No se puede liquidar a un pueblo
El autor de este art¨ªculo sugiere que el problema fundamental de Argentina "no es de liderazgo pol¨ªtico personal ni tampoco de simple eficacia en la gesti¨®n econ¨®mica, sino m¨¢s bien del proyecto social o dise?o de pa¨ªs a que se aspira".
A poco m¨¢s de ocho meses desde que Carlos Menem asumiera el cargo de presidente de la Rep¨²blica Argentina la situaci¨®n del pa¨ªs, social y pol¨ªtica, es m¨¢s cr¨ªtica que en aquel momento. M¨¢s a¨²n, si no se modifica la actual pol¨ªtica econ¨®mica es previsible que contin¨²e agrav¨¢ndose.Despu¨¦s de un breve per¨ªodo de estabilidad aparente reaparecieron las crisis que fueran frecuentes durante el mandato de Ra¨²l Alfons¨ªn. En diciembre, en un intento de controlar la hiperinflaci¨®n asociada con recesi¨®n, el Gobierno adopt¨® medidas antiinflacionistas de choque, monetaristas, que apenas resultaron efectivas en el muy corto plazo, pero a costa de acentuar la recesi¨®n. En febrero las revueltas del hambre indicaban que en el otrora granero del mundo faltaba el pan. Ante esta situaci¨®n, el Gobierno se limit¨® a culpar a la izquierda y firmar un decreto que autoriza a las Fuerzas Armadas a intervenir en casos de "conmoci¨®n interna". Simult¨¢neamente, Menem confirm¨® la continuidad de la pol¨ªtica econ¨®mica e invit¨® a Eduardo Angeloz, ex candidato radical para la presidencia, a incorporarse al Gobierno.
La involuci¨®n de Argentina de las ¨²ltimas d¨¦cadas sugiere, sin embargo, que el problema del pa¨ªs no es de liderazgo pol¨ªtico personal ni tampoco de simple eficacia en la gesti¨®n econ¨®mica, sino m¨¢s bien del proyecto social o dise?o de pa¨ªs a que se aspira. En este aspecto, no se evidencian diferencias significativas entre el proyecto impl¨ªcito en la pol¨ªtica aplicada por Menem y el que expl¨ªcitamente propone Angeloz. Tampoco hay divergencias importantes entre la orientaci¨®n econ¨®mica de ambos y la vigente en Argentina desde el golpe militar de 1976. En su formulaci¨®n te¨®rica refleja una visi¨®n simplificada y elitista de la realidad del pa¨ªs, a partir de una interpretaci¨®n dogm¨¢tica del paradigma econ¨®mico neoliberal y en la pr¨¢ctica se manifiesta en la aplicaci¨®n mecanicista de criterios propios de este enfoque. A partir del mismo se afirma que la soluci¨®n a los graves y diversos problemas de la econom¨ªa se encuentra en el simple "funcionamiento de los mecanismos de mercado" en ut¨®picas condiciones de competencia perfecta. Para conseguirlo se propone como casi ¨²nica medida la "desregulaci¨®n" estatal de la econom¨ªa, entendiendo esto como simple desmantelamiento de organismos y empresas p¨²blicas. En este planteamiento que presenta al Estado como fuente de todos los males, se pretende ignorar el papel decisivo que ¨¦l mismo ha desempe?ado -y a¨²n tiene- en la industrializaci¨®n de los pa¨ªses desarrollados. Tambi¨¦n se olvida que la causa principal de la quiebra del Estado argentino es su deuda, contra¨ªda por empresas privadas y luego estatizada mediante mecanismos de dudosa legitimidad. En realidad, el aumento del peso relativo en la econom¨ªa se debe fundamentalmente a la devastaci¨®n industrial provocada por las pol¨ªticas aplicadas. (El porcentaje que representa el gasto p¨²blico argentino en relaci¨®n con el PIB es similar al de Espa?a. Aunque es cierto que algunos sectores de la Administraci¨®n son ineficientes o est¨¢n sobredimensionados, otros -como Educaci¨®n- funcionan por encima de sus posibilidades si se consideran los sueldos de los trabajadores y los medios con que cuentan. En s¨ªntesis, no se trata de reducir el gasto p¨²blico, sino de reestructurarlo.)
