Textil, una mesa con tres patas
La industria del textil y de la confecci¨®n es una de las m¨¢s antiguas y tradicionales de Espa?a. En la actualidad representa el 11,4% del empleo industrial y el 7,3% del producto industrial. Tiene particularidades propias que exigen un an¨¢lisis diferenciado de su real situaci¨®n en el contexto general de la econom¨ªa espa?ola; es fundamentalmente un sector de peque?a y mediana empresa, donde cerca del 30% de la producci¨®n se basa en la econom¨ªa sumergida.En pocos a?os se ha visto abocada a pasar de un mercado interno protegido a un mercado libre sin aranceles proteccionistas. A ello debe agregarse que el 31 de julio de 1991 expira el acuerdo multifibras, con lo cual a la competencia europea habr¨¢ que a?adir la de los terceros pa¨ªses.
En el a?o 1993 deber¨¢ incorporarse al mercado ¨²nico europeo, lo que coloca a las empresas textiles espa?olas frente a urgentes retos de adaptaci¨®n tanto en el aspecto industrial como en el tecnol¨®gico, el comercial y en el campo de las relaciones laborales.
Proceso de modernizaci¨®n
Es cierto que el proceso de modernizaci¨®n recibi¨® un fuerte impulso con el Plan de Reconversi¨®n Textil, pero, sin embargo, ha quedado inconcluso, ya que todav¨ªa no se han alcanzado los niveles de competitividad que permitan afrontar con tranquilidad los desaf¨ªos antes indicados.
Ante esa situaci¨®n, a la Uni¨®n General de Trabajadores (UGT) se le planteaban dos alternativas posibles: dejar librada la vida de las empresas a su suerte, con el consiguiente riesgo de perder miles de puestos de trabajo, o plantear una acci¨®n concertada de los interlocutores sociales con la Administraci¨®n para adoptar las medidas que permitan mejorar la competitividad de las empresas y aseguren la viabilidad del sector.
Elegido el camino del consenso en busca de soluciones participativas, le cupo a UGT la responsabilidad de asumir la iniciativa, del mismo modo que lo hizo en 1979 con la unificaci¨®n del convenio colectivo, en 1981 con la reconversi¨®n textil y recientemente, en 1988, incorporando al convenio la ordenanza laboral.
A partir de esa iniciativa se promovieron reuniones bilaterales y tripartitas, donde se abord¨® la situaci¨®n del sector hasta lograr finalmente la convocatoria de una mesa tripartita, auspiciada por el Ministerio de Industria, con la participaci¨®n de las centrales sindicales m¨¢s representativas, Intertextil y la Administraci¨®n.
Esa mesa debe elaborar un programa de medidas de adaptaci¨®n competitiva de la industria textil sobre la base de unas premisas b¨¢sicas propuestas por UGT y aceptadas por el empresariado:
1. Asumir que la competitividad del sector no puede basarse en la moderaci¨®n salarial, sino que habr¨¢ que incidir sobre otros factores tales como el fomento de las exportaciones, el mejoramiento del producto (dise?o, moda, calidad, servicio, etc¨¦tera), introducci¨®n de nuevas t¨¦cnicas y tecnolog¨ªa moderna.
2. Reconocimiento de las fluctuaciones del mercado textil, al mismo tiempo que se renuncia a calificar al sector como industria de temporada.
El papel de los sindicatos
3. Admitir el papel esencial de los sindicatos, asegurando su participaci¨®n activa tanto en la elaboraci¨®n del programa como en la puesta en marcha y seguimiento de las medidas.
4. Garantizar el mayor porcentaje de empleo estable y el cumplimiento de los derechos laborales.
S. Asumir la realidad de la econom¨ªa sumergida y el compromiso de tomar medidas tendentes a posibilitar la emersi¨®n del trabajo clandestino.
Sobre estas bases, el documento enuncia una serie de medidas que van desde la mejora de la estructura industrial, pasando por el fomento de las exportaciones, hasta las relaciones laborales y la formaci¨®n profesional.
Se propone un plan nacional de formaci¨®n, con una vigencia de cuatro a?os, que abarca todos los niveles: la formaci¨®n ocupacional, la profesional y la de nivel superior o universitario, incluyendo cursos especiales de reciclaje para el personal en activo.
A fin de hacer frente a las fluctuaciones del mercado, se dise?a un sistema por el cual las empresas podr¨¢n regular la jornada laboral en periodos m¨¢ximos de 90 d¨ªas al a?o para los casos de desajuste de oferta y demanda.
Durante dichos periodos, los trabajadores no deben sufrir merma de sus respectivos salarios y conservar¨¢n el derecho al tiempo m¨¢ximo de desempleo en los casos de ceses definitivos. Para asegurar la financiaci¨®n del sistema, se establece una aportaci¨®n complementaria a cargo de los empresarios. En todo caso, en la aplicaci¨®n de estas medidas se asegura la intervenci¨®n de los representantes sindicales en la empresa y a nivel general.
Por otra parte, adem¨¢s de las medidas de fomento de la actividad exportadora, se reclama la negociaci¨®n de un programa que contemple una adaptaci¨®n progresiva a las reglas del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), con una regulaci¨®n mundial del comercio textil que evite el impacto que producir¨ªa la extinci¨®n, sin m¨¢s, del acuerdo multifibras.
Todas estas cuestiones configuran el documento base, suscrito por la UGT e Intertextil, para la negociaci¨®n en la mesa tripartita. Debe tenerse en cuenta que se trata de un programa global en el que cada asunto est¨¢ relacionado con el conjunto y, en consecuencia, cualquier modificaci¨®n de aspectos sustanciales podr¨ªa significar cuestionamientos importantes que pondr¨ªan en peligro el mantenimiento del consenso logrado.
Competitividad
Esta cuesti¨®n es fundamental porque la competitividad de la industria textil y de la confecci¨®n espa?ola depende del acierto y de la oportunidad de las medidas que se adopten. Esas medidas, en el plano internacional buscan mejorar la imagen del producto espa?ol y reducir los perjuicios de la competencia con pa¨ªses que nos llevan a?os de adelanto; en el plano institucional interno intentan asegurar el aprovechamiento conjunto de esfuerzos empresariales hasta ahora dispersos, y en el seno de la empresa buscan promover una intensa remodelaci¨®n que permita poner en el mercado un producto de calidad con la incorporaci¨®n de nuevos m¨¦todos y tecnolog¨ªas.
Para alcanzar ese objetivo, la concertaci¨®n del sector se ha demostrado insustituible. Ello exige de los interlocutores sociales y de la Administraci¨®n imaginaci¨®n, dedicaci¨®n, capacidad de di¨¢logo y responsabilidad. Si somos capaces de ejercitar esas cualidades, se podr¨¢ poner en marcha un programa consensuado y la industria textil asegurar¨¢ su futuro, para beneficio no s¨®lo de los empresarios y trabajadores del sector, sino tambi¨¦n para la econom¨ªa espa?ola en general. Si los objetivos propuestos no son logrados, cada uno podr¨¢ echar la culpa a los otros, pero el fracaso ser¨¢ de todos.
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