Sur¨¢frica, ?quien es el responsable del porvenir?
El embajador de Sur¨¢frica en Espa?a, Frederich G. Conradie, ofreci¨®, en su art¨ªculo aparecido en EL PAIS (mi¨¦rcoles 20 de junio de 1990), Sur¨¢frica, porvenir responsable, un panorama sobre lo que considera el porvenir responsable de su pa¨ªs, pero olvid¨® mencionar una serie de cuestiones que determinan el car¨¢cter de ese futuro, particularmente qui¨¦n deber¨¢ decidir c¨®mo ha de ser la nueva Sur¨¢frica, es decir, qui¨¦n es el responsable de ese porvenir.Desde febrero de 1990, con ocasi¨®n de su hist¨®rico discurso, Frederik W. de Klerk y sus embajadores en el mundo tratan de ofrecer una visi¨®n de c¨®mo corregir una injusticia de dos siglos. De entrada, el embajador de Sur¨¢frica ha de entender que hemos de esperar mucho de esa correcci¨®n para comenzar a confiar en sus intenciones. Sobre todo cuando ni el presidente del Gobierno ni el embajador citan en sus discursos o art¨ªculos el principio, reconocido internacionalmente, por el que se rigen las naciones democr¨¢ticas: el de un hombre / una mujer, un voto.
Ninguno de ellos acuerda tampoco acogerse a una serie de principios por los que la transici¨®n a la democracia ser¨ªa considerada efectiva, principios determinados por la ONU a partir de la Declaraci¨®n de Harare, sino que tratan de establecer una v¨ªa particular por medio de una negociaci¨®n abierta que han rechazado durante medio siglo, en la que pretenden mantener un papel protagonista y una serie de privilegios.
Ante esta situaci¨®n debemos recordar al embajador y al presidente de Sur¨¢frica que para entrar en el concierto de las naciones democr¨¢ticas existen m¨²ltiples v¨ªas, pero un solo modelo u objetivo final, tal y como se recoge en la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos (art¨ªculo 21): "Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su pa¨ªs ( ... ). La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder p¨²blico; esta voluntad se expresar¨¢ mediante elecciones aut¨¦nticas que habr¨¢n de celebrarse peri¨®dicamente, por sufragio universal e igual ( ... )", que se basa en dos principios de la misma declaraci¨®n: "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en derechos y dignidad ( ... )", y "Toda persona tiene todos los derechos proclamados en esta declaraci¨®n sin distinci¨®n alguna de raza, color, sexo ( ... )". Les recordaremos tambi¨¦n que pertenecen a una declaraci¨®n que vertebra la propia existencia de la ONU, que consta de 30 art¨ªculos, de los que, a pesar de sus reformas, el Gobierno de Sur¨¢frica no cumple uno solo.
Leyes y preguntas
?Qu¨¦ leyes segregacionistas ha abolido el Gobierno? ?La ley de matrimonios mixtos y la de la inmoralidad, que imped¨ªan realizar el acto sexual a blancos y negros excepto en las ¨¢reas designadas a las prostitutas negras, derogada hace poco y opuesta al art¨ªculo 16 de la declaraci¨®n, que llev¨® a miles de personas a juicio y a testificaciones de forenses sobre el calor de las s¨¢banas y las manchas en las camas, o la ley sobre la tierra, que hacina al 87% de la poblaci¨®n en el 13% de la tierra otorgando la proporci¨®n inversa a una minor¨ªa y que vulnera el art¨ªculo 137. El embajador sabe mejor que nadie que esta ¨²ltima ley no est¨¢ derogada y que Pretoria no ha ofrecido un calendario para su eliminaci¨®n.
?O puede ser la ley sobre la clasificaci¨®n racial, que tutela desde el nacimiento al surafricano indic¨¢ndole a qu¨¦ grupo pertenece, si su familia es del mismo grupo que ¨¦l, por lo que podr¨¢ vivir con ella o no, si tiene una expectativa de vida de 75 o 50 a?os, si se halla en un grupo con una mortandad infantil del 9,3 o del 80 por mil, si podr¨¢ circular libremente por su pa¨ªs o votar, o si podr¨¢ recibir una educaci¨®n valorada en 928,9 o en 176,6 d¨®lares per c¨¢pita?
