Sobre el fin de un modelo pol¨ªtico
El articulista polemiza con Jordi Sol¨¦ Tura sobre la hip¨®tesis de que Catalu?a se encuentre "en el fin de un modelo pol¨ªtico". A su juicio, la gran novedad es que, pese a seguir presente el. victimismo, se pasa a ejercer pol¨ªticas concretas.
Sol¨¦ Tura reincide en no pocos elementos de juicio que siempre ha expresado de manera tan sincera como clara, y que tantas antipat¨ªas le ha creado desde las filas convergentes. Sin embargo, la reincidencia de su an¨¢lisis, que sigue siendo correcto, no define ya con precisi¨®n, creo yo, las novedades emergentes y los contrastes que aparecen en el panorama pol¨ªtico catal¨¢n.La reincidencia anal¨ªtica de mi amigo Sol¨¦ Tura se manifiesta en lo siguiente: Pujol ostentador de toda Catalu?a, que expulsa el conflicto hacia Madrid en clave victimista. Creo que la novedad consiste en que "una cosa es predicar y otra es dar trigo", si es que se me permite esta vulgarizaci¨®n pol¨ªtica. Con otras palabras, del victimismo, que sigue estando presente, se pasa a ejercer pol¨ªticas concretas, a decidir con hechos pol¨ªticos, que ya no tienen la coartada culpabilizadora "hacia Madrid". Aqu¨ª est¨¢ una de las novedades emergentes del quehacer pol¨ªtico auton¨®mico. Lo anterior arrastra toda una serie de consecuencias, que son las diversas situaciones de conflicto, que hoy conocemos en Catalu?a, que apunta s¨®lo de manera tangencial Jordi Sol¨¦ Tura. Estos conflictos se refieren a temas tan diferentes como los residuos, las aguas, la ense?anza y la sanidad, por ejemplo. En ellos intervienen amplias masas con mayor o menor radicalidad. Estamos, por lo que se ve, ante conflictos "sectoriales" que estan separados entre s¨ª, y separados tambi¨¦n de la pol¨ªtica. De la pol¨ªtica convencional, se entiende. Son, por lo dem¨¢s, conflictos "defensistas" y escasamente alternativos, que cuando adquieren naturaleza pol¨ªtica pronto se desvanece. Es posible que una parte de la explicaci¨®n que lo justifique radique, bien en que los sujetos que intervienen en esas movilizaciones no vean a una organizaci¨®n opositora en clave de indistinci¨®n con quienes desde Barcelona generan el conflicto, o bien porque no conf¨ªen en que otros sujetos opositores sean una alternativa clara con la suficiente capacidad de mediaci¨®n y de fuerza en tales litigios. Total, que entre unos y otros la casa est¨¢ sin barrer, y nunca mejor dicho. En resumen, no se trata que la pol¨ªtica instrumentalice estos amplios movimientos de protesta; ni que los homologue de manera artificial. Se tratar¨ªa, tal vez, de que la pol¨ªtica ejerza su noble funci¨®n, su utilidad social; y que ello pueda ser observado por las gentes.
Esta neblina es. la que puede provocar un, me parece a mi, sorprendente final del art¨ªculo de Sol¨¦ Tura cuando afirma que "lo importante es que surjan puntos de referencia s¨®lidos ante la opini¨®n, que aparezcan fuerzas capaces de detener el actual deterioro...". Digo que es sorprendente porque -descartada la naturaleza de un Sol¨¦ Tura polit¨®logo- no parece que nuestro amigo, un destacado exponente del PSC-PSOE, concrete excesivamente. Claro, la pregunta que sugiere la formulaci¨®n politol¨®gica es la siguiente, ?qui¨¦nes son esos puntos de referencia, qu¨¦ naturaleza tienen, quienes la componen, qu¨¦ capacidad unitaria -si es que eso es posible tienen los mencionados referentes? No son interrogantes aviesos, es -simplemente- una necesidad de clarificaci¨®n ante un final de la exposici¨®n soleturiana no suficientemente clarificador. En todo caso algo me parece de gran importancia en las palabras de Jordi Sol¨¦ Tura: no habla del monopolio de la representaci¨®n de una s¨®la fuerza pol¨ªtica de izquierdas, ni tampoco de "la centralidad" de tal fuerza pol¨ªtica.
Pero, a la luz de las observaciones del articulista, no es posible dejar pasar una oportunidad de tanta enjundia como esa. Mi l¨®gica me dice que si estamos en una fase "donde se puede empezar a hablar ya del fin de una etapa y del comienzo de otra" en la que se necesitan "puntos de referencia" no parece descabellado que esos referentes -o por lo menos, algunos- deben ser pol¨ªticos, de naturaleza pol¨ªtica. Y ello con la voluntad de cambiar las relaciones de poder. En caso contrario, ?qu¨¦ se nos anuncia para el comienzo de la nueva etapa?
Rechazo de hip¨®tesis
Como Sol¨¦ Tura no lo avanza, tampoco tiene por qu¨¦, yo me permito rechazar la hip¨®tesis consociativa entre la margen derecha y la margen izquierda. Y la rechazo porque producir¨ªa un estupor de enormes proporciones entre no pocos sectores catalanes, que entrar¨ªa en una fase de desaliento, o de di¨¢spora hacia otras latitudes.
Que la hip¨®tesis consociativa sea rechazable es cosa bien distinta de la voluntad de pacto sobre determinados temas entre el PSC y CiU, que es perfectamente leg¨ªtimo. Pero ese no es el tema de fondo. Para mi la cuesti¨®n central es si existe una voluntad clara, explicita de convertir los puntos de referencia actuales -y los que deban surgir- en sujetos activos capaces de cambiar las relaciones de poder en Catalu?a. Sinceramante, esos referentes existen, a saber: las izquierdas pol¨ªticas catalanas. Esta es la precariedad propositiva de los dirigentes socialistas, y es ¨¦ste el gran silencio de Sol¨¦ Tura. Esta ausencia de propuesta limita un mayor peso pol¨ªtico de las izquierdas y favorece la recomposici¨®n sucesiva de las derechas catalanas.
La propuesta m¨¢s pragm¨¢tica ser¨ªa el gran gesto de las izquierdas catalanas. A saber, el establecimiento de una nueva tensi¨®n unitaria en todos los ¨¢mbitos capaz de generar unos m¨ªnimos puntos program¨¢ticos, capaz de provocar una voluntad colectiva de cambio de relaciones de poder en Catalu?a. En caso contrario las izquierdas seguir¨¢n teniendo una posici¨®n subalterna y subsidiaria, incapaz de provocar los puntos de referencia, necesarios y suficientes, que propone Sol¨¦ Tura. ?Alguien se imagina un cuaderno program¨¢tico basado en tres cuestiones la social, la municipal y la parlamentaria el clima que provocar¨ªa? Finalmente, nadie debiera plantear que se rompiera cordones umbilicales. Aqu¨ª de lo que debiera tratarse es, a mi juicio, buscar una agregaci¨®n exponencial de nuevas voluntades que rompan ese misticismo del vivo sin vivir en m¨ª, que es escasamente rentable para el pueblo de Catalu?a. En suma, pasar de la politolog¨ªa a la pol¨ªtica.
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