Depresi¨®n
Un novelista espa?ol de ¨¦xito, refiero al ¨¦xito comercial, alcanza un cierto techo metafisico cuando logra vender 100.000 ejemplar Los pocos que lo consiguen perciben por ese triunfo unos 10 millones de pesetas, seg¨²n el actual precio de las novelas, cantidad respetable que el escritor debe repartir entre tiempo que le ha costado escribir obra, publicarla y esperar esas ventas: cinco, seis a?os. Los 10 millones, repartidos en esos a?os, e valen a mensualidades de en 100.000 y 200.000 pesetas, evidentemente por encima del salario m¨ªnimo interprofesional. Ya no hablo excelentes novelistas que ven 1.500 ejemplares de una novela les ha costado toda una vida. Ni los poetas. No soy un maximalista contra lo que pueda parecer.Pues bien, hay t¨ªos y t¨ªas que nacen con la flor en el culo y les basta coger un tel¨¦fono, hablar como g¨¢nsteres aficionados, mezclar formaci¨®n y amistades, chantaje ( cajas de puros, para que en el tipo de una llamada telef¨®nica se embolsen 50 millones de pelas si la llamada telef¨®nica es corta y local veces, en una llamada algo m¨¢s larga e interurbana, esos t¨ªos pueden llegar a cobrar cantidades que al premio Nobel consigui¨® reunir e pen¨²ltima liquidaci¨®n de sus obras completas, 15 d¨ªas antes de e charla. Comprendo que estoy da un p¨¦simo ejemplo de corporativismo, pero es que cada uno conoce suyo, y al ponerme a considerar c¨®mo podr¨ªa activar mi econom¨ªa en la Espa?a actual, he descubierto que mi capacidad de tr¨¢fico de influencias no sirve ni para recomendar mis propias obras a los cr¨ªticas m¨¢s pretextuales.
Me he mirado esta ma?ana e espejo y me he preguntado: ?d¨®nde est¨¢n tus influencias?, ?d¨®nde tu informaci¨®n privilegiada? Y he recordado a Ton Carandell de Goytisolo, que cuando yo ten¨ªa 20 a?os de vez en cuando se quedaba mir¨¢ndome con ternura y musitaba: "Manolo, idesgraciao!".
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