Voto indeciso en Per¨²
LAS ELECCIONES presidenciales en Per¨² han significado el fracaso rotundo de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), que, despu¨¦s de cinco a?os de presidencia de Alan Garc¨ªa, ha perdido los dos tercios de sus votos. Sanci¨®n l¨®gica a una pol¨ªtica que, lejos de aportar mejoras, ha hundido al pa¨ªs en una terrible cat¨¢strofe. Pero ese fracaso aprista no se ha traducido, como todo el mundo pensaba, en una victoria aplastante de Vargas Llosa, que, con su prestigio de escritor de fama internacional, encabeza una coalici¨®n de los partidos del centro y de la derecha. La gran sorpresa ha sido el rapid¨ªsimo ascenso de Alberto Fujimori, un candidato totalmente desconocido hace tres semanas, pero que ha obtenido una votaci¨®n cercana a la del escritor. Tal resultado impone -si los dos candidatos no se ponen de acuerdo para evitarlo- una segunda vuelta en la que Fujimori, menos comprometido con la derecha tradicional, obtendr¨ªa con toda seguridad los votos apristas e izquierdistas.?A qu¨¦ se debe el ¨¦xito de Fujimori? Coincidiendo con Vargas Llosa en la necesidad de un retorno a la econom¨ªa liberal, centr¨® su campa?a en la urgencia de medidas para aliviar la pobreza, insistiendo en que la lucha contra el terrorismo exige elevar las condiciones de vida de los despose¨ªdos. Pero las f¨®rmulas simplistas, eficaces electoralmente, no permiten saber hasta qu¨¦ punto Fujimori tiene una pol¨ªtica capaz de mejorar de verdad una situaci¨®n calamitosa. Ser¨ªa lamentable que al populismo del APRA le sucediese un populismo m¨¢s derechista.
Vuelta a empezar
DESPU?S DE las elecciones, en las que Nueva Democracia ha obtenido exactamente la mitad de los esca?os del Parlamento, el l¨ªder conservador Constantino Mitsotakis podr¨¢ encabezar el nuevo Gobierno gracias al apoyo de un peque?o partido, Diana, que se desgaj¨® hace alg¨²n tiempo de las filas del gran partido de la derecha. Pero ello no borra las dudas acerca de si la C¨¢mara reci¨¦n elegida ser¨¢ capaz de garantizar la estabilidad pol¨ªtica. Grecia ha vivido casi un a?o de interinidad, durante el cual ha asistido a experimentos pol¨ªticos sorprendentes. Primero fue el intento concertado de la derecha y de los comunistas -que les llev¨® incluso a gobernar juntos- de eliminar al l¨ªder socialista, Andreas Papandreu, y a su partido, el PASOK, con una gran campa?a sobre corrupci¨®n y tr¨¢fico de influencias. Despu¨¦s ha habido un per¨ªodo de gobierno de amplia coalici¨®n, en el que han gobernado juntos los partidos que poco antes se hab¨ªan combatido encarnizadamente.El primer beneficiario ha sido la derecha, que ahora accede al Gobierno, si bien con una base parlamentaria muy precaria. En cuanto al PASOK, ha sufrido un retroceso en las ¨²ltimas elecciones, pero no muy acusado: sigue siendo la gran fuerza de la izquierda, con influencia en el campo y con un peso parlamentario considerable. El retroceso de la Coalici¨®n de Izquierda -comunistas y progresistas- ha sido peque?o en votos, si bien ha perdido dos diputados. En todo caso, lo que se ha alejado de manera clara de la escena griega, al menos por ahora, es la perspectiva de un Gobierno de izquierda que Papandreu hab¨ªa esbozado antes de las elecciones.
Con una inflaci¨®n del 18% y una deuda exterior de 25.000 millones de d¨®lares, el Gobierno que se haga cargo del poder en Atenas tendr¨¢ que realizar una pol¨ªtica severa para que Grecia pueda asumir las consecuencias del mercado ¨²nico de 1993. Si Mitsotakis logra esta vez asumir la jefatura del Gobierno, tendr¨¢ que afrontar momentos dif¨ªciles y hacer gala de grandes dotes de estadista para salir adelante.
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