La Pasi¨®n seg¨²n Sieni
Virgilio Sieni, bailar¨ªn y core¨®grafo italiano inmerso en la corriente europea de nuevos creadores, despu¨¦s de contactar con los maestros alemanes y norteamericanos, pretende -desde 1983 con su grupo Paco Butterfly- Intelectualizar el formalismo coreogr¨¢fico, incluso con una terminolog¨ªa propia. Su ¨²ltimo trabajo, Il severo... trata de describir pasajes b¨ªblicos -desde el descenso de Mois¨¦s del Sina¨ª hasta la resurrecci¨®n de Jes¨²s- con un planteamiento puramente abstracto basado en una cierta cosmolog¨ªa num¨¦rica, en absoluto perceptible.La escena est¨¢ pintada geom¨¦tricamente. En el fondo un tapiz con signos primitivos atrapados en una espiral. Los bailarines se mueven con una constante r¨ªtmica y un vocabulario formal cerrado que se repite indefinidamente en direcciones al parecer calculadas. El mayor simbolismo est¨¢ en las manos, seg¨²n patrones al uso en danza contempor¨¢nea. Todo es cabal¨ªstico, incomprensible, como un ceremonioso estar en movimiento. La m¨²sica marca en ocasiones los cambios y gestos. Virgilio Sieni parece un director de ceremonia que entra y sale de ella.
II severo calcolo numerico dei babilonesi
Parco Butterfly. Coreograf¨ªa: Virgilio Sieni. M¨²sica original: Amsterdam String Tr¨ªo y Michael Moore. Escenograf¨ªa: Tiziana Draghi. Bailarines: Janneke Aarts, Chiara Reggiani, Elisabetta Valori y Virgilio Sieni. Centro Cultural de la Villa. Madrid, 12 de mayo.
El ritmo a veces se acelera sin producir nunca un mayor desgaste de energ¨ªa en los bailarines (pulcros e infatigables). S¨®lo en ocasiones se detienen un instante -quiz¨¢ para simbolizar una escena b¨ªblica- sin dar tiempo a que el espectador se sit¨²e. Al cabo de tres partes, con 14 escenas cada una -igual a 42, tantas como generaciones van de Abraham a Cristo-, concluye el Evangelio seg¨²n Sieni.
La acci¨®n en continuo ha ido dibuj¨¢ndose geom¨¦tricamente en el suelo con pasividad hier¨¢tica, no exenta de cierta belleza preciosista. Ha producido el calor de un b¨¢lsamo para los sentidos, pero no pueden frenarse los intentos -?malditos programas!- de salir de su espiral y buscar los significados. Al cabo de un rato se desiste y se entra en el tedio.
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