El Parlamento franc¨¦s debate la necesidad de limitar la presencia de emigrantes

El gran debate nacional sobre la inmigraci¨®n del Tercer Muando y su influencia en el ascenso de los sentimientos racistas lleg¨® ayer al Parlamento franc¨¦s. El Gobierno y la oposici¨®n coincidieron en la necesidad de limitar la entrada de nuevos extranjeros en Francia y de expulsar a los clandestinos.

Por primera vez desde su ascensi¨®n al poder en 1981, la izquierda francesa reconoce que la continua llegada de inmigrantes procedentes de los pa¨ªses ¨¢rabes y africanos se ha convertido en un quebradero de cabeza nacional. En Francia hay unos cuatro millones de extranjeros con los papeles m¨¢s o menos en regla, y un mill¨®n en condiciones ilegales. Esa situaci¨®n adelanta uno de los grandes problemas de la Europa del siglo XXI: c¨®mo evitar los efectos explosivos de la cohabitaci¨®n entre razas, nacionalidades y religiones diferentes.La denuncia virulenta y demag¨®gica de la conversi¨®n en multicolor del paisaje humano franc¨¦s ha sido y es el principal argumento pol¨ªtico de Jean Marie le Pen, l¨ªder del ultraderechista Frente Nacional.

Las palabras de Le Pen no han ca¨ªdo en saco roto. Una parte significativa de la poblaci¨®n francesa se adhiere a su discurso xen¨®fobo, como reconocen ahora con gran amargura los dirigentes de los partidos democr¨¢ticos franceses. El debate de ayer en la Asamblea Nacional prob¨® que en materia de inmigraci¨®n hay una creciente convergencia entre las posiciones de los socialistas y la oposici¨®n.

Izquierda y derecha emplean las mismas palabras: estabilizaci¨®n de los flujos migratorios, lucha contra la inmigraci¨®n clandestina, multiplicaci¨®n y aceleraci¨®n de los procesos de expulsi¨®n, mayor control en la concesi¨®n del estatuto de refugiado pol¨ªtico y de la nacionalidad francesa. S¨®lo los comunistas denuncian este creciente consenso corno "una marcha atr¨¢s de las fuerzas democr¨¢ticas directamente inspirada por las tesis de Le Pen".

El primer ministro, Michel Rocard, consagr¨® su interven ci¨®n parlarnentaria de ayer a explicar c¨®mo, salvo para los ciudadanos de la Comunidad Europea, los requisitos exigidos a los extranjeros para en trar en Francia no han dejado de endurecerse desde 1981. Rocard inform¨® que el pasado a?o se dupl¨ªc¨® el n¨²mero de personas a las que les fue rechazada la entrada en el pa¨ªs o que fueron expulsadas una vez dentro.

Los socialistas franceses ya renunciaron la pasada semana a defender el derecho de voto de los extranjeros en las elecciones municipales.

Cerrar el grifo

Ahora, seg¨²n explic¨® Rocard, son conscientes de la necesidad de limitar las entradas de nuevos inmigrantes y de acelerar la integraci¨®n de los que se encuentran en situaci¨®n legal.Este ¨²ltimo aspecto, imprescindible para evitar la aparici¨®n de guetos, pasa por la construcci¨®n masiva de viviendas sociales, escuelas y centros de formaci¨®n profesional.

"Francia no tiene vocaci¨®n de ser un pa¨ªs de inmigraci¨®n ni pretende conservar en su territorio un n¨²mero importante de ciudadanos extranjeros", afirm¨®, por su parte, el ex presidente de la Rep¨²blica y dirigente centrista Val¨¦ry G¨ªscard d'Estaing. Giscard propuso que se dificulte el acceso de los extranjeros a la nacionalidad francesa. En concreto, que no se conceda autom¨¢ticamente la nacionalidad francesa a los hijos de inmigrantes nacidos en territorio franc¨¦s.