D¨ªas negros para la joven democracia polaca
Riesgo de inestabilidad por la protesta social y las cr¨ªticas de Walesa contra el Gobierno
La precaria democracia polaca vive los momentos m¨¢s dram¨¢ticos desde la abolici¨®n del sistema comunista en ese pa¨ªs el pasado a?o. La huelga de los ferroviarios y las cr¨ªticas al Gobierno lanzadas a lo largo de las ¨²ltimas semanas por el l¨ªder de Solidaridad, Lech Walesa, y sus colaboradores provocan un riesgo de desestabilizaci¨®n del pa¨ªs, que hasta el momento soport¨® con asombrosa calma las dr¨¢sticas medidas de austeridad que desde hace cuatro -meses y medio viene aplicando el Gabinete de Tadeusz Mazowiecki con objeto de sanear la maltrecha econom¨ªa polaca.
El principal peligro de la actual situaci¨®n reside no tanto en el mero hecho de las protestas, cuya aparici¨®n se pod¨ªa esperar, como en el inter¨¦s que demuestran pol¨ªticos del entorno de Lech Walesa por aprovechar el malestar social para desestabilizar el pa¨ªs y hacerse con el poder llevando al l¨ªder de Solidaridad a la presidencia de Polonia.Por otro lado, la huelga de ferroviarios, que paraliz¨® el transporte por tren, el m¨¢s importante en Polonia, en toda la parte noroccidental del pa¨ªs, as¨ª como las protestas en la miner¨ªa y en la industria textil, demuestran que la paciencia de los polacos se termina justo en el momento en que las perspectivas econ¨®micas del pa¨ªs parec¨ªan empezar a despejarse. Los trabajadores polacos parecen, sin embargo, prestar cada vez menos atenci¨®n a los indicadores macroecon¨®micos y a la contenci¨®n de la inflaci¨®n de la que se precia el Gobierno. Lo que sienten es que su poder adquisitivo disminuy¨® en los ¨²ltimos cuatro meses en m¨¢s del 30% y que el desempleo, cifrado en cerca de 400.000 personas, est¨¢ alcanzando ya en mayo las cotas previstas para fin de a?o.
Sin concesiones
El Gobierno de Tadeusz Mazowiecki, considerado el principal factor de la estabilidad pol¨ªtica del pa¨ªs, anuncia que mantendr¨¢ su dura pol¨ªtica econ¨®mica y que no ceder¨¢ ante las reclamaciones salariales de los huelguistas, temiendo una reacci¨®n en cadena en otros sectores econ¨®micos. El ministro de Trabajo, Jacek Kuron, afirm¨® hace escasos d¨ªas que el Gabinete estaba m¨¢s dispuesto a dimitir que a satisfacer las exigencias de los ferroviarios.
Ayer en Varsovia estaba en marcha una negociaci¨®n entre el Gobierno y los sindicatos para buscar una soluci¨®n al conflicto.
Seg¨²n manifest¨® el presidente del sindicato comunista OPZZ, Alfred Miodowicz, a quien los huelguistas designaron como delegado para los contactos con el Gobierno, las negociaciones con el Ejecutivo no dieron ning¨²n resultado. La huelga, mientras, se extendi¨® bloqueando tres importantes puertos, por los que Polonia importa toda la gasolina comprada en el mercado internacional y exporta el carb¨®n.
En el pulso con los trabajadores, el Ejecutivo se encuentra pol¨ªticamente aislado al no contar con el apoyo de Solidaridad, cuya direcci¨®n est¨¢ controlada por asesores de Walesa, quienes han iniciado una lucha sorda contra el Ejecutivo por motivos de ambici¨®n personal y ven en la estabilidad pol¨ªtica del pa¨ªs el obst¨¢culo para llevar a Lech Walesa a la presidencia de Polonia. En este sentido, la presidencia de la comisi¨®n nacional de Solidaridad no lleg¨® al extremo de apoyar la huelga de los ferroviarios, tal y como lo hizo el sindicato comunista OPZZ, pero la utiliz¨® como pretexto para hacer una cr¨ªtica implacable de la gesti¨®n econ¨®mica del Ejecutivo.
No resulta extra?o que el conocido opositor al anterior r¨¦gimen comunista y ahora diputado al Parlamento Adam Miclinik advirtiera del peligro de "una crisis de la democracia polaca". "Nosotros mismos debemos defender el Gobierno de Mazowiecki", pidi¨® Miclinik en un tono dram¨¢tico durante un mitin en la ciudad de Bytom.
Est¨¢ por ver en qu¨¦ medida los polacos, de los que, seg¨²n las encuestas, un 76% sigue sintiendo simpat¨ªa hacia Mazowiecki, quieren traducir sus sentimientos en respaldo pol¨ªtico.
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