Espa?a, eliminada al estilo brasile?o
Espa?a se va del Mundial, despu¨¦s de jugar su mejor partido, al estilo brasile?o. Si el f¨²tbol no se midiese por los goles, ser¨ªa una injusticia. Pero a los espa?oles les falt¨® el instinto asesino en el ¨¢rea. Y eso les cost¨® hacer las maletas y perder una oportunidad ¨²nica de ir lejos en un Mundial que se les hab¨ªa abierto como una autopista por la eliminaci¨®n de Brasil. Espa?a pudo haber derrotado a Yugoslavia en la primera parte. La tuvo contra las cuerdas en la segunda e incluso igutial¨® un gol en contra, marcado a 12 minutos del final, de ¨¦sos que tumban a un equipo. Pero fue demasiado inocente en el ¨¢rea. Y los balc¨¢nicos, viejos zorros en esto del f¨²tbol, aprovecharon muy bien sus oportunidades. La definitiva, a los dos minutos de comenzar la pr¨®rroga, con un golazo de falta de Stojkovic. Espa?a, quemadas las fuerzas, s¨®lo pudo protagonizar una larga agon¨ªa de 30 minutos en los que s¨®lo una vez (un cabezazo alto de Rafa Paz) remat¨® a puerta.Espa?a sufri¨® una eliminaci¨®n al estilo que marca el Mundial, seg¨²n el cual pierde el que domina. De hecho, el mismo relato del partido entre Brasil y Argentina habr¨ªa servido ayer si Julio Salinas no hubiera acertado a seis minutos del final con uno de esos goles de oportunismo tan propios de ¨¦l, aunque s¨®lo sirviera para aplazar la eliminaci¨®n de Espa?a hasta la pr¨®rroga. En un partido marcado por el ritmo premeditadamente lento de los yugoslavos, Espa?a se sinti¨® c¨®moda, sin presi¨®n, y dispuso de much¨ªsimas oportunidades para no tener que llegar tan lejos. El tremendo calor de Verona (junto a Palermo, tiene estos d¨ªas las temperaturas m¨¢s altas de Italia) fue el causante del juego al paso de los dos equipos, ya asustados antes de comenzar del esfuerzo f¨ªsico que deb¨ªa realizar.
Pero la Espa?a de ayer era superior en los ¨²ltimos metros, los importantes. Salina! tuvo la primera oportunidad (m. 4) y le siguieron Butrague?o (m. 9), que no acert¨® a rematar un rechace de lvkovic a tiro de Mart¨ªn V¨¢zquez, Roberto (m. 22) y Mart¨ªn V¨¢zquez (m. 44), aunque las mejores ocasiones llegaron en la segunda mitad: Mart¨ªn V¨¢zquez envi¨® fuera el bal¨®n despu¨¦s de driblar a tres rivales en el ¨¢rea (m. 5 1), G¨®rriz remat¨® un c¨®rner que Ivkovic salv¨® en la l¨ªnea (m. 55) y Butrague?o cabece¨® al poste un centro de Villarroya (m. 63). La lista se parece mucho a la de Brasil ante Argentina. Y la desgracia es la misma: la vuelta a casa por no saber concretar en goles el dominio.
El ¨²nico peligro de Yugoslavia ven¨ªa, ya desde el primer minuto, de las carreras por la banda derecha de Stoikovic, el ¨²ltimo fichaje multimillonario del Marsella. Stojkovic y Villarroya, su marcador, eran los ¨²nicos que corr¨ªan. El resto de los yugoslavos prefer¨ªa Jugar al paso, apostando por un desenlace en los ¨²ltimos minutos con las reservas f¨ªsicas. Acertaron porque Espa?a perdon¨® demasiado. Stojkovic se convirti¨® en ese detalle al que todos se refer¨ªan antes de comenzar el partido. Un detalle que, desgraciadamente para Espa?a, estuvo en el equipo equivocado. Sus dos goles fueron ejecuciones de alta escuela. Dos billetes de retorno en primera clase para una generaci¨®n de futbolistas que han perdido otra oportunidad de pasar a la historia.
Yugoslavia, de hecho, le tendi¨® una trampa a Espa?a. Dej¨® que todo el desgaste lo hiciera ella. Mart¨ªn V¨¢zquez y Michel se hartaron de subir balones en varias ocasiones desperdiciadas por un Butrague?o cuya cesta de los milagros lleva mucho tiempo vac¨ªa y al que se le han acabado ya las pr¨®rrogas de confianza. Todos los centrocampistas espa?oles aprovechaban cualquier agujero para tirar a puerta, conocida la debilidad del guardameta lvkovic, pero s¨®lo acertaron dos veces: en una, un tiro de Mart¨ªn V¨¢zquez gener¨® un rechace de Ivkovic, pero Butrague?o lanz¨® fuera con toda la porter¨ªa vac¨ªa. En la otra, Ivkovie par¨® con la cara un remate de Salinas.
Los espa?oles se sent¨ªan superiores en el campo, confirmando sus previsiones de la v¨ªspera Y ¨¦se fue el problema. La salida del veloz Savicevic (otra trampa de los yugoslavos, que dec¨ªan que estaba lesionado) descoloc¨® a la defensa. Llegados los 15 minutos finales, los balc¨¢nicos aceleraron el ritmo y encontraron a un rival cansado y perplejo.
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