Una nueva etapa en Hungr¨ªa
Con la constituci¨®n de un nuevo Gobierno h¨²ngaro salido de las urnas se cierra una etapa de la transici¨®n democr¨¢tica que se inici¨® en aquel pa¨ªs hace ya unos a?os. Si bien es cierto que los acontecimientos y los cambios que recientemente han tenido lugar en el Este y Centro de Europa, por su espectacularidad, han ensombrecido la profunda transformaci¨®n que se ha realizado en Hungr¨ªa, no deja de ser, en mi opini¨®n, este modelo pac¨ªfico de revoluci¨®n democr¨¢tica uno de los m¨¢s s¨®lidos y atractivos de cuantos est¨¢n llev¨¢ndose a cabo. Adem¨¢s, este proceso, cuyos inicios hay que buscarlos en los a?os setenta, fue la referencia en torno a la cual los comunistas reformistas y conservadores desataron una pol¨¦mica interna especialmente intensa.Las cr¨ªticas anatematizadoras del estalinismo tard¨ªo de la era Br¨¦znev intuyeron, desde las primeras reformas h¨²ngaras, que aquella desviaci¨®n ser¨ªa uno de los elementos desestabilizadores del sistema de privilegios en el que basaba su poder de casta geri¨¢trica reinante en la mayor¨ªa de los pa¨ªses llamados comunistas. En efecto, aquellas t¨ªmidas reformas que se iniciaron en el plano econ¨®mico y que permitieron la aparici¨®n de cooperativas agr¨ªcolas privadas supusieron un revulsivo de gran intensidad; un polo de atracci¨®n para los comunistas reformistas, que, de una manera t¨ªmida, y pese a la frustraci¨®n que supuso en su ¨¢nimo la invasi¨®n de Checoslovaquia, iban surgiendo fuera y dentro de las burocracias partidistas. De entre ellos saldr¨ªa un n¨²mero importante de l¨ªderes de opini¨®n, en torno a los cuales se aglutinar¨ªan los movimientos cr¨ªticos y pol¨ªticos que est¨¢n sirviendo de soportes participativos en las nuevas estructuras democr¨¢ticas.
Efectivamente, las cooperativas agr¨ªcolas privadas extendieron su actividad a diferentes ramas de la industria y de los servicios, reforzando as¨ª su posici¨®n pol¨ªtica y la de aquellas fuerzas partidarias de la econom¨ªa de mercado, lo que ocasion¨® una serie de tensiones y desplazamientos pol¨ªticos que desembarcar¨ªan en las reformas de 1978, cuya finalidad no era otra que producir una reestructuraci¨®n racional de la econom¨ªa. Desde aquel momento se sucedieron una serie de transformaciones que fueron desde el sistema de precios y reducci¨®n de las subvenciones hasta la liberalizaci¨®n del comercio exterior y el establecimiento del Banco Central y la creaci¨®n del mercado burs¨¢til. En esta misma d¨¦cada, Hungr¨ªa se incorpora al GATT (1983) y al Banco Mundial (1982). Una vez m¨¢s, los cambios econ¨®micos -por modestos que ¨¦stos fueran- se convirtieron, como en tantos otros procesos reformistas, en el elemento que agudiz¨® las contradicciones incoherencias que aceleraron, a finales de los ochenta y en un contexto favorecido por la perestroika de Gorbachov, las profundas modificaciones pol¨ªticas de car¨¢cter democr¨¢tico que desembocaron en las elecciones libres del mes de abril.
La constituci¨®n del nuevo Gobierno h¨²ngaro cierra una etapa, pero abre otra nueva no exenta de dificultades, entre ellas continuar las transformaciones econ¨®micas en curso, cuyo objetivo m¨¢s relevante es su adaptaci¨®n a los mecanismos y estructuras de la econom¨ªa de mercado. Pasar de una econom¨ªa planificada y centralizada a otra de mercado, como desde hace a?os se est¨¢ intentando en Hungr¨ªa, requiere de un gran esfuerzo para superar los inconvenientes que tal cambio lleva consigo. Estas adaptaciones agudizan, por otra parte, la crisis econ¨®mica y social de una sociedad que se encuentra con problemas desconocidos hasta el momento, como son, entre otros, el paro y la inflaci¨®n.
Frente a estos obst¨¢culos, el Gobierno de coalici¨®n presidido por Antall (Foro Democr¨¢tico), en el que se encuentran representados los peque?os propietarios (FKgP) y el Partido Popular Democristiano (KDNP), deber¨¢ conducir con tiento y habilidad el desarrollo de su programa pol¨ªtico. En este sentido, ser¨ªa muy deseable que dicho Gobierno cultivara el activo pol¨ªtico que tiene en su haber y que es el resultado de un proceso basado en la reconciliaci¨®n -del que se siente orgulloso el pueblo h¨²ngaro- y que tan h¨¢bilmente ha administrado su antecesor en el cargo, el se?or Nemeth.
Desde luego, los primeros pasos dados por el Foro Democr¨¢tico al conseguir un amplio apoyo del Parlamento -existe una especie de acuerdo de legislatura con los dem¨®cratas libres (SzDSz) en tomo a 20 puntos del desarrollo legislativo- hacen presagiar que la prudencia pol¨ªtica seguir¨¢ siendo la constante en el proceso de transformaci¨®n h¨²ngaro. As¨ª lo avala el que la elecci¨®n del presidente del Parlamento, que a su vez es presidente interino de la Rep¨²blica, recayera en G?zcz Arpad (SzDsz) gracias al acuerdo de los partidos mayoritarios. Acuerdo que, al parecer, se mantendr¨¢ cuando se produzca la elecci¨®n definitiva del presidente de Hungr¨ªa.
