Un largo camino
La noche de su gran triunfo electoral, Lothar de Maizi¨¨re, al explicar los pr¨®ximos pasos de su Gobierno, se refiri¨® a la uni¨®n econ¨®mica, monetaria y social entre la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana y la Rep¨²blica Federal de Alemania; al mismo tiempo hizo alusi¨®n a la necesidad de encajar en el ¨¢mbito internacional el proceso de unificaci¨®n de los dos Estados alemanes. Ambas cosas son acertadas y deben tener prioridad sobre la unificaci¨®n jur¨ªdica y constitucional.Adem¨¢s, todos los caminos constitucionales conducentes a la unificaci¨®n son mucho m¨¢s largos que lo que el canciller federal ha hecho creer a sus oyentes. Desde el plebiscito en el Sarre, al que ya hab¨ªan precedido largas negociaciones germanofrancesas sobre el estatuto de dicho territorio, hasta el final de la transici¨®n y de la uni¨®n monetaria necesitamos nosotros entonces casi cuatro a?os (algunas disposiciones especiales a favor de Francia vieron la luz incluso m¨¢s tarde). El camino del art¨ªculo 23 de la Constituci¨®n dur¨® varios a?os, pese a que la estructura econ¨®mica y social del Sarre era muy semejante a la de la RFA.
El camino para la RDA ser¨¢ por lo menos igual de largo, y esto, por dos razones:
Primera. El encaje del proceso alem¨¢n de unificaci¨®n en el ¨¢mbito internacional es incomparablemente m¨¢s dif¨ªcil que el de la reincorporaci¨®n del Sarre; aqu¨ª son muchos m¨¢s los Estados que tienen algo que decir y a¨²n m¨¢s los que quieren tomar la palabra. ?Y, los alemanes tenemos que escuchar a todos!
Segunda. La estructura econ¨®mica y social de la RDA es totalmente distinta: adem¨¢s, en su disposici¨®n actual no es en absoluto competitiva en un mercado de fronteras abiertas, y sin una transformaci¨®n a fondo no sobre vivir¨ªa mucho tiempo. Muchas organizaciones tienen que ser creadas totalmente nuevas: desde un sistema normal de impuestos y un sistema de seguridad social de tipo occidental hasta una libertad industrial, una ley de gesti¨®n de empresas y, finalmente, un ordenamiento de la propiedad.
Ambos Gobiernos alemanes tienen que buscar urgentemente el consenso con nuestros vecinos y con las cuatro potencias vencedoras del a?o 1945. En este punto hay que tener presentes al menos cuatro aspectos cardinales: la seguridad no s¨®lo de Occidente, sino tambi¨¦n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica; la seguridad de Polonia, sobre todo en lo que se refiere a su frontera occidental; la pertenencia de la Alemania unida a la uni¨®n econ¨®mica y monetaria de la Comunidad Europea; finalmente, la ayuda econ¨®mica de Occidente a Polonia, Hungr¨ªa y Checoslovaquia (y probablemente a otros Estados de Europa oriental, incluida la Uni¨®n Sovi¨¦tica).
Desarme convencional
Es muy probable que en 1990 se alcance un acuerdo entre Am¨¦rica y la Uni¨®n Sovi¨¦tica sobre desarme convencional en Europa; es de esperar que en. dicho acuerdo se incluya tambi¨¦n a los otros Estados europeos (y a los dos Estados alemanes). En todo caso, despu¨¦s de esto quedar¨¢n alrededor de 200.000 soldados norteamericanos y 200.000 sovi¨¦ticos en suelo extranjero, en Europa, la mayor¨ªa en suelo alem¨¢n. No se puede saber todav¨ªa si se mantendr¨¢n los acuerdos del Pacto de Varsovia y los pactos bilaterales de asistencia de la Uni¨®n Sovi¨¦tica; de todas formas, una supresi¨®n de los derechos reservados de las potencias vencedoras tendr¨¢ que ir pareja. con una regulaci¨®n contractual del estacionamiento de las tropas sovi¨¦ticas.
