El mayor espect¨¢culo del f¨²tbol
N¨¢poles vive dividida entre Maradona y su selecci¨®n las horas previas al Italia-Argentina
MARUJA TORRES Los napolitanos, que por encima de todo adoran el espect¨¢culo, y que por eso se han entregado a Maradona a lo largo de seis temporadas en las que el argentino ha sido para ellos amuleto y buf¨®n, equilibrista y mago, disfrutaron en v¨ªsperas del encuentro Argentina-ltalia del goce incomparable del melodrama. Cierto que hab¨ªa mucho de comedia -?y cu¨¢ndo no, aqu¨ª?- en el asunto, pero el desgarro de saberse divididos entre lo que un acertado cronista local ha llamado "amor patrio" -por la selecci¨®n nacional- y "amor profano" -por el Dieguito de sus entra?as- a?a d¨ªa un estremecimiento m¨¢s a la excitaci¨®n que el f¨²tbol en s¨ª mismo les proporciona.
En la calle, no hab¨ªa la menor duda. "Aplaudiremos a Maradona, y le seguiremos con nuestro coraz¨®n. Es m¨¢s, no silbaremos a Argentina, como han hecho en toda Italia. Pero nosotros somos italianos y queremos que gane nuestra selecci¨®n". De nada han servido las demag¨®gicas declaraciones de Diego: "?Es que ya no somos terroni como los italianos nos llaman?", se preguntaba el ¨ªdolo, aludiendo al calificativo despectivo con que en el Norte se designa a los del Sur, y meti¨¦ndose ¨¦l, de paso, en el plural.
"Maradona vive en V¨ªa Manzoni, la zona m¨¢s rica de N¨¢poles", dice un joven de Porta Nolana, uno de los barrios m¨¢s m¨ªseros, al que antiguamente llegaba el mar. Aqu¨ª se buscan la vida como pueden, y hay prostitutas, chulos, ni?os mendigos y adultos que comercian con el poco pescado que consiguen en barcas que ni siquiera pueden pagar. Nando, 26 a?os: "Yo vivo con mi mujer y mis hijos en las afueras, pero vengo aqu¨ª todos los d¨ªas, a sacarme 200.000 liras semanales, y eso me cuesta mucho sudor. No me gusta que Maradona, sudando tan poco, gane tanto dinero. Estoy con ¨¦l porque es del N¨¢poles, mi equipo, pero tambi¨¦n soy de la nacional". Su compa?ero, que trabaja en lo mismo que ¨¦l, a?ade: "A Maradona le queremos bien. Ustedes le obligaron a irse de Barcelona, pero aqu¨ª le querremos hasta que no tenga donde caerse muerto".
En el Quartiere Spagnolo, llamado as¨ª en recuerdo de los tiempos de la dominaci¨®n espa?ola, el due?o de un bar y su clientela reciben a esta periodista con la habitual cantinela acerca de las p¨¦rdidas que ha supuesto el Mundial por culpa de la ley seca. Pero inmediatamente dice el propietario: "?Qu¨¦ demonios hizo Espa?a ante Yugoslavia?". Gran tragedia: este se?or hab¨ªa apostado un mill¨®n de liras a favor de nuestro equipo.
"Maradona ha arruinado el Mundial", rebat¨ªa sin embargo un guardia de tr¨¢fico. Y el quiosquero: "Schillaci, en cambio, juega mucho y habla poco, como debe ser". Muy cerca, en un restaurante, un cantante callejero, el t¨ªpico napolitano de pel¨ªcula, le dedicaba a Salvatore Schillaci una canci¨®n, Anima e cuore. Quiz¨¢s algo est¨¦ cambiando para el Pibe.
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