Cambio de Collor
El presidente brasile?o busca un compromiso para controlar la situaci¨®n econ¨®mica
El nuevo fen¨®meno pol¨ªtico brasile?o, el presidente Fernando Collor, cumpli¨® la semana pasada sus primeros 100 d¨ªas de Gobierno con una sensible p¨¦rdida de autoridad y prestigio pol¨ªticos. Collor ha podido cumplir poco de lo que prometi¨®, se hizo con muchos enemigos en poco tiempo y est¨¢ ahora buscando compromisos para controlar una dif¨ªcil situaci¨®n econ¨®mica.
El ¨ªmpetu y la agresividad iniciales han sido sustituidos por una llamada a la negociaci¨®n con empresarios y sindicatos. Collor subestim¨®, sobre todo, la capacidad de presi¨®n y articulaci¨®n de los empleados p¨²blicos en Brasil, a quienes declar¨® la guerra: prometi¨® echar a la calle a unos 360.000 de un total de 1.200.000 funcionarios. En la fecha l¨ªmite para cumplir esa promesa, Collor hab¨ªa despedido a cerca de 100.000, un importante recorte en la Administraci¨®n p¨²blica brasile?a.Collor ha sufrido derrotas importantes en el Tribunal Supremo, que ha limitado considerablemente los poderes del presidente frente al Legislativo. En su intento de controlar a la clase pol¨ªtica, Collor se neg¨® a distribuir cargos en la Administraci¨®n, la tradicional manera de conquistar aliados o contener adversarios en la pol¨ªtica brasile?a.
El resultado es que los mismos parlamentarios del Gobierno le niegan su apoyo en importantes votaciones en el Congreso, del cu¨¢l Collor depende para la aprobaci¨®n de medidas urgentes para aplicar su plan de estabilizaci¨®n econ¨®mica. La esperanza de Collor son las elecciones regionales y legislativas del pr¨®ximo octubre, cuando muchos de los diputados dependen del apoyo pol¨ªtico y financiero del presidente para ganar otro mandato.
Hasta ahora, Collor ha apostado, con mucho ¨¦xito, en su excelente imagen personal y su capacidad de comunicaci¨®n en la pantalla. Ocurre que el apoyo del 80% de la poblaci¨®n brasile?a a sus medidas econ¨®micas de choque baj¨® en 100 d¨ªas a poco m¨¢s del 50%.
En S¨¢o Paulo, el principal centro econ¨®mico y pol¨ªtico del pa¨ªs, una encuesta realizada exclusivamente con cabezas de familia revel¨® que tan s¨®lo la mitad de ellos considera satisfactoria la actuaci¨®n del presidente.
La voz de la madre
Hay por lo menos alguien que el impulsivo y agresivo presidente brasile?o respeta: la voz de su madre. Si no fuera do?a Leda la madre del presidente, quiz¨¢ Brasil ya estar¨ªa gobernado por su vicepresidente. "Abandona los deportes peligrosos", dijo do?a Leda a su hijo (naturalmente, por televisi¨®n).Hasta escuchar la advertencia materna, Collor se dedicaba cada fin de semana a alguna actividad f¨ªsica que le garantizaba la presencia de reporteros de televisi¨®n, al mismo tiempo que severas cr¨ªticas en el pa¨ªs. Su primera incursi¨®n fue una potente motocicleta que el presidente mismo pilot¨® a m¨¢s de 140 kil¨®metros por hora por las calles de Brasilia (y en pantal¨®n corto).
La segunda aventura deportiva de Collor envolvi¨® un jet ski, que evidentemente condujo a gran velocidad por las aguas del lago Paran¨¢, tambi¨¦n en la capital brasile?a. Entusiasmado por la velocidad, Collor acept¨® la semana siguiente una invitaci¨®n para un vuelo supers¨®nico con un F-5 de la Fuerza A¨¦rea brasile?a. Y, como no pod¨ªa dejar las otras armas abandonadas, hizo un paseo en submarino por la bah¨ªa de Guanabara (R¨ªo). Hace pocos d¨ªas, vivi¨® la experiencia de pilotar un poderoso blindado de guerra, el Osorio. Y aprovech¨® para hacer algunos disparos (acert¨® en el blanco).
En su man¨ªa acerca de los veh¨ªculos y los deportes, el presidente ya pilot¨® tambi¨¦n una potente m¨¢quina agr¨ªcola en una gran plantaci¨®n de soja, en Mato Grosso. En esta provincia, para ense?ar ante las c¨¢maras de televisi¨®n c¨®mo piensa el Gobierno combatir el narcotr¨¢fico, Collor -al mando de una potente m¨¢quina agr¨ªcola- lleg¨® bastante cerca de una inmensa cantidad de marihuana y coca¨ªna incautada por la Polic¨ªa Federal. Sin fijarse en la direcci¨®n del viento, Collor prendi¨® fuego a la droga y las llamas le causaron quemaduras de segundo grado en un brazo y una oreja.
Al presidente le encanta corretear por portaviones, selvas o calles. Pasea en bicicleta con ni?os, artistas conocidos de la pantalla o, cosa rara, con su propia mujer. Ha jugado al f¨²tbol con la selecci¨®n brasile?a (hizo un gol de penalti) y al voleibol con profesionales de ese deporte. Cuando visit¨® Jap¨®n, a comienzos de a?o, practic¨® k¨¢rate (hace poco la preocupaci¨®n de sus ayudantes era la de que Collor quisiera practicar sumo, el m¨¢s tradicional deporte japon¨¦s, con un grupo de distinguidos sumotori que estaba de visita en Brasil. El m¨¢s delicado de esos atletas pesaba 135 kilos.
Collor no se resiste a pasear por los supermercados. Compra y despu¨¦s da las cosas a alg¨²n ni?o pobre, pero su intenci¨®n es comprobar que los precios no suben. Tiene un agudo sentido para la mercadotecnia pol¨ªtica: hace poco, cuando supo que la gente ya no invert¨ªa en cajas de ahorro por miedo a una nueva intervenci¨®n gubernamental, Collor dej¨® su oficina en el Palacio del Planalto y fue ¨¦l mismo -con las c¨¢maras de televisi¨®n- a abrir una cuenta de ahorros.
"Quiero que el pueblo me vea", dijo cuando le preguntaron sobre sus espectaculares apariciones p¨²blicas. No acepta comparaciones con su hom¨®logo argentino, Carlos Menem, que entre otras cosas ya bail¨® incluso el tango. La lambada no est¨¢, hasta ahora, en la programaci¨®n oficial del presidente, que pone como ejemplo al rey Juan Carlos: "?l tambi¨¦n es joven, din¨¢mico, practica deportes peligrosos y nadie le critica".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.