El estacionamiento de estas tropas norteamericaLnas y sovi¨¦ticas (y probablemente tambi¨¦n de algunos contingentes franceses y brit¨¢nicos) ser¨¢ reclamado tambi¨¦n por Polonia. Una garant¨ªa s¨®lo alemana de las fronteras, tras el espect¨¢culo bochornoso de Bonn en los ¨²ltimos nueve meses, no ser¨¢ suficiente para Varsovia. El canciller federal, que ha rechazado justamente una neutralidad para la Alemania unida, tal vez ha entendido entre tanto que ante la actual desaparici¨®n de la amenaza sovi¨¦tica a Europa occidental pasa a primer plano el segundo objetivo fundamental de la OTAN, que hasta ahora estaba oculto tras el primero, la intimidaci¨®n de Mosc¨²; el segundo no es otro que la vigilancia de Alemania. Nadie querr¨¢ llamarle a este objetivo por su nombre; pero quien pretendiera sustituir la pertenencia de Alemania a la OTAN por su neutralidad suscitar¨ªa miedo en todos sus vecinos. Probablemente tambi¨¦n la Uni¨®n Sovi¨¦tica seguir¨¢ reconociendo esto, sobre todo si tiene en cuenta que no podr¨¢ esperar despu¨¦s el acercamiento a Mosc¨² de una Alemania neutralizada.Los diversos puntos de vista s¨®lo se aclarar¨¢n con el paso del tiempo. Polonia, y lo mismo Checoslovaquia, querr¨¢ tambi¨¦n exponer su opini¨®n y lo mismo aquellos Estados europeos que pertenecen a la OTAN y a la CE, pero no forman parte del grupo de potencias vencedoras. Va siendo hora de que el canciller federal se prepare para ello; hoy ya no sirven los parches ni los vendajes de urgencia que el presidente de la RFA y su ministro de Asuntos Exteriores ofrecen en el extranjero. Al contrario, el canciller federal tiene que tratar en todos sus pasos y palabras de ganarse la confianza y de ponerse de acuerdo no s¨®lo con Bush, sino, sobre todo, con Mitterrand y lo n-¨²smo con Mazowiecki. En especial tendr¨ªa que imponer silencio a aquellos amigos que hablan de reparaciones y de un tratado de paz medio siglo despu¨¦s del final de la guerra Q). Pero tambi¨¦n el nuevo primer ministro de la RDA puede ayudar a recuperar la confianza perdida: Varsovia, Praga, Par¨ªs, Washington, y no Bonn, deben ser sus primeros objetivos de viaje -naturalmente, tambi¨¦n Mosc¨²-, y luego Bruselas.Incorporaci¨®n a la CESi se trata del encaje internacional de Alemania, entonces es m¨¢s importante la CE que la OTAN. Pues los soldados y las armas desempe?ar¨¢n en los a?os noventa un papel menos importante; en cambio, tendr¨¢ mucha m¨¢s importancia que ahora la potencia industrial y financiera de las econom¨ªas pol¨ªticas. Por eso, la Alemania unida debe incorporarse plenamente a la uni¨®n econ¨®mica y monetaria de la CE. Por eso nosotros tenemos que prestar apoyo a la transformaci¨®n de? actual sistema monetario europeo en un sistema con un banco central europeo independiente y una moneda ¨²nica, incluso en el caso de que el Reino Unido de momento no participe; Londres se incorporar¨¢ m¨¢s tarde. La raz¨®n principal es que con una divisa com¨²n, el ECU, s¨®lo existir¨ªa una balanza de pagos en la CE frente al resto del mundo y no habr¨ªa ya super¨¢vit en la balanza alemana de pagos, ni un marco alem¨¢n cada vez m¨¢s fuerte en comparaci¨®n con las dem¨¢s divisas importantes de Europa. A nadie se le ocurrir¨ªa abrir una balanza de pagos entre California y Massachusetts, establecer un dominio californiano sobre el Medio Oeste o temer en Florida a los d¨®lares californianos. El mercado interior americano conoce una sola moneda, un solo e integrado federal reserve system, una sola pol¨ªtica monetaria; aqu¨ª radica el auge econ¨®mico de Am¨¦rica en el siglo XX, y todo ello se ha conseguido pese a las notables diferencias estructurales, sociales, fiscales, presupuestarias y tributarias existentes entre los 50 Estados federales.
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