Duelo en Capitol Hill
La venta de armas de fuego enfrenta legalmente a los estadounidenses
Los norteamericanos disparan sus armas de fuego 650.000 veces al a?o en actos de defensa personal. Los autores de esos disparos no se separan de sus colt porque opinan que las armas marcan la diferencia entre ser o no ser v¨ªctimas del crimen. Pero hay otros norteamericanos que relacionan la violencia que sufre el pa¨ªs con la libre circulaci¨®n de las armas de fuego. El duelo entre estos dos grupos, representados por la National Rifle Association (NRA) y el Handgun Control (HC), ha llegado al Capitol Hill, donde el Congreso decidir¨¢ este a?o si el uso de armas debe someterse a mayor control.
("El derecho del pueblo a mantener y llevar armas no ser¨¢ infringido". Segunda enmienda de la Constituci¨®n de EE UU, aprobada en 1791)El control de armas no es nuevo en EE UU, como tampoco lo son las disputas entre la NRA y el HC. Su disputa pol¨ªtica y la violencia que se respira en las calles estadounidenses hicieron posible que el presidente Bush prohibiera el pasado mes de julio la importaci¨®n de 43 tipos de rifles de asalto semiautom¨¢ticos. Aquella decisi¨®n presidencial fue duramente atacada por el lobby del desarme porque el presidente no hab¨ªa prohibido las armas semiautom¨¢ticas de fabricaci¨®n nacional.Una de las armas afectadas por la decisi¨®n de Bush fue el AK-7, un fusil de asalto, de fabricaci¨®n china, que fue utilizado en enero de 1989 por Patrick Purdy para matar a cinco ni?os y herir a otros 29 en el interior de la Cleveland Elementary School de Stockton (Califorma).
Ese mismo a?o, las estad¨ªsticas de la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego estimaban que el 1% de los 200 millones de armas de fuego que circulaban en EE UU eran rifles de asalto y que en su gran mayor¨ªa estaban en poder del crimen organizado, narcotraficantes y terroristas.
La prohibici¨®n del AK-7 y de la Uzi israel¨ª, el AR-15, el MAC-10 o el TEC-9, por citar las armas semiautom¨¢ticas m¨¢s potentes, no ha servido para frenar la violencia en las calles, seg¨²n reconocen los departamentos de polic¨ªa de todo el pa¨ªs.
Algunas estad¨ªsticas indican que uno de cada cinco asaltos perpretados en EE UU se lleva a cabo con la TEC-9, una pistola de asalto fabricada en Miami que se ha convertido en la herramienta favorita de los delincuentes.
La TEC-9 es tambi¨¦n el arma de los narcotraficantes colombianos que aparece en casi todos los telefilmes y pel¨ªculas de tiros destinadas al gran p¨²blico. La mayor parte de los asesinatos que se cometen en Colombia se llevan a cabo con esta pistola, capaz de disparar 36 balas en unos pocos segundos. El presidente colombiano, Virgilio Barco, ha solicitado al presidente Bush que detengan la importanci¨®n de esta bengala de la muerte que siembra el terror en su pa¨ªs.
La Asociaci¨®n Nacional de Sheriffs, la Asociaci¨®n Nacional de Jefes de Polic¨ªa y otras organizaciones policiales de ¨¢mbito nacional tambi¨¦n han solicitado la prohibici¨®n total de estas armas.
La presi¨®n que est¨¢n ejerciciendo estas organizaciones y la HC es similar a la que est¨¢ llevando a cabo, desde el otro lado de la cerca, la National Rifle Association.
La NRA es una organizaci¨®n que re¨²ne a tres millones de norteamericanos que poseen armas de fuego. Entre sus asociados se encuentran el actor Charlton Heston, Roy Rogers, y el propio Presidente Bush. La NRA se opone f¨¦rreamente a que los americanos sean privados de ese derecho constitucional.
Seg¨²n datos de la NRA, la polic¨ªa del condado de Dale (Miami), uno de los m¨¢s violentos y peligrosos del pa¨ªs, s¨®lo puede atender a una de cada tres llamadas solicitando ayuda. Esta situaci¨®n, que se repite en las grandes ¨¢reas metropolitanas, ha contribuido, seg¨²n la NRA, a que los norteamericanos se defiendan solos.
Los norteamericanos, seg¨²n la NRA, poseen armas de fuego por varias razones: como protecci¨®n personal (58%); para hacer pr¨¢cticas de tiro (18%); como objeto de colecci¨®n (14%.), o para cazar (10%). La misma fuente se?ala que el 14% de los propietarios de armas del primer grupo las han utilizado al menos una vez en su defensa.
