La fuerza de la ley
NUEVE A?OS despu¨¦s de la intentona golpista del 23-F, uno de sus principales cabecillas, el entonces capit¨¢n general de Valencia y ahora ex general Milans del Bosch, abandona la c¨¢rcel, no en virtud de alguna medida de gracia, a la que siempre se opuso con des d¨¦n, sino por la fuerza de la ley. Condenado a 30 a?os de prisi¨®n por el consejo de guerra que juzg¨® aquel atentado criminal contra el pueblo espa?ol, y reducida esta pena a 26 a?os y ocho meses por aplicaci¨®n retroactiva del nuevo C¨®digo Penal Militar del 9 de diciembre de 1985, el ex militar cumple en estos momentos todas las condiciones legales para su libertad condicional.Con sensibilidad humanitaria, la legislaci¨®n penitenciaria espa?ola prev¨¦ que ning¨²n recluso de m¨¢s de 70 a?os -cualquiera que sea el delito por el que cumple condena- permanezca en la c¨¢rcel. Y aunque el peculiar r¨¦gimen carcelario castrense ha desconocido hasta ahora este beneficio, el Tribunal Supremo consider¨® recientemente que no hay raz¨®n para no aplicarlo tambi¨¦n a los reclusos de este r¨¦gimen, pues civiles y militares son iguales ante la ley. Ninguna circunstancia permitir¨ªa, pues, hacer una excepci¨®n con Milans del Bosch exoner¨¢ndole de la ley com¨²n que se aplica al resto de los reclusos. Sea cual sea su concepto del deber -ha afirmado que, al ser el oficial de mayor graduaci¨®n de los condenados por el frustrado golpe de Estado, debe ser el ¨²ltimo en abandonar la c¨¢rcel-, su sitio est¨¢ actualmente en la calle. Su edad, 75 a?os reci¨¦n cumplidos, le exime del cumplimiento del principal requisito exigido para obtener la libertad condicional: haber cumplido las tres cuartas partes de su condena. Y el juez militar que inici¨® de oficio el expediente de su excarcelaci¨®n considera que tambi¨¦n re¨²ne los dem¨¢s: haber iniciado el tercer periodo de condena, buen comportamiento carcelario y garant¨ªas de que har¨¢ "una vida honrada" en libertad, que en lo que interesa a los espa?oles s¨®lo puede tener un significado: que olvide redentorismos no solicitados.
Como ya ocurri¨® ante el indulto concedido hace a?o y medio por el Gobierno al estratega pol¨ªtico del 23-F, el ex general Armada, no ha lugar para que los dem¨®cratas espa?oles, es decir, la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos, se sientan ahora alarmados por la puesta en libertad de quien fue el estratega militar del golpe y sac¨® los tanques a la calle para aplastar la libertad. Aunque, a diferencia del primero, este ex general golpista no s¨®lo no ha dado muestra alguna de acatamiento a la legalidad constitucional, sino que la ha rehusado expresamente, los dem¨®cratas deben contemplar con naturalidad la aplicaci¨®n de una norma humanitaria a quien, por edad, debe beneficiarse de ella. En todo caso, la extensi¨®n generosa de este beneficio penitenciario -de acuerdo con el esp¨ªritu y los m¨¢s genuinos valores constitucionales- a un militar que se sublev¨® contra la Constituci¨®n con las armas que el propio ordenamiento pol¨ªtico le confi¨®, no s¨®lo no debilita a las instituciones democr¨¢ticas, sino que las refuerza y prestigia.
No est¨¢ en las manos de los dem¨®cratas impedir que el ex general Milans del Bosch, y cuantos todav¨ªa puedan a?orar el pasado, siga so?ando con soluciones pol¨ªticas basadas m¨¢s en la fuerza que en la raz¨®n. Lo que s¨ª les corresponde es ?mpedir que estos sue?os prendan de nuevo en la r¨¦alidad espa?ola. Para ello es necesario taponar cualquier resquicio por el que pueda introducirse nuevamente la nefasta doctrina de la autonom¨ªa militar, caldo de cultivo propicio para los meslanismos totalitarios. S¨®lo as¨ª la libertad de Milans ser¨¢ un hecho irrelevante y los ciudadanos podr¨¢n contemplar sin sobresalto c¨®mo este ex general golpista se pasea libremente por las calles.
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