Coyuntura y largo plazo, la duda razonable
JAVIER ECHENAGUSIA FELIPE MANCH?N y FERNANDO PRATSEl 93 ser¨¢ la prueba del nueve del 92. En un mundo que se reestructura de forma acelerada, Europa lo hace doblemente desde la constataci¨®n de que el mercado ¨²nico se ha quedado peque?o tras la brusca irrupci¨®n de los pa¨ªses del Este. Para el a?o 2000, una vez superados los parapetos de las econom¨ªas nacionales, las ciudades y regiones europeas, que ya compiten entre s¨ª como espacios socioecon¨®micos aut¨®nomos, habr¨¢n establecido un nuevo tablero de juego en el que cada pieza se esfuerza en mejorar sus posiciones de partida. Y, en buena medida, su situaci¨®n relativa en este futuro inmediato depender¨¢ de la capacidad que demuestren en la articulaci¨®n de estrategias concretas, del apoyo social que ¨¦stas sean capaces de suscitar y de la destreza con que se desplieguen.Quiere decirse que los proyectos estrat¨¦gicos regionales, am¨¦n de necesarios, han dejado de ser ejercicios de gabinete para convertirse en procesos abiertos de concertaci¨®n con capacidad de integrar y generar iniciativas complejas. Y es el caso que en Madrid, salvo valiosas iniciativas aisladas, poco de esto parece darse. Se advierte un inter¨¦s escaso -en cualquier caso, un retraso alarmante- por elevarse sobre contingencias cotidianas e intereses de grupo para articular un proyecto estrat¨¦gico capaz de vincularse con ventaja a este proceso de cambio, tratando de dar soluciones a los problemas de fondo que aquejan a los madrile?os. Madrid es hoy una metr¨®polis en el Sur sin norte definido.
La bondad de algunos " indicadores econ¨®micos de coyuntura quieren tranquilizarnos. Todo va, aun a pesar de los desajustes de un modelo de crecimiento que probar¨ªa su eficiencia en el incremento del nivel de renta y la capacidad de consumo de la sociedad madrile?a tomada en su conjunto. No en vano el PIB regional crece por encima de ese milagroso 5% de media nacional y la inversi¨®n extranjera aumenta cada a?o que pasa. La inserci¨®n de la econom¨ªa madrile?a en la mundial parece ya una realidad irreversible.
Sin embargo, algunos datos oscurecen el balance, record¨¢ndonos que fen¨®menos coyunturales pueden maquillar la persistencia de fuertes problemas estructurales a¨²n no resueltos. La encuesta realizada por Promadrid entre un significado n¨²mero de empresarios extranjeros, por ejemplo, situaba a Madrid en un discret¨ªsimo octavo puesto en cuanto a satisfacci¨®n de criterios de localizaci¨®n de inversiones estrat¨¦gicas. Por su parte, el ¨ªndice sint¨¦tico de la CE la coloca en el d¨¦cimo lugar de las 12 capitales europeas en cuanto a capacidad econ¨®mica.
Ciudad adnministrativa
La CEIM (Confederaci¨®n de Empresarios de Madrid) sigue considerando a Madrid como una ciudad administrativa con una diversificaci¨®n industrial y de servicios orientada hacia el mercado local o espa?ol". Los empresarios llegan a poner en duda que Madrid sea una "ciudad internacional" e incluso califican de "espejismo" la actual reactivaci¨®n econ¨®mica madrile?a.
Jos¨¦ Manuel Naredo ha advertido en diferentes trabajos c¨®mo este auge econ¨®mico madrile?o contiene una fuerte componente especulativa y coyuntural, gestada al calor de las oportunidades que ofrec¨ªan las reestructuraciones inmobiliarias y financieras. Las enormes plusval¨ªas obtenidas a trav¨¦s de la especulaci¨®n inmobiliaria o la compraventa de otros activos explicar¨ªan as¨ª esos aderezos de Eldorado que caracterizan en parte la realidad sociecon¨®mica madrile?a.
Sin pretender aguar la fiesta, son ¨¦stas algunas llamadas de atenci¨®n. Que se crezca no significa siempre que se haga bien ni que dicho crecimiento sea s¨®lido, sostenido en el tiempo y equilibrado. Y si no que se lo pregunten al boom inmobiliario de los ¨²ltimos a?os.