Por otra parte, la evidencia emp¨ªrica demuestra que en Argentina la regulaci¨®n de la econom¨ªa no es esencialmente de tipo institucional p¨²blico, sino privado, mediante el control oligop¨®lico de los mercados por parte de un reducido conjunto de empresas transnacionalizadas que controlan tambi¨¦n las relaciones econ¨®micas y financieras con el exterior. (M¨¢s del 70% de la producci¨®n industrial se genera en ramas de alto grado de concentraci¨®n empresarial. Los grupos transnacionalizados producen el 60% de la misma y aportan dos tercios del comercio exterior.) En estas condiciones, la ausencia absoluta del Estado en la actividad econ¨®mica contribuir¨ªa a consolidar el control de la misma por parte del bloque oligop¨®lico dominante y acentuar los desequilibrios. (La permanente inestabilidad de los mercados argentinos es la expresi¨®n de la puja entre distintas fracciones que conforman dicho bloque en el intento de conseguir mayores cuotas de mercado.)
El bloque empresarial dominante, consolidado durante la ¨²ltima dictadura militar, impone un ordenamiento extrovertido de la econom¨ªa: creaci¨®n de riqueza en el pa¨ªs -gracias a baj¨ªsimos salarios y rentas reducidas de las empresas no monop¨®licas- que se env¨ªa al exterior v¨ªa exportaci¨®n de bienes y capitales. La principal sangr¨ªa externa de riqueza la ocasiona la transferencia de divisas para pagar los intereses de la deuda externa, que, adem¨¢s de absorber el super¨¢vit comercial (5.000 millones de d¨®lares en 19851), obliga a mayor endeudamiento para pagarlos. De lo expuesto se deduce que la causa central de la crisis argentina es la organizaci¨®n de la econom¨ªa nacional en funci¨®n del pago de la deuda y de la conveniencia de un conjunto de empresas.
Bancos acreedores
En el dise?o del sistema vigente coparticipan con el Gobierno y el bloque oligop¨®lico el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los bancos acreedores externos con el apoyo de varios gobiernos de pa¨ªses industrializados. (El FMI, que durante los a?os que la banca internacional necesitaba imperiosamente colocar sus cuantiosos excedentes financieros en Latinoam¨¦rica mantuvo una absoluta prescindencia, adopta hoy una postura activa e inflexible ante los pa¨ªses deudores, exigi¨¦ndoles dur¨ªsimas pol¨ªticas "de ajuste" como condici¨®n imprescindible para no ser desalojados del sistema econ¨®mico mundial, con el consiguiente bloqueo comercial y financiero.)
La pol¨ªtica econ¨®mica que se aplica tiene como objetivo forzar una dr¨¢stica reducci¨®n del consumo de la poblaci¨®n y del propio Gobierno, con el fin de conseguir excedentes exportables. Dado que los grupos empresariales dominantes son los que mayor capacidad exportadora poseen, el Gobierno les otorga todo tipo de concesiones y facilidades. Esta pol¨ªtica aumenta las barreras de acceso al mercado para otras empresas -adem¨¢s de la quiebra de las no monop¨®licas- y desalienta a nuevos inversores. Este desaliento se manifiesta en la continua ca¨ªda de las inversiones extranjeras directas desde 1980 y explica en buena medida el hecho de que hasta el presente no se hayan concretado operaciones en el marco de los acuerdos con Espa?a e Italia. Tambi¨¦n la ca¨ªda constante del producto nacional, el empobrecimiento de la poblaci¨®n y la virtual desintegraci¨®n social son consecuencias del tipo de organizaci¨®n econ¨®mica. Parad¨®jicamente, los ¨²nicos beneficiarios de ¨¦sta son los grupos que contrajeron la deuda externa, luego transferida al Estado, apelando a presiones del FMI y tambi¨¦n a presiones de algunos gobiernos extranjeros a instancia de los acreedores. Esta apelaci¨®n al Estado por parte de grupos de acreedores y deudores refleja una muy singular interpretaci¨®n del significado del libre funcionamiento de los mecanismos de mercado.
