Los platos rotos del modelo
En este momento en que el discurso econ¨®mico invade todas las estancias, es oportuno reclamar la atenci¨®n hacia otras cuestiones. Por ejemplo, el tipo de desarrollo que se pretende, el modelo territorial que implica, los costes sociales y los desajustes que genera. Ya se ha dicho que, en ¨²ltima instancia, una estrategia regional, la que sea, por encima de perseguir la pura eficiencia, cobra sentido si procura unas mejores condiciones de vida para el conjunto de la poblaci¨®n.Los costes del crecimiento
Si Madrid camina o no hacia una sociedad dual es una interrogante crucial a la que la actual fase de expansi¨®n econ¨®mica incorpora nuevos elementos. Si en tiempos de crisis el empobrecimiento se generaliza, por m¨¢s que afecte en mayor grado a unos colectivos que a otros, en la bonanza el proceso es m¨¢s complejo. Por utilizar un lenguaje en desuso, es preciso saber cu¨¢ntos pobres y ricos hay en Madrid, en qu¨¦ cuant¨ªa lo son, qu¨¦ distancia les separa y, sobre todo, en base a qu¨¦ mecanismos y con qu¨¦ ritmos se configuran ambos colectivos.
- Del estudio realizado por EDIS para C¨¢ritas sobre la poblaci¨®n madrile?a se desprende que nada menos que un 14,51%. de las familias est¨¢ por debajo del umbral de la pobreza, disponiendo tan s¨®lo del 4,5% de la renta total madrile?a. En el otro extremo, el 9,5% de la poblaci¨®n acapara el 25% de la renta.
- A pesar de los altos ritmos de crecimiento del PIB regional, en Madrid persiste un nivel de desempleo superior al 15% de la poblaci¨®n activa. En el caso de los parados de edad madura es dif¨ªcil volver a enganchar con el mercado de trabajo.
- Aparecen al menos otros tres colectivos de poblaci¨®n sujetos a condiciones de vida especialmente duras: los j¨®venes perif¨¦ricos, la tercera edad y los sectores marginados por razones espec¨ªficas: minor¨ªas ¨¦tnicas, inmigrantes, inadaptados, drogadictos, etc¨¦tera.
- A la fragmentaci¨®n social se une la segregaci¨®n espacial. El eje de la Castellana no pasa por Villaverde, Fuenlabrada o Parla. Y es sabido hasta qu¨¦ punto los procesos de marginaci¨®n son acumulativos: educaci¨®n deficiente, baja capacitaci¨®n laboral, m¨ªnima renta, entorno social degradado, vivienda inadecuada...
Con seguridad que estos datos pecan de ingenuos. La capacidad de ocultaci¨®n de rentas de los sectores m¨¢s solventes de la poblaci¨®n es inmensa, y un dato puede ser la no afloraci¨®n fiscal, ni en renta ni en patrimonio, de las plusval¨ªas bimillonarias que el reciente boom especulativo financiero e inmobiliario ha generado en Madrid. ?D¨®nde est¨¢n esos 20 billones de pesetas en que, seg¨²n Naredo, se ha revalorizado el patrimonio inmobiliario madrile?o durante el trienio 1985-1988? La magnitud de las cifras cobra su verdadera dimensi¨®n si se tiene en cuenta que la remuneraci¨®n de todos los asalariados regionales es de 2,1 billones de pesetas.
La vivienda como paradigma
El famoso boom inmobiliario que tanto encandil¨® a tantos ha impuesto una nueva frontera: la que separa a quienes disponen de una vivienda de los que no. Se trata, sin duda, del problema estructural m¨¢s grave que en estos momentos tiene planteado Madrid. Los datos b¨¢sicos son bien conocidos: resulta imposible encontrar una vivienda por debajo de las 200.000 pesetas el metro cuadrado en el municipio de Madrid; los escasos alquileres raramente descienden del mill¨®n de pesetas al a?o. En estas condiciones, la mitad de las familias madrile?as no podr¨ªa hoy acceder a una vivienda en condiciones. Estamos, pues, ante una sociedad con un 15% de marginaci¨®n, segmentada espacialmente, pero con un fuerte nivel de adquisici¨®n de bienes de consumo en la que el ¨²nico que est¨¢ fuera del alcance de la generalidad de las nuevas familias es precisamente el m¨¢s importante de todos: la vivienda.
