Justicia vacilante
SI EXISTE un ¨¢mbito en el que, m¨¢s que en ning¨²n otro, se hace evidente la actitud vacilante de los jueces en la fijaci¨®n de criterios jurisprudenciales acordes con los tiempos y con las exigencias de la Constituci¨®n, ¨¦ste es el de la moral y costumbres. Algunas sentencias recientes, como la que absuelve a un acusado de violaci¨®n por no haber opuesto su v¨ªctima resistencia f¨ªsica, o la que absuelve a un industrial, que toc¨® a una de sus empleadas los pechos y las nalgas, del delito de abusos deshonestos -el juez recondujo la agresi¨®n a una falta de vejaciones-, muestran que esta tensi¨®n entre el pasado y el presente se resuelve, a veces, en una bochornosa e inquietante marcha hacia atr¨¢s en el t¨²nel del tiempo.Sin duda que la indefinici¨®n entre los valores de la antigua moral conservadora y los de una moral que propugna una consideraci¨®n igualitaria de la mujer no es privativa, en estos momentos, de los jueces. En la sociedad espa?ola actual, y en diversos ¨¢mbitos, los valores conservadores pugnan por retomar su posici¨®n socialmente dominadora de siempre, cubri¨¦ndose, si ello esnecesario, bajo la p¨¢tina posmodernista o camuflados bajo las modas de ¨²ltima hora. Sin embargo, los jueces deber¨ªan hacer un esfuerzo de actualizaci¨®n mental en el enjuiciamiento de los delitos sexuales, acorde con la modernizaci¨®n que ha experimentado la legislaci¨®n en esta materia.
. Pero no s¨®lo la legislaci¨®n ha comenzado a desprenderse del pasado; el propio Tribunal Supremo ha empezado a abandonar su tradicional jurisprudencia sobre la resistencia en caso de violaci¨®n, con riesgo para la vida o la integridad f¨ªsica de la v¨ªctima, y a admitir qu¨¦ el acto sexual por la fuerza no est¨¢ necesariamente unido a una obstrucci¨®n conducente al martirio y la inmolaci¨®n. Lo cual hace m¨¢s denunciable todav¨ªa que estos criterios, por lo dem¨¢s tan acordes con la raz¨®n y exigidos por la Constituci¨®n, encuentren tantas dificultades en ser asumidos por la generalidad de los jueces espa?oles.
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