El Papa, en el Este
LA VISITA del Papa a Checoslovaquia es -dejando de lado sus visitas a Polonia, que tanto contribuyeron a crear el clima del cambio- el primer viaje que realiza Juan Pablo II a los pa¨ªses del Este en esta nueva etapa de la historia europea. No es casual que Checoslovaquia haya sido escogida para esa primera visita. All¨ª la Iglesia, despu¨¦s de haber sufrido persecuciones particularmente graves, tom¨® parte activa -con el anciano cardenal Tornasheka a la cabeza- en la revoluci¨®n popular que ha puesto fin al viejo sistema. Seguir¨¢n visitas a Hungr¨ªa y a otros pa¨ªses. Estos viajes se realizan en un momento en el que en Praga y en otras capitales se dan los primeros pasos en la edificaci¨®n de un nuevo sistema pol¨ªtico democr¨¢tico. Entre los nuevos partidos que surgen, los que proclaman su inspiraci¨®n en los principios del cristianismo obtienen -como se ha comprobado en la RDA y en Hungr¨ªa- un ampl¨ªsimo respaldo popular. Ello refleja, al margen de otros factores, un aumento considerable del peso de la Iglesia en esa parte de Europa.El cambio en la situaci¨®n de la Iglesia en los pa¨ªses del este europeo ha sido espectacular. Despu¨¦s de d¨¦cadas de cortapisas o persecuciones, disfruta de una gran libertad: se abren nuevas iglesias, seminarios para la formaci¨®n de sacerdotes y las jerarqu¨ªas eclesi¨¢sticas vuelven a desempe?ar un papel social importante. Por primera vez desde hace m¨¢s de 50 a?os, el Papa puede designar libremente obispos en varios pa¨ªses. Se produce tambi¨¦n un rebrote de la pr¨¢ctica y de los sentimientos religiosos, particularmente notable entre la juventud. Uno de los efectos que tienen el fracaso del socialismo real y el hundimiento de la ideolog¨ªa que lo sustentaba es que sectores de las j¨®venes generaciones buscan en la religi¨®n la respuesta a sus angustias y problemas, coincidiendo con un porvenir confuso cuando no sombr¨ªo. Si bien en la RDA la Iglesia evang¨¦lica ha desempe?ado un papel especial en el cambio pol¨ªtico -y varios de sus pastores ocupan altos cargos en el nuevo Gobierno-, en t¨¦rminos generales no cabe duda de que la Iglesia cat¨®lica, con su enorme influencia en Polonia, Hungr¨ªa y Checoslovaquia, es la que puede beneficiarse en mayor medida de este resurgir religioso.
En ese marcose ha producido el deshielo diplom¨¢tico. Durante el ¨²ltimo a?o, el Vaticano restableci¨® relaciones diplom¨¢ticas con Polonia, Hungr¨ªa y Checoslovaquia. En cuanto a la URS S, despu¨¦s de la visita hist¨®rica de Gorbachov al Papa hace cuatro meses, Mosc¨² y el Vaticano decidieron, el pasado marzo, intercambiar representantes, sin que signifique que se hayan disipado todos los puntos conflictivos.
En la actualidad, el esfuerzo de Lituania por imponer su independencia afecta directamente al Papa, ya que se trata de la ¨²nica rep¨²blica de la URSS en la que el catolicismo es, con gran diferencia, la religi¨®n dominante. En esta coyuntura, Juan Pablo II ha insistido en la necesidad del di¨¢logo y ha hecho ofertas discretas de mediaci¨®n, a la vez que expresaba su simpat¨ªa por los lituarios. Es obvio que una mediaci¨®n oficial del Romano Pont¨ªfice no es imaginable en estos momentos, pero la diplomacia tiene caminos muy diversos. El hecho de que un asesor directo de Gorbachov, Vadim Sagladin, haya sido recibido por el Papa en los ¨²ltimos d¨ªas parece indicar el inter¨¦s de Mosc¨² en que la Iglesia desempe?e un papel moderador.
Otros problemas conflictivos, como el de los uniatas de Ucrania, dificultan las relaciones de Roma con Mosc¨². Pero en ese caso la intransigencia parte m¨¢s bien de la Iglesia ortodoxa rusa que del poder pol¨ªtico. Al Gobierno de la URSS le interesa hacer concesiones en el orden religioso si evita as¨ª que la Iglesia apoye los nacionalismos m¨¢s radicales.
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