Lorengar, la espa?ola de Berl¨ªn

Ni siquiera la festividad del domingo de ramos, con la consiguiente fuga vacacional, impidi¨® que una gran cantidad de p¨²blico acudiera a la Zarzuela para aplaudir, bravear y piropear a una de nuestras cantantes m¨¢s queridas y valiosas: Pilar Lorengar (Zaragoza, 1928). Pilar se mantiene como se?ora del canto, sin concesiones f¨¢ciles, sin cambio de vestuario a lo largo del recital, y en lo vocal conserva el frescor de su voz, de naturaleza levemente vibrada, como fue la de Superv¨ªa, su hacer sobrio y expresivo, su buen fraseo, su intenci¨®n clara y mesurada y su gracia natural.Y es que Lorengar no s¨®lo tuvo desde jovenc¨ªsima unos medios vocales importantes, tambi¨¦n ha sabido trazar firmemente la biograf¨ªa que hace varias d¨¦cadas decidi¨®; ha sabido perfeccionar su dicci¨®n. Y ha sabido conducir su carrera por los caminos m¨¢s convenientes.

Si los berlineses adoran a Pilar, prima donna absoluta de su ¨®pera desde 1959, los madrile?os no la olvidan. Su recital de anteayer, en compa?¨ªa de Miguel Zanetti en una de sus mejores tardes, lo demuestra claramente.

Tras dos ejemplos contrastados del Setecientos italiano -Vivaldi y Pergolesi-, escuchamos los bell¨ªsimos pentagramas de Pablo Esteve en Alma, sintamos, y el decisivo triunfo de Literes en Confiado jilguerillo. En el centro, Schumann y Wolff, con un v¨¦rtice de especial calidad en ?Conoces el pa¨ªs?, sobre versos de Goethe, sentido, expresado y cantado magistralmente. Granados, Mompou y Turina fueron raz¨®n de nuevos aciertos de Pilar Lorengar, y como coda cuatro o cinco propinas insistentemente solicitadas. Son pocas las visitas de Lorengar a Espa?a. Bien est¨¢ que retorne a su Berl¨ªn habitual con el homenaje de los madrile?os a toda una biograf¨ªa que continuar¨¢ con muchos cap¨ªtulos brillantes.