Italia perdi¨® la cabeza en la pizarra
El marcaje a Maradona y la alineaci¨®n de Vialli cuestionan a Vicini
Argentina, una selecci¨®n a la que en Italia s¨®lo se le adivinaban carencias y una alianza a ultranza con la suerte, puso ayer en evidencia al equipo que hab¨ªa sido distinguido como m¨¢ximo candidato a sucederle en el trono de la Copa del Mundo. El equipo del tecn¨®crata Carlos Salvador Bilardo, riel al esp¨ªritu de sacrificio que distingue al colectivo, le gan¨® la partida a un conjunto refinado al que se le supon¨ªa un poder de imaginaci¨®n sin parang¨®n. Las penurias italianas estaban escritas en la pizarra del vestuario. Italia perdi¨® su solvencia defensiva en marcajes individuales y se atasc¨® en ataque con la entrada de Vialli.
Azeglio Vicini cometi¨® ayer dos errores fundamentales. El seleccionador italiano decidi¨® primero prescindir de Baggio en beneficio de Vialli, el buque insignia de la squadra azzurra que permanec¨ªa en el banquillo oscurecido por Schillaci. Vialli y Schillaci parecieron, por un momento, la copia el uno del otro. No se compenetraron y tendieron a estorbarse porque su instinto les condujo generalmente al mismo punto. Buscaban el bal¨®n fuera del ¨¢rea, en la zona intermedia, llev¨¢ndose consigo a sus marcadores, Ruggeri y Serrizuela, y dejando las bandas para las penetraciones de Donadoni, De Napoli o Maldini. Pero Italia nunca entr¨® por los extremos y sus dos delanteros chocaron en el punto de penalti cuando acudieron al remate.El poder de Maradona
Vicini, adem¨¢s, dej¨® el partido en manos de Maradona cuando decidi¨® asignarle un marcaje individual por todo el campo: primero parecieron alternarse Bergomi y Ferri, aunque finalmente acab¨® persigui¨¦ndole el segundo. Maradona se llev¨® a Ferri fuera del ¨¢rea y descompuso a la robusta zaga italiana. Los marcajes individuales, ins¨®litos en una defensa dirigida por un libre como Baresi, que en el Milan dirige con temple una defensa zonal y que aplica con rigurosidad la t¨¢ctica del fuera de juego, llevaron a Italia a la perdici¨®n.
Los italianos perdieron cualquier conexi¨®n entre su defensa y la l¨ªnea de medios y Argentina se adue?¨® de la divisoria. El equipo de Bilardo pareci¨® un orfe¨®n ante el desbarajuste local, con jugadores fuera de su demarcaci¨®n y sin ning¨²n poder para presionar ni intentar el robo de balones. Los italianos dejaron pensar a los argentinos y, encima, Maradona emergi¨® como un excelente conductor del juego de ataque despu¨¦s de que Caniggia recuper¨® su condici¨®n de delantero nato con la entrada del trabajador Troglio para acompa?ar a un incansable Burruchaga.
Un gol pol¨¦mico pareci¨® calmar inicialmente los ¨¢nimos de los anfitriones, pero Italia no supo ni siquiera mostrar la cualidad que siempre le ha distingido: su facilidad para defender un resultado a favor.
La solvencia defensiva del grupo de Vicini se vio tan amenazada que incluso Zenga, considerado como uno de los porteros m¨¢s valiosos del Mundial, err¨® en dos salidas consecutivas y propici¨® el tanto de Caniggia (ver gr¨¢fico). Un solo gol sirvi¨® para cuestionar todo el trabajo realizado por Italia.
Nadie se explica el porqu¨¦ de que Vicini renunciase ayer a que su equipo desplegara el juego que plasm¨® en sus encuentros de la primera fase, cuando parec¨ªa que no estaba pendiente de nadie.
Su despedida fue tan cruel que incluso Donadoni, el jugador de m¨¢s talento, err¨® en el lanzamiento de un penalti.
Italia no tuvo jam¨¢s vocaci¨®n de equipo atacante. Sus ingenieros se vieron desbordados por la desorganizaci¨®n que se les plante¨® en el centro del campo ante el trabajo desarrollado por el rival atendieron m¨¢s a las cuestiones defensivas que a las ofensivas.
Las riendas del partido estuvieron en manos de Argentina, aunque las arbitrariedades del colegiado, el franc¨¦s Vautrot, amenazaron con darle al encuentro cualquier resultado. Pero la l¨®gica se impuso por una vez.
Italia choc¨® contra un equipo aguerrido que sigue fiel al esquema que le sirvi¨® para ganar el pasado Mundial: dos centrales y un libre, tres medios retrasados, tres adelantados, un punta y... Maradona.
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