Ternura
?Qui¨¦n me iba a decir a m¨ª que un fiscal, y nada menos que el fiscal m¨¢s fiscal de todos los fiscales, iba a inspirarme ternura! El llamamiento del se?or Torres a la comprensi¨®n de sus semejantes est¨¢ muy lejos del lenguaje habitual de la fiscalidad. ?Qu¨¦ tengo que hacer para que no se metan conmigo? ?Por qu¨¦ no me quer¨¦is? ?Qu¨¦ he hecho yo para merecer esto? Hay fiscales que adem¨¢s quieren ser amados, y mucho ojo, porque este tipo psicol¨®gico suele reaccionar de muy mala manera ante la persistencia en el desamor.La ¨²ltima notoriedad alcanzada por Leopoldo Torres se la debe a su curiosa teor¨ªa sobre la virtud supuesta en todo ser humano, pero ratificada por un estricto control telef¨®nico. En la oferta del se?or fiscal subyace el mismo car¨¢cter redentorista que anim¨® en vida y obra a don Gabriel Arias Salgado. Quer¨ªa salvamos de nosotros mismos control¨¢ndonos los alimentos del esp¨ªritu, y ahora se tratar¨ªa de contar con el control de los tel¨¦fonos como ¨¢ngel de la guarda de los malos pensamientos y peores acciones. El tel¨¦fono es el o¨ªdo de Dios, y est¨¢ escrito que aquel que no tenga nada de que avergonzarse no tema la mirada omnipresente de Dios; en cambio nada se hab¨ªa dicho ni escrito sobre el o¨ªdo de una manera expresa, aunque se supon¨ªa que al alcance de tan alta Majestad est¨¢ toda la cultura audiovisual.
Tras la muerte de Dios procelosamente supuesta por los esp¨ªritus m¨¢s inquietos del siglo XIX, el Estado, por si acaso, se ha atribuido omnisciencias y omnipresencias que en el pasado eran atributos estrictamente divinos. Pero aunque sea el esp¨ªritu de una naci¨®n, el Estado no es el Esp¨ªritu Santo y no puede ejercer su control desde la m¨¢s transparente invisibilidad o desde la magia del nada por aqu¨ª, nada por all¨¢. De ah¨ª el control de los tel¨¦fonos. De ah¨ª que a don Leopoldo no le quepa en la cabeza que no queramos salvarnos sin otra molestia que ser escuchados. Alma de Dios.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.