Las dificultades econ¨®micas y pol¨ªticas que tendr¨¢ que superar el Gobierno actual son de diversa ¨ªndole. En el plano econ¨®mico, no s¨®lo habr¨¢ de enfrentarse a una deuda externa pr¨®xima a los 21.000 millones de d¨®lares (con una poblaci¨®n de 10,6 millones); tambi¨¦n le espera la necesidad de modernizaci¨®n de una anticuada estructura productiva, donde el 40% es material obsoleto, y el insoslayable relanzamiento de la agricultura, fuente tradicional de riqueza, y que en la d¨¦cada de los setenta lleg¨® a tener un crecimiento espectacular, frenado posteriormente por los bajos precios impuestos en el seno del CAME y por el proteccionismo comunitario.
La econom¨ªa h¨²ngara, pese a los logros importantes del ¨²ltimo a?o -tales como una balanza comercial positiva, el super¨¢vit en el primer terci¨® de este ejercicio de las divisas convertibles y la aparici¨®n de m¨¢s de 4.000 join-ventures-, se encuentra ante los problemas que se derivan de la rigidez impuesta por el FMI, del d¨¦ficit de la balanza de pagos y de la ya mencionada deuda externa. Esta situaci¨®n es dif¨ªcilmente evaluable por tratarse de un cambio sin precedentes, en el que se contraponen concepciones totalmente diferentes.
Los cambios pol¨ªticos inciados en 1988 se han desarrollado con acierto. El ala reformista de los comunistas h¨²ngaros -casi todos ellos hoy integrados en el Partido Socialista H¨²ngaro-, encabezada por hombres tan notables como Pozsgay, Zo¨¹roz y Nemeth, condujeron un proceso revolucionario pac¨ªfico de car¨¢cter democr¨¢tico digno de encomio, proceso en el que hay que resaltar la colaboraci¨®n y comprensi¨®n -desde las l¨®gicas discrepancias- de las organizaciones c¨ªvicas y pol¨ªticas que fueron reconocidas oficiosamente y que ejercieron como oposici¨®n. El Parlamento, reafirmando su vocaci¨®n europea, aprob¨® como primer acto el d¨ªa de su constituci¨®n el ingreso de Hungr¨ªa en el Consejo de Europa. Asimismo, el Gobierno contempla la solicitud de asociaci¨®n a la CE, en los t¨¦rminos aprobados en el Consejo Europeo de Dubl¨ªn, as¨ª como una posible retirada de la organizaci¨®n militar del Pacto de Varsovia. (La retirada de las tropas sovi¨¦ticas est¨¢ prevista para antes de junio de 1991, seg¨²n el acuerdo suscrito por Hom y Shevardnadze).
En el campo pol¨ªtico y social se requiere de un est¨ªmulo que permita un mayor nivel participativo del ciudadano medio (la participaci¨®n electoral es baja), que, en general, desconfia de los partidos pol¨ªticos, y hacerles comprender que el nuevo Estado pierde su car¨¢cter omnicomprensivo. Ahora, adem¨¢s, los par¨¢metros del bienestar social pasan por una gesti¨®n del Estado como elemento de redistribuci¨®n solidaria, donde los instrumentos legales del mismo se basan en una contribuci¨®n, tambi¨¦n solidaria, de todos los ciudadanos. El est¨ªmulo del Gobierno deber¨ªa orientarse, en colaboraci¨®n con las organizaciones sociales, al fomento de nuevos valores, que permita que los ciudadanos recobren ilusiones que un sistema irracionalmente burocr¨¢tico parece haber agotado.
La ¨²ltima reflexi¨®n tiene que referirse a la esperanza que Hungr¨ªa y otros pa¨ªses de aquella ¨¢rea depositan en la Comunidad Europea para solucinar sus problemas. No cabe duda que la Comunidad en tanto que proyecto abierto -y tambi¨¦n por motivos geopol¨ªticos- tiene un compromiso ineludible. En este sentido, la Comisi¨®n de las Comunidades, encargada de elaborar un proyecto de ayudas, aprob¨® junto al grupo de los 24 Plan Phare, y el Consejo Europeo de Estrasburgo dio luz verde a la creaci¨®n del Banco Europeo de Reconstrucci¨®n y Desarrollo. Pero estas iniciativas no son, en mi opini¨®n, suficientemente s¨®lidas si no se combinan con otras, tales como la formaci¨®n de cuadros y gestores que dirijan y administren la situaci¨®n que nace con la democracia y la econom¨ªa de mercado, la cesi¨®n de tecnolog¨ªa (abolici¨®n de COCOM) y, sobre todo, con medidas de apoyo para hacer frente a la deuda externa, en forma de moratoria en los pagos, reducci¨®n de los tipos de inter¨¦s y/o la condonaci¨®n parcial de d¨¦bitos.
Espero que el nuevo sistema de asociaci¨®n previsto en el Consejo Europeo de abril en Dubl¨ªn sea definitivamente solicitado por el Gobierno h¨²ngaro. Los ¨®rganos que se contemplan en dicha asociaci¨®n para relacionarse con la Comisi¨®n y el Parlamento Europeo no s¨®lo nos permitir¨¢n un mejor conocimiento, sino que ser¨¢n un veh¨ªculo id¨®neo de mutua ayuda y compresi¨®n, en tanto Hungr¨ªa modemiza sus estructuras, especialmente las econ¨®micas, y la Comunidad resuelve sus proyectos de uni¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica.
Pedro Bofill es diputado socialista y vicepresidente de la Delegaci¨®n de Hungr¨ªa del Parlamento Europeo.
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