Frente a esta situaci¨®n, las administraciones han reaccionado tarde y con timidez, como si costara reconocer que han quebrado abiertamente las tradicionales pol¨ªticas de suelo y vivienda, incapaces de hacer frente al problema. Cierto que empiezan a desgranarse algunas medidas: programas urgentes de oferta de suelo a precio tasado, instrumentos jur¨ªdicos (ley de Tasas, ley del Suelo), etc¨¦tera, pero parecen insuficientes ante la gravedad del problema. Contando con una oferta de alquileres de tan s¨®lo el 12% de las viviendas del pa¨ªs, para nada se plantea una moderna y potente pol¨ªtica en este sentido, mientras que la prometida y aplazada ley de Arrendamientos sigue sin ense?ar sus gracias. Tampoco se introducen cambios de envergadura en la vieja pol¨ªtica de propiedad. La inversi¨®n, claramente escasa: Espa?a destina a esta cuesti¨®n el menor porcentaje del PIB de entre los pa¨ªses de su entorno social y econ¨®mico: 0,5%, frente al 2,5%. de Francia o el 1,5% de Estados Unidos, campe¨®n de la desregulaci¨®n y el neoliberalismo rampante.
Modelo territorial
Los desequilibrios del actual modelo territorial madrile?o se han sustentado hist¨®ricamente en la saturaci¨®n y congesti¨®n del centro y la desertizaci¨®n de la periferia metropolitana. El municipio capital es un hervidero, cuyos niveles de habitabilidad y calidad de vida -un atractivo b¨¢sico para favorecer la localizaci¨®n de actividades- se encuentran bajo m¨ªnimos. No debe extra?ar que un n¨²mero importante de madrile?os (el 33%) empiece a so?ar con fijar su residencia en alg¨²n otro lugar.
La l¨®gica dominante ven¨ªa diciendo hasta ahora que toda actividad deber¨ªa ubicarse lo m¨¢s pr¨®xima al centro. El nulo atractivo que, por otra parte, ofrecen las periferias urbanas -degradaci¨®n y baja conectividad- no hace m¨¢s que reforzar esta tendencia, que act¨²a en espiral, degradando por igual, aunque con consecuencias distintas, centro y periferia.
Al menos en cuanto a planteamientos de futuro se refiere, resultan interesantes las propuestas territoriales planteadas desde el Gobierno regional madrile?o: aprovechar la actual fase expansiva de la econom¨ªa, mejorar la periferia descentralizando la localizaci¨®n de actividades econ¨®micas clave, a la vez que se descongestiona y recupera el centro.
Con todo, esta propuesta, que se combina con pol¨ªticas espec¨ªficas en zonas rurales y ¨¢reas naturales, habr¨ªa de tener en cuenta algunas cuestiones b¨¢sicas:
- No cabe imaginarla si no es compartida con el Ayuntamiento de la capital, quien, por otra parte, ha de ser consciente de que sus problemas de tr¨¢fico, contaminaci¨®n, etc¨¦tera, s¨®lo pueden encontrar soluci¨®n en el marco regional, desconcentrando, descongestionando y recuperando el centro madrile?o.
- La propuesta planteada precisa de un apoyo pol¨ªtico y social mayor del que hasta la fecha parece disponer. Necesita la concertaci¨®n activa con la omnipresente Administraci¨®n central, con los sectores clave de la econom¨ªa privada madrile?a, as¨ª como contar con un amplio apoyo municipal y social, que comprenda la importancia de lo que est¨¢ en juego.
- S¨®lo desde propuestas urban¨ªsticas e inmobiliarias no puede plasmarse esta propuesta territorial. Para que las nuevas claves de dicha pol¨ªtica sean viables, convirti¨¦ndose en operaciones punteras de impacto reestructurador en el tejido econ¨®mico y social de toda la regi¨®n, se hace necesaria una pol¨ªtica m¨¢s amplia, con objetivos estrat¨¦gicos intersectoriales.
S¨®lo desde esta perspectiva puede pensarse en llevar a cabo el ambicioso Plan Sur de Madrid, en la medida en que la reestructuraci¨®n territorial de la periferia madrile?a debe leerse a nivel territorial y desde planteamientos que asuman las especificidades de las distintas subregiones metropolitanas.
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