Si se comparan algunos de los requisitos b¨¢sicos que permiten situarse en el ranking de ciudades y regiones que compiten por acoger actividades econ¨®micamente estrat¨¦gicas con el balance que arroja en cada uno de ellos la realidad madrile?a, el resultado es preocupante.
Un primer factor a considerar es la cualificaci¨®n de nuestra inserci¨®n en el mercado mundial y en sus sistemas de informaci¨®n e innovaci¨®n tecnol¨®gica. Aqu¨ª se puede decir que ni siquiera tenemos hoy resueltas las m¨ªnimas conexiones e infraestructuras b¨¢sicas en materia de telecomunicaciones y transportes. No se trata s¨®lo de que la Red Digital de Servicios Integrados (RDSI) vaya con retraso, de forma que no se comercializar¨¢ antes de 1991 en banda estrecha -hasta1995 en banda ancha-, sin que est¨¦ definido a¨²n el c¨®mo y cu¨¢ndo de su integraci¨®n en los correspondientes circuitos europeos. Es que, para chirigota de propios y extra?os, la haza?a de conseguir una l¨ªnea telef¨®nica y que ¨¦sta funcione hace que la informaci¨®n fiable y en tiempo real, b¨¢sica para cualquier actividad, resulte una broma, una quimera o el fruto del azar.
Recursos humanos
Tampoco sale mejor parado el sistema de transportes: la red de autov¨ªas se ha concebido con criterios restrictivos y no empezar¨¢ a ser operativa hasta 1992 como poco; el TAV va a¨²n para m¨¢s largo, y el futuro sistema aeroportuario, clave para corregir la situaci¨®n distante y exc¨¦ntrica de Madrid con respecto a Europa, sigue sin definirse, entre la amenaza del colapso y la casi inaccesibilidad a corto plazo. Y el problema no s¨®lo es de conexi¨®n con Europa, sino con las ciudades medias espa?olas y el entorno suprarregional que Madrid debiera articular.
Un segundo aspecto a considerar es la relativa debilidad del tejido cient¨ªfico-t¨¦cnico empresarial y laboral regional capaz de ensamblar capacidad, centros especializados y empresas de vanguardia. El factor humano, clave para el desarrollo, recibe una atenci¨®n insuficiente. El capital disponible para estimular la innovaci¨®n -a pesar de los 12.000 millones de pesetas del elogiable Plan Regional de Investigaci¨®n- es rid¨ªculamente escaso y en todo caso de diricil acceso. De la misma forma que los recursos empresariales destinados a I+D son desproporcionadamente bajos, a la vez que la participaci¨®n de la industria regional en los proyectos punta europeos deja mucho que desear.
El solo dato de que en el ranking de los centros docentes y de investigaci¨®n internacionales no figure ninguno ubicado en Madrid es significativo.
Tampoco la preparaci¨®n de los cuadros medios t¨¦cnicos y administrativos est¨¢ al nivel de satisfacer las demandas de un mercado de trabajo en constante evoluci¨®n y cambio. Llevamos m¨¢s de 20 a?os de retraso en la reforma del sistema educativo no universitario y la ense?anza no reglada es de muy baja calidad. Esto explica que el paro madrile?o conviva con las serias dificultades con que muchas empresas tropiezan para cubrir nuevos puestos de trabajo. Tampoco es casual que, en relaci¨®n a la formaci¨®n de recursos humanos, el World Management Forum nos coloque entre los ¨²ltimos pa¨ªses de la OCDE.
En tercer lugar hay que referirse al efecto desincentivador de la mala calidad del conjunto de los servicios y la ineficacia de ciertas administraciones p¨²blicas. Telef¨®nica, Correos, el suministro el¨¦ctrico y energ¨¦tico, ciertas tramitaciones administrativas, etc¨¦tera, terminan por componer un marco capaz de aburrir y expulsar al m¨¢s audaz de los proyectos. Recu¨¦rdese que la ventanilla ¨²nica pensada desde el propio Gobierno regional para agilizar la tramitaci¨®n burocr¨¢tica hubo de cerrar tras reconocer su incapacidad para superar la irracionalidad administrativa que, en teor¨ªa, deber¨ªa solventar.
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