?Saben los europeos que un blanco puede ser reclasificado a¨²n hoy como mestizo por ser de origen griego y que deber¨¢ residir a varios cientos de kil¨®metros de su familia y a varios cientos de a?os luz de su nivel de vida? ?Saben los espa?oles que el Gobierno representado por este embajador no se ha posicionado a¨²n sobre el mantenimiento de esta ley que, en estos momentos, est¨¢ destruyendo familias enteras clasificando a sus miembros en diferentes grupos, internando a las personas en distintas ¨¢reas de las que ni siquiera conocen la lengua? ?Saben que 110.000 familias mestizas han sufrido al menos dos reclasificaciones diferentes en los ¨²ltimos 30 a?os y que varios millones de negros han debido reasentarse en lugares distantes entre s¨ª centenares de kil¨®metros en los ¨²ltimos 20 a?os?
No han derogado m¨¢s que lo que internacionalmente se denomina el apartheid mezquino porque sab¨ªan que era insostenible ante la opini¨®n p¨²blica mundial. ?De qu¨¦ manera se pod¨ªa explicar humanamente que una mujer negra s¨®lo pueda sentarse en un banco si lleva a un ni?o blanco en brazos, mientras que si el ni?o corre alrededor de ella debe sentarse autom¨¢ticamente en el suelo si no desea arriesgar el arresto inmediato y el ir a la c¨¢rcel durante un mes por tama?o delito?
Gracias a F. W. de Klerk, esa mujer, en su propio pa¨ªs, estar¨¢ autorizada a sentarse en el banco, mientras la mortandad infantil tercermundista en un Estado tremendamente rico arrasar¨¢ con sus hijos; mientras su marido, que con suerte tendr¨¢ trabajo, deber¨¢ desplazarse 30 o 50 kil¨®metros diariamente para verla o, como es habitual, no podr¨¢ residir con su familia m¨¢s que la semana de vacaciones anual, mientras sus hermanos y hermanas tratan de rehacer su vida en la ¨²ltima de las reservas a las que han debido trasladarse tras descubrirse yacimientos mineros bajo sus chabolas y, por tanto, convertirse en zona blanca.
Crimen contra la humanidad
?"Ya no es necesario entablar la batalla del apartheid', se?or embajador? El apartheid ha sido definido por la ONU como "crimen contra la humanidad", un crimen que afecta a todos y a cada uno de los momentos de la vida de 32 millones de personas (blancos, asi¨¢ticos, mestizos y negros). Pensamos que ning¨²n dem¨®crata, ning¨²n ser humano decente, puede decir que la batalla por acabar con este crimen no debe entablarse hasta el final.
Por ¨²ltimo, quisi¨¦ramos comentar algunos de los olvidos m¨¢s notorios en que incurren tanto el presidente del Gobierno como el embajador cuando contemplan la crisis y el futuro de la econom¨ªa surafricana.
?A qui¨¦n se refieren cuando hablan de una renta per c¨¢pita de 2.000 d¨®lares, si saben perfectamente que, por la estructura social y econ¨®mica que determinan las leyes citadas, un 13% de la poblaci¨®n ingresa 641,5 d¨®lares per c¨¢pita de promedio mensual cuando la mayor¨ªa de la poblaci¨®n no llega a 185?
?Qu¨¦ datos aporta cuando indica que la petici¨®n de sanciones para la econom¨ªa racista surafricana "no resistir¨ªa un examen minucioso dentro del pa¨ªs", si resulta que la adopci¨®n de estas medidas se hizo a imagen y semejanza de las campa?as de los consumidores negros contra los comercios racistas en una decisi¨®n que afect¨® de manera mucho m¨¢s dura a la econom¨ªa cotidiana de estas personas que la crisis provocada por las sanciones internacionales?
El embajador parte de que las sanciones "s¨®lo pueden servir para retrasar la recuperaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs, que es condici¨®n previa de un acuerdo pol¨ªticamente negociado". Observamos una prepotencia que nos resulta familiar al indicar a la opini¨®n p¨²blica mundial cu¨¢les son las condiciones previas. La ONU, la Commonwealth, la CE, la mayor¨ªa del pa¨ªs (negros, asi¨¢ticos, mestizos y blancos dem¨®cratas), han dejado muy claras las condiciones previas, por lo que alguien que ¨²nicamente representa al 8% de la poblaci¨®n de su pa¨ªs no est¨¢ en t¨¦rminos de dictarlas.
