Broche de calidad

Los franceses han sido la sal de este Madrid en danza -el quinto ya- y Jackie Taffanel ha puesto el broche de calidad a un festival que se consolida como hecho, pero que a¨²n no ha conseguido, quiz¨¢ por la humildad de su presupuesto, que haya m¨¢s grano que paja.Las dos piezas presentadas en la sala Olimpia de Madrid confirman la solidez de las cualidades que apenas pudieron entreverse el pasado a?o cuando Jackie Taffanel particip¨® en un espect¨¢culo colectivo dentro de esta misma muestra: un universo po¨¦tico muy personal y un lenguaje gestual y coreogrr¨¢fico m¨¢s elaborado y ambicioso de lo que suele ser frecuente en el ¨¢mbito de la danza-teatro.

Le cri du guetteur es, se nos dice, un proyecto de respuesta al ?qui¨¦n vive? del centinela. Seis bailarines a la b¨²squeda de su propia identidad bajo la mirada inquietante de un observador que permanece de espaldas al p¨²blico.

Outremer parece una fiesta que se desarrolla en un jard¨ªn. Al fondo del escenario, una mesa llena de copas sobre las que al final se bailar¨¢. Pero en el fondo las propuestas esc¨¦nicas o anecd¨®ticas son lo de menos: lo importante es la capacidad de sugerencia del movimiento y sus ritmos, la generosidad del vocabulario expresivo, el personal¨ªsimo uso de los silencios, la habilidad para crear un tejido denso pero abierto de l¨ªneas intrigantes que demuestra la joven core¨®grafa, que tiene fama de excelente pedagoga, como no es dif¨ªcil de imaginar viendo su trabajo y el que desarrollan sus bailarines en escena.