En estas condiciones, en Argentina no es posible la estabilidad pol¨ªtica sin un cambio de fondo en la econom¨ªa, ni es posible este cambio sin una decisi¨®n pol¨ªtica que modifique el esquema vigente. En ning¨²n caso una simple privatizaci¨®n de empresas p¨²blicas ataca la ra¨ªz del problema y ni siquiera resuelve el problema de d¨¦ficit p¨²blico. Es m¨¢s, aun en el caso de que la privatizaci¨®n fuese aceptable desde un punto de vista microecon¨®mico, deber¨ªan considerarse los efectos negativos que supone la extensi¨®n del control oligop¨®lico a actividades consideradas estrat¨¦gicas para el pa¨ªs (energ¨ªa, comunicaciones) y en las que normalmente el Estado cumple un papel regulador. Si en determinadas condiciones el mercado puede facilitar una asignaci¨®n eficiente de los recursos, no en las que se dan en Argentina en la actualidad. Los problemas de distribuci¨®n justa de la riqueza no dependen del mercado, sino de la distribuci¨®n de recursos preexistentes y del marco institucional y organizaci¨®n socioecon¨®mica vigente, y es en estos aspectos donde radican los principales problemas de Argentina.
La situaci¨®n econ¨®mica descrita se manifiesta en el terreno pol¨ªtico afectando la estabilidad democr¨¢tica y reforzando la opci¨®n de los sectores militares m¨¢s reaccionarios. Los golpistas Rico y Seineld¨ªn, de orientaci¨®n filofascista, recorren el pa¨ªs denunciando ante empresarios y trabajadores el car¨¢cter antinacional de la actual pol¨ªtica, sentimiento que se extiende entre la poblaci¨®n. No es dif¨ªcil comprender el eco que encuentran si se tiene en cuenta que para los argentinos es inaceptable que se pase hambre en un pa¨ªs excedentario en alimentos (el 56% de las exportaciones son alimentos), que se carezca de luz cuando Argentina es autosuficiente en energ¨ªa o que no se pueda acceder a un empleo contando con una excelente capacitaci¨®n. El mantenimiento de la actual pol¨ªtica econ¨®mica puede no suponer el riesgo de un golpe de Estado, pues la c¨²pula militar la apoya, pero s¨ª implica un riesgo mayor: que facilite un pr¨®ximo triunfo electoral de los militares nacionalistas, en una aut¨¦ntica reedici¨®n del proceso que llev¨® a los alemanes en 1933 a elegir democr¨¢ticamente a Hitler como su canciller.
Pagar la deuda
Quienes durante estos a?os, anteponiendo los beneficios de las cuentas de resultado de los bancos, insistieron en que "la deuda se debe pagar", tienen la oportunidad de reflexionar acerca de su responsabilidad en la potenciaci¨®n de opciones autoritarias.
En las actuales condiciones, un proyecto que pretenda ser un nuevo punto de partida requiere un acuerdo genuinamente democr¨¢tico, que abandone el actual objetivo econ¨®mico, consistente en pagar la deuda externa a cualquier precio, otorgando alta rentabilidad a un reducido conjunto empresarial y oriente la econom¨ªa a satisfacer prioritariamente las necesidades de la poblaci¨®n, exportando s¨®lo los excedentes reales. Esto no significa desvincular el pa¨ªs del sistema mundial.
Se tratar¨ªa de dar prioridad a las necesidades sociales internas y rechazar la idea de que el pago de una deuda justifica la liquidaci¨®n f¨ªsica y cultural de un pueblo. Para los acreedores externos, significa que deber¨¢n someterse a las leyes del mercado, una de las cuales es precisamente asumir el riesgo empresarial, por lo que un pr¨¦stamo hecho a una empresa no se debe reclamar a ning¨²n Estado, ni al del deudor ni al de sus pa¨ªses, deben asumir por tanto las consecuencias de su incorrecta pol¨ªtica crediticia.
A la luz de las condiciones existentes, estas sugerencias pueden resultar absurdas o ingenuas. Lo cierto es que de momento el pragmatismo puro empuja a los argentinos por el camino del hambre y el fascismo. La responsabilidad sobre su futuro nos involucra a todos, a menos que se conciba la democracia como un sistema que para sostener n¨²cleos de libertad y bienestar, al estilo de los foros de la antigua Roma, requiera de una gran periferia bajo el autoritarismo y la miseria.
es profesor titular en la Universidad Complutense de Madrid.
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