Ret¨®rica cursi

Hace dos a?os esta -es un decir- pel¨ªcula se present¨®, con notable osad¨ªa, en la secci¨®n oficial del festival de Venecia. Su proyecci¨®n en la sesi¨®n dedicada a la Prensa transcurri¨® en medio de una de las m¨¢s memorables broncas que se recuerdan en un festival cinematogr¨¢fico, incluso superior a la que se arm¨® en la clausura del 40? Festival de Cannes cuando Yves Montand anunci¨® que la Palma de Oro era para el engendro dirigido por Maurice Pialat Bajo el sol de Sat¨¢n. En los viejos muros del palacio veneciano del Lido se quedaron pegados para siempre los ecos de los rosarios de insultos y las feroces burlas que provoc¨® en el p¨²blico esta indecible cursiler¨ªa del pretencioso y banal Franco Zeffirelli, uno de los m¨¢s grandes globos hinchados del cine italiano y alrededores.Cuenta Zeffirelli, o quiere contar sin lograrlo, los a?os de aprendizaje del gran director de orquesta Arturo Toscanini, desde sus a?os de conservatorio hasta su primer y casi casual triunfo, en tierras de Suram¨¦rica, que le devolvi¨® a Europa convertido de la noche a la ma?ana en un hombre famoso, cuando unos meses antes hab¨ªa salido de ella en el anonimato. En este, sobre el papel atractivo, apunte biogr¨¢fico, Zeffirelli nos regala sin que se la pidamos la mayor colecci¨® de t¨®picos nunca acumulada en una sola pel¨ªcula. Realmente no falta ni uno.

Y todo envuelto en papel de elegantosos colorines, para que el bodrio se vea bien acicalado, fotografiado y compuesto, en cromitos que a veces alcanzan tal grado de arbitrariedad y pedanter¨ªa como en la gloriosa es cena en que el c¨¦lebre m¨²sico aqu¨ª pelele, encaramado en la proa de un barco, dirige con batuta c¨®smica los movimientos del mar en una galerna. Puro hueco: ret¨®rica cinematogr¨¢fica a raudales. Dentro, nada.