Ramsey Clark
La lucha del ex fiscal general de EE UU por los derechos humanos
Ramsey Clark, nacido el 18 de diciembre de 1927 en Dallas, ex fiscal general de Estados Unidos entre 1966 y 1969, se ha convertido desde entonces en una figura m¨ªtica para los movimientos y organizaciones de defensa de los derechos humanos. Clark ha visto los toros desde ambos lados de la barrera, y desde que abandon¨® su cargo oficial se ha volcado en denunciar las demasiado numerosas violaciones de los derechos de las minor¨ªas en todo el mundo.El jueves pronunci¨® una conferencia en Madrid, en el marco de las jornadas convocadas por la Asociaci¨®n Contra la Tortura. Invirti¨® dos horas en su conferencia y varias m¨¢s en atender a periodistas que quisieron recabar su opini¨®n sobre el estado de las libertades individuales y de los pueblos en el mundo.
"La situaci¨®n global es terrible, porque no hay que considerar s¨®lo los atropellos contra las personas individuales. En docenas de pa¨ªses la polic¨ªa detiene y tortura a los ciudadanos impunemente, pero tambi¨¦n hay pueblos enteros que pasan hambre, desnutridos y subdesarrollados, y tenemos sobre nuestras cabezas la amenaza constante del arsenal at¨®mico. Estas cuestiones hay que incluirlas tambi¨¦n en el cap¨ªtulo de los derechos humanos", dice Clark, y comienza una larga exposici¨®n de casos que demuestran que la fragilidad de la vida humana en manos de los poderosos es una constante, sin importar el color pol¨ªt¨ªco o ideol¨®gico de los gobiernos. Desde Malasia, donde se puede condenar a muerte a una. persona por posesi¨®n de 200 gramos de marihuana, hasta los 2.300 condenados a muerte que esperan su turno en las prisiones estadounidenses.
Ramsey fue cocinero antes que fraile. Abogado en Tejas, desde 1961 trabaja como asistente del fiscal general, Robert Kennedy. Asciende a adjunto del fiscal general y, bajo la presidencia de Lyndon B. Johnson, es elegido para el cargo.
Son los a?os de la guerra de Vietnam y del despertar del movimiento de los j¨®venes norteamericanos por los derechos civiles. Desde su cargo, Clark mantiene un duro enfrentamiento con el FBI, por oponerse al espionaje policial a los grupos de oposici¨®n a la guerra. Clark mantiene que la seguridad nacional no puede justificar la violaci¨®n de las libertades ciudadanas, y ¨¦ste es un mensaje que sigue repitiendo desde entonces y en todos los pa¨ªses que ha recorrido, desde Espa?a, donde estuvo ya en 1973 para conocer la situaci¨®n de los presos pol¨ªticos bajo el franquismo, hasta Panam¨¢, Nicaragua, Indonesia, Chile, Argentina y otros muchos. Sin olvidar el suyo propio, EE UU, en el que est¨¢ metido hasta el cuello en la defensa de las minor¨ªas ¨¦tnicas.
"Ya cuando era fiscal general mi m¨¢xima preocupaci¨®n fue proteger a los ciudadanos de la violencia policial y de los funcionarios del Estado. Esto es b¨¢sico, porque si no se protege a la gente contra sus propios gobiernos, los gobiernos acaban siendo los principales enemigos de sus pueblos". Su propia experiencia le ha llevado a apoyar a todas las organizaciones civiles del tipo de la Asociaci¨®n Contra la Tortura. Clark conoce las presiones que los gobiernos pueden ejercer y ejercen sobre los organismos oficiales encargados de velar por los derechos humanos: "Por eso soy partidario de que la propia sociedad cree asociaciones de control y denuncia. En esto s¨ª soy un poco optimista. Ahora es mucho m¨¢s dif¨ªcil que los atropellos puedan quedar ignorados, porque en todo el mundo se han ido creando cientos de asociaciones privadas, algunas, como Amnist¨ªa Internacional, con miles de socios".
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