La musa de los campanilleros
Y La Ni?a de la Puebla cant¨® los Campanilleros, naturalmente. Es lo que tiene que hacer siempre, desde el a?o 1932, cuando grab¨® esta creaci¨®n suya por primera vez, convirti¨¦ndola en uno de los cantes m¨¢s populares de la ¨¦poca. Pero antes hab¨ªa hecho unas soleares llena de duende y jondura, emocionantes verdaderamente.Dolores Jim¨¦nez Alc¨¢ntara, La Ni?a de la Puebla, canta con ese eco de medio siglo atr¨¢s que ya es muy dif¨ªcil escuchar, en que se adivina el magisterio de tantos artistas se?eros que dejaron una huella imborrable, como Marchena o Vallejo, Pastora la de los Peines o su hermano Tom¨¢s Pav¨®n. Fue la ¨¦poca llamada peyorativamente (le la ¨®pera flamenca, en la que ciertamente hubo mucho deleznable y olvidable, pero que cont¨® tambi¨¦n con personalidades de excepci¨®n que dejaron, pese a todo, testimonio de s u arte.
EI flamenco en la pintura
Cante: Carmen Linares, Jos¨¦ Menese, La Ni?a de la Pliebla. Toque: Paco Cort¨¦s, Juan Habichuela. Baile: Javier Bar¨®. Madrid, Palacete del Duque de Pastrana (sede de la ONCE), 28 de mayo.
Musa ciega del cante -"estoy en mi casa, en la ONCE, con mis hermanos", dijo-, a los 82 a?os es seguramente la m¨¢s veterana cantaora flamenca en activo, y sin embargo su voz suena incre¨ªblemente fresca y joven.
La gala flamenca se hac¨ªa con motivo de la exposici¨®n de pintura de Zaafra, con temas flamencos y de toros. Se aprovech¨® la oportunidad para rendir un peque?o homenaje a esta artista singular, a quien a estas alturas de su vida y de su arte ya no se la juzga, sino que se la quiere, se la venera.
Amor y mimo
A, la Ni?a la acompa?¨® la guitarra de Juan Habichuela, quien siempre lo hace con amor y mimo. Juan es consciente -no en vano es un sabio de la mejor guitarra flamenca- de que a cantaores as¨ª hay que hacerles un toque justo, c¨¢lido, perfectamente adecuado a sus caracter¨ªsticas personales, y eso ¨¦l lo hace mejor que nadie.Acompa?¨® tambi¨¦n el cante de Jos¨¦ Menese, quien sin tener una noche gloriosa dej¨® el sello de su clase. Lo mismo que Carmen Linares, tampoco en su mejor noche, pero s¨ª a un excelente nivel, con el buen toque de Cort¨¦s.
En el baile brill¨®, una vez m¨¢s, Javier Bar¨®n, que por donde pasa arma el alboroto; con toda raz¨®n, pues se halla en plenitud de facultades y de inspiraci¨®n, y baila de maravilla.
Desde que en 1988 gan¨® el II Giraldillo del Baile en la Bienal de Arte Flamenco Ciudad de Sevilla, Javier Bar¨®n se ha situado en un primer¨ªsimo plano entre las j¨®venes estrellas del baile flamenco. A sus 26 a?os, hay quien le compara ya con Antonio, por la gracilidad de su baile y su est¨¦tica, equilibrada. Bar¨®n nunca pierde la compostura. Y en la guitarra de concierto Riqueni nos regal¨® su toque cl¨¢sico, trianero y luminoso, de exquisita factura. Una buena noche, en definitiva, s¨®lo turbada por el incordio de los focos de televisi¨®n cara al p¨²blico y constantemente encendidos, lo que motiv¨® que muchos espectadores se fueran, molestos, apenas comenzada la funci¨®n.
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