El duelo entre la NRA y la HC se dirime en Capitol Hill. All¨ª, en las escaleras y pasillos del Congreso, los lobbysts de uno y otro grupo tratan de convencer a los congresistas de sus respectivos puntos de vista.
La HC est¨¢ encabezada por Sarah Brady, esposa de Jim Brady, el jefe de prensa de Ronald Reagan que result¨® herido durante el atentado perpetrado contra el presidente por John Hinckley.
"Siempre he estado a favor del control, incluso mucho antes de que Jim resultara herido", declar¨® a EL PA?S Sarah Brady, quien reconoce que aquella experiencia fue una de las razones por las que tom¨® la determinaci¨®n de "mantener las armas lejos de las manos equivocadas".
La ley Brady
La esposa de Brady lucha para que el Congreso apruebe el proyecto de ley, conocido popularmente como ley Brady y numerado en el lenguaje parlamentario como el S.1236 (por Senado) y HR.467 (por C¨¢mara de Representantes). Esta legislaci¨®n requerir¨ªa un per¨ªodo de espera para cualquier norteamericano que deseara comprar un arma, periodo que la polic¨ªa destinar¨ªa a investigar los antecedentes del solicitante y la verdadera finalidad que se pretende dar al arma.La esposa de Brady cree que la ley Brady no es la panacea y el fin del problema de la violencia en Am¨¦rica", pero est¨¢ convencida de que la HR.467 "ayudar¨¢ a combatir el crimen". Sarah Brady explica que su esposo compagina su lucha contra la venta de armas de fuego con su vicepresidencia de la Organizaci¨®n Nacional de Inv¨¢lidos.
Paralelamente a la iniciativa de Brady, que hace unas semanas corapareci¨® en una silla de ruedas ante una comisi¨®n de la C¨¢mara de Representantes para defender a "los norteamericanos de los John Hirickleys de turno", existen otros dos proyectos de ley ante el Senado y la C¨¢mara de Representantes.
La NRA aprovecha cualquier ocasi¨®n para rebatir con ejemplos f¨¢ciles y efectivos los interitos pol¨ªticos por controlar la posesi¨®n de armas. Recientemente la asociaci¨®n pag¨® unos anuncios en los principales diarios en los que recordaba la reciente medida adoptada por el presidente sovi¨¦tico Mlja¨ªl Gorbachov ordenando a los lituanos que entreguen sus armas de fuego. El anuncio explicaba: "Como los comisarios en el Kremlin que quieren desarmar a los lituanos, tambi¨¦n algunos de nuestros congresistas quieren desarmar a los americanos que acatan la ley".
Ciudadanos honrados
Warren Cassidy,uno de los vicepresidentes de la NRA, considera que el privilegio constitucional de poseer armas es "inalienable" y que la segunda enmienda es un "derecho individual" reforzado por la historia.Seg¨²n su opini¨®n, las cuarentenas previstas por la ley Brady s¨®lo afectar¨¢n a los ciudadanos honrados. "John Hinckley compr¨® su rev¨®lver 150 d¨ªas antes de su intento de asesinato [de Ronald Reagan], por lo que su acci¨®n no se hubiera podido evitar con el periodo de siete d¨ªas de espera que propone Brady".
El vicepresidente de la NRA opina que el control de armas "no detendr¨¢ la criminalidad en EE UU" y que si alguien opina que el comprar un arma significa que se va a cometer un crimen o un suicido, "tambi¨¦n se podr¨ªa pensar que los 70 millones de norteamericanos que poseen armas van a cometer cr¨ªmenes".
Pese a las teor¨ªas de Cassidy, la NRA ha sufrido dos duros golpes. El Senado aprob¨® el mi¨¦rcoles la prohibici¨®n de 14 tipos de armas semiautoni ¨¢ticas y los legisladores de Nueva Jersey aprobaron el pasado d¨ªa 17 una ley que proh¨ªbe la venta de armas semiautom¨¢ticas y de asalto en las tiendas del Estado.
La votaci¨®n de Nueva Jesey se celebr¨® de noche, lo que no impidi¨® que unos 400 manifestantes se concentraran frente a la State House de Trenton. La presi¨®n de la NRA se dej¨® notar en la capital de Nueva Jersey. La polic¨ªa no pudo controlar a los manifestantes. Pese a la presi¨®n, el gobernador del Estado, el dem¨®crata Jim Florio, anunci¨® que firmar¨¢ la ley.
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