Mario Cabr¨¦ fallece a los 75 a?os en Barcelona
El torero, actor y poeta hab¨ªa trabajado con Ava Gardner en el filme 'Pandora y el holand¨¦s errante'
Mario Cabr¨¦ i Esteve, conocido por sus m¨²ltiples facetas de torero, actor y poeta, falleci¨® ayer, a mediod¨ªa, en la cl¨ªnica Delfos de Barcelona. Cabr¨¦, de 75 a?os de edad, padec¨ªa del coraz¨®n desde hac¨ªa tiempo, y en 1976 ya sufri¨® una embolia y un infarto que, tras una operaci¨®n a coraz¨®n abierto, le provocaron una hemiplej¨ªa que le dej¨® paralizado medio cuerpo, oblig¨¢ndole a un dr¨¢stico retiro. Al agravarse su enfermedad coronaria, hace seis meses, precis¨® internamiento hospitalario, hasta que ayer, a mediod¨ªa, el coraz¨®n le fall¨® para siempre.
Despu¨¦s de casi 18 a?os de enfermedad, el p¨²blico se acostumbr¨® a recordar a un Mario Cabr¨¦ en decadencia, que aparec¨ªa peri¨®dicamente en los distintos medios de comunicaci¨®n para contar una y otra vez los detalles de su romance con Ava Gardner o sus triunfos en el toreo. A la capilla ardiente instalada ayer por la tarde en un tanatorio barcelon¨¦s s¨®lo acudieron algunos familiares y unos pocos amigos de la generaci¨®n del torero. El funeral se celebrar¨¢ esta tarde, a las 15.30, en la iglesia del Corpus Christi de Barcelona. Al finalizar la ceremonia se realizar¨¢ el entierro en el cementerio de Montju?c.Mario Cabr¨¦ naci¨® el 6 de enero de 1916 en Barcelona, en el seno de una familia de artistas. Su padre y su t¨ªo eran actores y su hermana fue bailarina. ?l empez¨® a actuar sobre los escenarios casi al mismo tiempo que aprendi¨® a torear, y a los 14 a?os ya era novillero. Con todo, su pasi¨®n m¨¢s temprana fue la poes¨ªa, afici¨®n que le cautiv¨® a los ocho a?os y no le abandon¨® en toda su vida. Public¨® una veintena de libros de poemas, siempre en castellano, y en 1972 obtuvo el Premio Ciudad de Barcelona de poes¨ªa por el poemario titulado Maramor.
En 1943 tom¨® la alternativa de la mano de Domingo Ortega en la plaza de Las Ventas de Madrid. Despu¨¦s vinieron 5 a?os de lidias y cuatro o cinco cornadas graves que le dejaron el cuerpo se?alado. Dej¨® las plazas en 1960 y al cabo de un tiempo empez¨® a trabajar como relaciones p¨²blicas de una empresa textil de Sabadell, en la que permaneci¨® 12 a?os.
En Tossa de Mar, rod¨® Mario Cabr¨¦, con Ava Gardner, la m¨¢s importante de sus pel¨ªculas, Pandora y el holand¨¦s errante, un exquisito t¨ªtulo de Albert Lewin, hoy objeto de culto entre la cinefilia m¨¢s devota, una obra con todo el kitsch del mundo, el onirismo en grado superlativo, informa Jordi Batlle Caminal. Un titulo que era tierra f¨¦rtil donde abonar el mito. O los mitos. El de Ava, uno. El de la propia Pandora, otro. Y otro, no el menor, el de Cabr¨¦, con una imagen de latin lover por excelencia que no tuvo m¨¢s oportunidades dentro del panorama internacional.
Su tempestad fue breve, pero intensa. No tanto por la encarnaci¨®n de una iconograf¨ªa de sangre y sexo en estado de ebullici¨®n como por el sonado, fugaz, idilio con Ava, que lleg¨® a enfurecer de celos a Frank Sinatra, que se person¨® en Tossa con una millonaria pulsera y la pretensi¨®n con ella de hacer volver Ava Gardner. La poes¨ªa de Cabr¨¦, suave pero pasional, orient¨® hacia el papel sus impulsos la misma noche del 14 de abril de 1950, cuando la Gardner lleg¨® a Madrid: "?Qu¨¦ hondo escalofr¨ªo de ra¨ªces/ al verla se ha grabado de improviso!/ Sin oirla siquiera, ni tocarla/ del enigma que guarda mi destino/ me han sido reveladas muchas horas/ en una confusi¨®n de sacrificios".
Oro y marfil (Gonzalo Delgr¨¢s, 1947), Canci¨®n mortal (Ignacio F. Iquino, 1948), Misi¨®n extravagante (Ricardo Gasc¨®n, 1953) o Los diez mandamientos (Francisco El¨ªas, 1956), son otros de los t¨ªtulos que interpret¨® en el cine Mario Cabr¨¦, sin llegar en ninguno de ellos a la pulsi¨®n rom¨¢ntica de Pandora y el holand¨¦s errante. No le falt¨® nunca una aureola m¨ªtica de donju¨¢n perenne: ah¨ª est¨¢ un filme ex¨®tico donde los haya, Una cubana en Espa?a, para demostrar sus dotes de rompecorazones femeninos. Ni le falt¨® en ning¨²n momento presencia, como cert¨ª icara aquel hit de la televisi¨®n que se llamaba Reina por un d¨ªa, donde Cabr¨¦ era un presentador con charme. Le rescat¨® para la pantalla en la d¨¦cada de los sesenta Pere Portabella, haci¨¦ndole protagonista de su corto No compreu amb els dits y del largometraje Nocturno 29, dos propuestas de vanguardia que no ten¨ªan semejanza con sus anteriores empe?os cinematogr¨¢ficos.
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