentor.
Detallismo
Otro bajo, Thomas Quastoff, tuvo a su cargo las arias y otras intervenciones, resueltas siempre con un raro atractivo, un tr¨¦molo cordial (que no vocal) de aut¨¦ntico maestro. En fin, Aldo Baldin, con todo y mantener el nivel general y poseer una importante materia de tenor, se separ¨® un tanto del estilo general.El coro y la orquesta Nacional trabajaron con cuidado detallismo, as¨ª como la escolan¨ªa que dirige C¨¦sar S¨¢nchez. Todos los solos ¨ªnstrumentales acreditaron la categor¨ªa de quienes los asumieron con dominio t¨¦cnico y perfecto estilo. El ¨¦xito fue grande en consonancia con los valores de la interpretaci¨®n.
Babelia
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