Silva Henr¨ªquez: "S¨®lo quiero ser un consejero"

El cardenal chileno Ra¨²l Silva Henr¨ªquez, amparo de perseguidos pol¨ªticos durante la cruenta regencia de Augusto Pinochet, a la que, dice, nunca pudo acostumbrarse, rechaz¨® la presidencia de la Comisi¨®n Nacional de Verdad y Reconciliaci¨®n en su pa¨ªs, que investigar¨¢ las pasadas violaciones de los derechos humanos, porque prefiere ser ¨²nicamente "un consejero de todos: de la izquierda y de la derecha. Quien se dirija a m¨ª, recibir¨¢ un buen consejo".El prelado, que no invoca ni la condenaci¨®n divina del general ni su procesamiento y fulminante castigo, recuerda que "si el diablo se hubiera arrepentido, Dios lo hubiera perdonado. Pero el diablo era muy tonto...". Silva Henr¨ªquez asisti¨® en Roma a la beatificaci¨®n del salesiano Felipe Rinaldi y, en tr¨¢nsito hacia Santiago, permaneci¨® dos d¨ªas en Madrid, para agradecer la ayuda de la organizaci¨®n Manos Unidas y para que su secretario, el padre Carlos Alonso, espa?ol, saludase a sus familiares.

"La situaci¨®n en Chile es muy delicada, pero espero que podamos superar las dificultades", dice el cardenal, premio Pr¨ªncipe de Asturias de la Libertad en 1.986 por su activa defensa de los derechos humanos durante el gobierno de la Junta Militar. "Vamos caminando hacia la paz, pero los resabios, tras 16 a?os de dictadura, son enormes. De todas formas, gran parte de las Fuerzas Armadas ya est¨¢ totalmente de acuerdo con vivir en democracia".

Ra¨²l Silva Henr¨ªquez, que piensa, publicar sus memorias y asegura que este ser¨¢ su ¨²ltimo viaje a Europa -"fig¨²rese usted, ya estoy muy viejo a los 82 a?os"-, aprueba, sin reservas las cualidades pol¨ªticas y personales del presidente Patricio Aylwin, cuya inspiraci¨®n pacifista coincide "El presidente", dice, "es una gran persona, un hombre de gran valos y voluntad, inteligente, capaz, y desea hacer las cosas pac¨ªficamente".

La reconciliaci¨®n de Chile pasa, seg¨²n el purpurado, por el perd¨®n. "No hay m¨¢s f¨®rmula que saber perdonar, saber discutir, saber hablar y llegar a un acuerdo. No se puede hacer de otra manera Pero el pueblo chileno quiere saber qui¨¦nes son a los que se perdona y qu¨¦ es lo que se perdona". Al igual que durante la vigencia de la Junta Militar, Silva Henr¨ªquez ha llegado a ser un hombre respetado por todas las fuerzas democr¨¢ticas chilenas, "Queremos el perd¨®n", insiste, "pero conociendo el hecho perdonado".