Estas instancias internacionales han pedido a los sucesivos gobiernos racistas la abolici¨®n de todas las leyes segregacionistas del pa¨ªs en un proceso que desemboque en un acuerdo constitucional que contemple unos principios democr¨¢ticos universales que con su tradici¨®n y su pasado no son qui¨¦nes para determinar. ?Hemos de recordarles que en ning¨²n momento han planteado voluntariamente la democracia, que han debido ser los sufrimientos y la lucha de todo un pueblo y la reprobaci¨®n de todo un planeta y, sobre todo, la ca¨ªda del margen de beneficios de los empresarios que aprovechaban la situaci¨®n de explotaci¨®n extrema las que les han forzado y les seguir¨¢n forzando hasta que la acepten?
Por esto es por lo que hay que seguir, ahora m¨¢s que nunca, luchando contra el apartheid, ahogando el beneficio (que no la econom¨ªa) que podr¨ªa justificar el mantener la explotaci¨®n, mediante el mantenimiento de las sanciones. De Klerk, y el embajador lo deja muy claro en su p¨¢rrafo sobre la inversi¨®n europea, est¨¢ buscando capitales provenientes de los fondos de cooperaci¨®n internacional de Estados Unidos, Europa y los pa¨ªses del Este para financiar la transformaci¨®n de su pa¨ªs sin que se toquen los privilegios econ¨®micos adquiridos por la minor¨ªa mediante la explotaci¨®n que ha permitido el apartheid. El Congreso Nacional Africano (ANC), las organizaciones democr¨¢ticas surafricanas y la mayor¨ªa del pa¨ªs no est¨¢n, obviamente, contra los programas de ayuda, pero consideran que es la riqueza propia del pa¨ªs la que debe distribuirse equitativamente entre sus habitantes. As¨ª que, compa?eros europeos, americanos, asi¨¢ticos, cuando De Klerk y sus embajadores agiten el espantajo del comunismo o de la nacionalizaci¨®n ante sus ojos, reflexionen y ver¨¢n que lo que quieren decir es que el mundo debe financiar con su capital la mejora de las condiciones de vida de la mayor¨ªa del pa¨ªs, mientras que las riquezas del mismo deben seguir beneficiando ¨²nicamente a la minor¨ªa. Si levantan las sanciones estar¨¢n permitiendo que el apartheid se mantenga de hecho en nuestro pa¨ªs y adem¨¢s lo estar¨¢n haciendo con el dinero de ustedes.
Hemos saludado las medidas aisladas que De Klerk, un "hombre honesto", en palabras de Nelson Mandela, ha tomado (tambi¨¦n advertimos que la decisi¨®n se ha producido cuando la situaci¨®n era ya insostenible), pero denunciamos la lentitud del proceso, la resistencia al cambio que muestran ¨¦l y su Gobierno, el doloroso mantenimiento de las condiciones de vida y de la represi¨®n contra la mayor¨ªa de la poblaci¨®n cuando el tiempo se agota (ignoramos si lo que se define como la extrema derecha le permitir¨¢ repetir legislatura) y esperamos que la comunidad internacional mantenga la presi¨®n econ¨®mica, ya que el r¨¦gimen de Pretoria no ha impulsado a¨²n ninguna medida que haga el proceso irreversible. Esto ¨²ltimo es imprescindible, ya que hasta que el camino a la democracia no sea irreversible no podemos confiar ni relajar la presi¨®n ante quien ha demostrado que s¨®lo cambia bajo ¨¦sta y que tiene muy mala memoria incluso para cumplir promesas tan peque?as como la que hizo a su ni?era, Anna Ntshangae, que fue criada de los De Klerk durante 41 a?os por un salarlo de 200 pesetas al mes, a la que se prometi¨® que nunca dejar¨ªa la familia y una peque?a pensi¨®n y a la que se acaba de despedir y obligado a emigrar.
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