Una feria sin caballos
La peste equina dejar¨¢ este a?o el Real de Sevilla como unos 'sanfermines' sin toros o las fallas sin 'ninots'
La peste equina, que en Andaluc¨ªa ha demostrado ser terca como una mula, dejar¨¢ sin caballos la Feria de Abril sevillana de 1990, que es como dejar los sanfermines sin toros o las fallas sin ninots. Ni el tiro de mulas con cocheros vestidos a la ronde?a de la duquesa de Alba, ni los jamelgos alquilados por caballeros de ocasi¨®n, ni, por supuesto, el famoso caballo de Juan Guerra, pisar¨¢n este a?o el rubio albero del Real de la Feria. La peste equina, que los desvar¨ªos de las autoridades y la insensatez de algunos propipietarlos han dado cabalgar a su antojo, ser¨¢ la culpable de que se pierda "uno de los tiempos de la est¨¦tica de la feria", en palabras del concejal sevillano de Fiestas Mayores, Manuel Fern¨¢ndez Floranes.
No habr¨¢ alaz¨¢n, corcel, jaco, potro, brid¨®n, rocinante, caballo, montura, cuadr¨²pedo, mulo o jamelgo que ose trotar por el Real de la Feria. De eso se encargar¨¢n Guardia Civil, Polic¨ªa Nacional y Local, que tienen ¨®rdenes estrictas de evitar la concentraci¨®n de ¨¦quidos, despu¨¦s de que el terrible mal de las cuatro patas haya terminado en a?o y medio con la vida de m¨¢s de un millar de caballos en Andaluc¨ªa.Miedo al contagio
Escarmentados, los responsables del Gobierno andaluz han decidido ganar en terquedad a la peste. El a?o pasado la Consejer¨ªa de Agricultura de la Junta de Andaluc¨ªa se apresur¨® a declarar extinguida la epidemia para que el esplendor de la fiesta no se resintiese, y los resultados no pudieron ser m¨¢s desastrosos.
El miedo al contagio provoc¨® que los se?oritos de toda la vida, caballeros con curr¨ªculo y propietarios de jacos. con pedigr¨ª, reservaran sus monturas por la amenaza del virus. El efecto, deprimente. El paseo de caballos estuvo plagado de jacos escu¨¢lidos, borrachos de virus, semiagonizantes, carne de alquiler y de jinetes inexpertos que, en alguna que otra dolorosa ocasi¨®n, terminaron sus vidas agonizando entre casetas y farolillos de colores.
Sevilla, que el a?o pasado sufri¨® una prueba de laboratorio de lo que puede ser una Feria de Abril sin caballos, vivir¨¢ desde ma?ana y a lo largo de toda la semana, y por primera vez en su historia, una profunda transformaci¨®n de los usos y costumbres de la fiesta, del modus disfrutandi de casi un mill¨®n de sevillanos en el estado de excepci¨®n del jolgorio.
Adem¨¢s del quebranto est¨¦tico, la prohibici¨®n de caballos en la Fiesta de Sevilla ha desbocado la pol¨¦mica, abierta desde que los primeros virus atacaron los establos, entre propietarios y Administraci¨®n. La Asociaci¨®n de Criadores de Caballos de Pura Raza Espa?ola ha reforzado su reivindicaci¨®n de que se ampl¨ªen los supuestos en los que se permiten las movilizaciones.
Los criadores, a los que la medida adoptada supondr¨¢ graves perjuicios econ¨®micos -que, sin embargo, eluden cuantificar-, quieren mover a los caballos con papeles, es decir, a los que est¨¦n vacunados y posean la correspondiente tarjeta sanitaria.
Los ganaderos est¨¢n indignados. El motivo, adem¨¢s de la impotencia por una enfermedad que mina sus cuadras, son las "extremadas medidas preventivas" que est¨¢ tomando la Administraci¨®n, que contrasta con la timidez inicial. Dos ejemplos. Francisco Lazo, hermano del diputado socialista Alfonso Lazo y uno de los ganaderos m¨¢s perjudicados al verse cibligado a sacrificar a 19 caballos de pura raza, determina: "La Junta fue lenta y sigue si¨¦ndolo, ya que no va a terminar el chequeo serol¨®gico hasta finales de este a?o. Es muy dificil estimar las p¨¦rdidas econ¨®micas y nadie se atreve a dar cifras. Antes del brote de peste equina vend¨ªa todos los a?os unos 14 caballos, a una media de dos millones cada uno, pero en los ¨²ltimos dos a?os tan s¨®lo he podido vender un animal". La otra prueba de la indignaci¨®n ganadera. Pedro Longo, propietario de la yeguada de Santa Mar¨ªa, en Sanl¨²car la Mayor (Sevilla): "El Gobierno andaluz ha tratado la enfermedad de una forma confusa y oscurantista a la hora de informar al sector ganadero de la evoluci¨®n de la enfermedad".
Adem¨¢s del tradicional paseo de caballos y del floreciente concurso de enganches que en los ¨²ltimos a?os se hab¨ªa venido celebrando en la Real Maestranza, la ausencia de ¨¦quidos ha provocado la susper¨ªsi¨®n de muchas reservas de hotel. Este a?o, por primera vez en mucho tiempo, sobrar¨¢n algunos alojamientos en la ciudad. Por ejemplo, hoy, domingo, todav¨ªa hay hoteles en Sevilla que tienen habitaciones libres para la semana que comienza.Coches de alquiler
Los feriantes, nativos o for¨¢neos, deber¨¢n conformarse con los coches de caballos de alquiler que durante todo el a?o pasean a los turistas por Sevilla. Los coches de caballos, cuyas cuadras est¨¢n situadas en las que iban a ser cocheras del metro -infraestructura del transporte, al fin y al cabo-, ser¨¢n reforzados con un centenar de coches de alquiler llegados de las localidades cercanas. Lo m¨¢s curioso es el sistema ideado por los responsables municipales para evitar la concentraci¨®n de caballos. A los cocheros con licencia se les permitir¨¢ el acceso al Real; ahora bien, no podr¨¢n parar sus veh¨ªculos, para evitar que sus jacos confraternicen e intercambien virus.
Los usuarios, por tanto, deber¨¢n utilizar la m¨¢s extremada pericia para, venciendo la dificultad a?adida de la incomodidad de los trajes de flamenca, poder subir a un carro en movimiento. Los responsables inunicipales anuncian cuantiosas multas para quienes contravengan esta norma.
La terquedad de la peste difuminar¨¢ este a?o los dos tiempos de vida en la feria. En el primero, con la luz y el calor del generoso sol del Sur, los feriantes se entregaban a los placeres del vino Fino y del baile por sevillanas fuera. de la caseta; las calles del Rcal eran inicio y final del galanteo a caballo, del espect¨¢culo ecuestre, en el que, excepciones aparte, las clases sociales estaban separadas por la altura de un caballo. Por la noche, sin embargo, las calles del Real se convert¨ªan tan s¨®lo en lugar de paso, en camino alegre de caseta a caseta. Este a?o la peste equir¨ªa tendr¨¢ la culpa; d¨ªa y noche observar¨¢n parecida actividad. Este a?o todos ser¨¢n de infanter¨ªa en la feria de Sevilla.
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