Cuerpo a exterminar
Soy catedr¨¢tico de griego de instituto desde que obtuve plaza, por concurso-oposici¨®n libre, a los 24 a?os. He dedicado los siete ¨²ltimos a?os de mi vida a la ense?anza, impartiendo la materia que me gusta y tratando de inculcar a mis alumnos el entusiasmo que siento por ella; algunos de mis ex alumnos est¨¢n estudiando filolog¨ªa cl¨¢sica, quiz¨¢ contagiados por m¨ª, al igual que a m¨ª me contagiaron mis profesores. Tan singular enfermedad no deja de ser cosa curiosa en el mundo en que nos ha tocado vivir; pero ah¨ª est¨¢, ah¨ª est¨¢n. Mi breve experiencia como docente me ha causado enormes alegr¨ªas y muchas decepciones, como a cualquiera; pero tengo a gala el contar entre mis mejores amigos a antiguos alumnos y alumnas.A quien le sorprenda que en estos tiempos todav¨ªa se tenga que estudiar griego le dir¨¦: que el griego es asignatura optativa que elige libremente el alumno al llegar a tercero de BUP o al continuar sus estudios en COU.
Si la situaci¨®n del griego en el actual plan de estudios es bastante precaria, con la implantaci¨®n del nuevo plan que propugna la LOGSE se hace del todo insostenible. Se pasa de enfrentar el griego a una asignatura de ciencias, como son las matem¨¢ticas; a enfrentarse con otras asignaturas de letras, como la literatura o un segundo idioma moderno. Los profesores de griego no s¨®lo somos cuerpo a extinguir, sino cuerpo a exterminar.
Podr¨ªa aducir a favor de la asignatura consideraciones tan usadas como que esta lengua es la base de la cultura y civilizaci¨®n occidentales, que en Grecia surgi¨® la democracia, que lo que somos hoy d¨ªa se lo debemos a los griegos, etc¨¦tera; pero s¨®lo voy a exponer un hecho: en la Comunidad Valenciana, este a?o no se ha convocado ni una sola. plaza de profesor de griego (ni de lat¨ªn ni de franc¨¦s). Me consta que en otras autonom¨ªas con competencias en materia de educaci¨®n tampoco se han convocado.
Yo soy funcionario de carrera; por tanto, ni a m¨ª ni a muchos otros colegas nos pueden echar a la calle (?o s¨ª?). Trato de prever mi futuro profesional y, en el mejor de los casos, me veo, hasta el d¨ªa de mi jubilaci¨®n, haciendo guardias en los pasillos o vigilando en una biblioteca de instituto para que los alumnos no se lleven los libros. Ante tal porvenir abrigo, sin embargo, una secreta esperanza: en el Instituto de Alaqu¨¤s (Valencia) donde tengo la suerte de trabajar hay un precioso jard¨ªn bot¨¢nico, y el se?or Jos¨¦, el jardinero, es persona sumamente eficaz y amable. Quiz¨¢ me admita como adjunto a jardiner¨ªa, aunque habr¨¢ que ver qu¨¦ opina del asunto de la superioridad.- Catedr¨¢tico de Griego del IB de
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