El temple perdido de Juan Mora
Cebada / Robles, Mora, Joselito
Toros de Cebada Gago, bien presentados, serios, astifinos, bonitos de estampa, con dificultades, excepto 22 y 52, nobles. Julio Robles: tres pinchazos, estocada corta y rueda de peones (silencio); pinchazo, estocada corta, rueda de peones y descabello (silencio). Juan Mora: pinchazo bajo y bajonazo (silencio); pinchazo y bajonazo trasero (larga ovaci¨®n y salida a los medios). Joselito: mertisaca pescuecero (aplausos y tambi¨¦n pitos cuando saluda); estocada corta (ovaci¨®n y salida a los medios). Plaza de la Maestranza, 24 de abril. IW- corrida de feria. Lleno.JOAQUIN VIDAL
Juan Mora recuper¨® ayer el temple que ten¨ªa perdido. Fue en el quinto toro, y no durante toda la lidia de ese toro, quiz¨¢ porque las convalecencias conviene sean lentas y Juan Mora hab¨ªa sufrido seriamente el mal de la destemplanza.
La destemplanza, para el toreo, es una enfermedad grave, especialmente preocupante si se padece cr¨®nica, y a Juan Mora le ven¨ªa de tiempo atr¨¢s. En su ¨²ltima actuaci¨®n sevillana dio la sensaci¨®n de que se trataba de un enfermo incurable, y en su primer toro de ayer tambi¨¦n. "Esos enganchones no me gustan nada", y "A este paciente hay que operarle", dec¨ªan los doctores de la tauromaquia.
El primer toro hab¨ªa sido bonito, noble y encastado, y no hab¨ªa raz¨®n para que Juan Mora le destemplara tanto. La afici¨®n de la Maestranza estaba desolada. Ese toro hac¨ªa el n¨²mero n de los toros nobles y encastados que toreros con cr¨¦dito de artistas se han dejando ir de rositas en la feria. El panorama art¨ªstico de la fiesta se presenta como un erial. El quinto tambi¨¦n result¨® noble y a ese Juan Mora le cogi¨® el temple, ?al fin!, cuando instrument¨® las suertes en redondo.
Primero hubo un pr¨®logo por ayudados y derechazos arqueando la pierna, de a?eja estampa, y luego., en el escenario del centro del redondel, Juan Mora expuso su obra m¨¢s c¨¢lida: redondos tan acabados como su propio nombre indica, en tandas de tres, abrochados con el pase de pecho. En los naturales carg¨® la suerte pero como el temple se le volv¨ªa a perder, cit¨® de perfil, junt¨® las zapatillas, meti¨® exageradamente el pico, y esos ya no resultaron naturales en sentido estricto. Por ¨²ltimo dio un pase de espaldas, que nada pintaba all¨ª. El pase de espaldas constituye una modalidad de tremendismo que a los toreros de arte les sienta. como al chaqu¨¦ una boina. El temple es un don, y la torer¨ªa otro, y de esto ¨²ltimo tambi¨¦n le debi¨® faltar algo a Juan Mora. A Joselito, en cambio, no le falt¨®. Joselito estuvo ayer t¨¦cnico, decidido y torero. Sobre todo torero. El tercero de la tarde acab¨® convertido en un marmolillo y le porfi¨® valientemente entre los pitones. El sexto era querencioso a tablas (las de sol, no otras: ten¨ªa ese capricho) y Joselito hubo de allegar recursos para conjugar la tendencia huidiza del toro con su nobleza para sacarle partido.
En justa correspondencia, su faena fue despaciosa y pulcra; h¨¢bil para enjaretar redondos y naturales aprovechando la feliz circunstancia de que el toro se aven¨ªa a pasar por all¨ª; art¨ªstica para intercalar adornos, entre los que fueron muy celebrados -porque ten¨ªan especial relieve- cambios de mano, pases de la firma, molinetes, y un abaniqueo al estilo del maestro Antonio Bienvenida, de emocionada recordaci¨®n. El peor lote le correspondi¨® a Julio Robles. Julio Robles ha tenido malos lotes en esta feria y el p¨²blico de la Maestranza no ha podido conocer c¨®mo se las gasta el hijo predilecto de Ontiveros cuando le embiste un toro, se pone a cargar la suerte, le entra el tic nervioso y cabecea barbilleante, liga los pases, para-templa-manda y todo lo dem¨¢s. Julio Robles, con los malos toros de ayer, bastante hizo con cuidar el f¨ªsico, principalmente en el cuarto, morlaco avisado -que, efectivamente, le avis¨®: reba?¨¢ndole ga?afor¨ªazos-, a pesar de lo cual intent¨® torearle en redondo y al natural. Julio Robles n.o hab¨ªa perdido el temple pero s¨ª la suerte, y no se sabe qu¨¦ es peor. Bueno, quiz¨¢ lo primero, porque lo de la suerte viene por rachas y no dura 100 a?os.
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