Testigos de Jehov¨¢

Quiero denunciar una situaci¨®n que se viene repitiendo en nuestra sociedad, pero que no ha tenido el suficiente eco en la opini¨®n p¨²blica. En nombre de Dios los hombres se han matado a lo largo de la historia y, en nombre de Dios tambi¨¦n, los Testigos de Jehov¨¢, una secta calificada por algunos de "destructiva", asesinan pasivamente a sus familiares al negarles una transfusi¨®n de sangre que en muchos casos podr¨ªa salvarles la vida. ?Qu¨¦ clase de naturaleza humana es la que permite que una persona agonice d¨ªas, semanas y hasta meses cuando en tus manos est¨¢ el darle alivio? ?C¨®mo puede una sociedad que rechaza el aborto, la eutanasia y el maltrato de los animales silenciar estas otras muertes, tanto o m¨¢s dolorosas? ?C¨®mo pueden actuar impunemente cl¨ªnicas que al convertirse en c¨®mplices de los testigos, y sin poseer servicios indispensables como UVI o di¨¢lisis, funcionan a modo de mataderos humanos de los que bien pocos pacientes salen convida?El culto religioso no deber¨ªa vampirizar la libertad del individuo. Los testigos, como otras muchas sectas, invierten en para¨ªsos futuros como si de un negocio se tratara, venden su fe de puerta en puerta, programan a sus criaturas desde que nacen, estimulan su ignorancia, las idiotizan y practican el chantaje seudoterrorista del fin del mundo. Camuflados todos ellos en una falsa beatitud, a menudo no cumplen lo que deber¨ªa ser la consigna de todo ser humano: no hagas a los dem¨¢s lo que no quieras que te hagan a ti.-

Sara V¨¢zquez.