Delgado tantea a sus adversarios
![Luis G¨®mez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F2ce46456-ac54-4700-96db-0b8f394a4fda.jpg?auth=77002eb2305650451646ff522b8a51b014f7c806758a28329fafa3c3944a40f6&width=100&height=100&smart=true)
Pedro Delgado utiliz¨® en la primera etapa alpina del Tour el l¨ªcito recurso a la pol¨ªtica de gestos, f¨®rmula que a veces rinde sus frutos. Lanz¨® un ataque postrero, tante¨® el panorama y pudo terminar relativamente satisfecho: obtuvo 19 segundos de ventaja sobre sus rivales y lleg¨® al hotel con algunas impresiones en la cabeza: una, que Bauer no parece capacitado para administrar su diferencia, raz¨®n por la que perdi¨® dos minutos y el liderato en favor de? franc¨¦s Pensec; dos, que Alcal¨¢ no ha logrado modificar la heterodoxa forma de comportarse en la carrera del equipo PDM, y tres, que hoy ha de atacar ¨¦l.
A Delgado le siguen quedando cuestiones que resolver. Fue por ello por lo que decidi¨® afrontar los Alpes en dos fases: primer d¨ªa, estudiar a los favoritos; segundo, intentar rebajar las diferencias. En 1988, una etapa similar a la de hoy le fue suficiente para vestirse el maillot amarillo y dejar resuelto el Tour. El parte meteorol¨®gico anuncia calor en l'Alpe d'Huez.En la noche del lunes no hubo ninguna consigna ofensiva para el martes. Tal y como estaba la situaci¨®n, tan corta como resultaba la etapa -poco m¨¢s de 100 kil¨®metros-, pod¨ªa devenir suicida adoptar una actitud agresiva. Los compa?eros de Delgado deb¨ªan estar atentos a que la jornada no resultara excesivamente c¨®moda para el pelot¨®n, pero no lanzar¨ªan un ataque. ?Por qu¨¦? Porque tanto Ech¨¢varri como Delgado calculaban que Alcal¨¢ y el PDM estaban obligados a tomar la iniciativa con vistas a mover del pedestal a Bauer. As¨ª, el protagonismo correspondi¨® al RMO, de Mottet, y en parte al Z, de Lemond. Delgado se sorprendi¨® en la meta: "Esperaba m¨¢s del PDM. Alcal¨¢ ha estado muy conservador. Me parece que no ha cambiado mucho su forma de actuar; ni siquiera ahora, con un jefe de filas". Precisamente, Alcal¨¢ juraba y perjuraba que todo hab¨ªa cambiado en su equipo, el PDM, capaz de gastar la munici¨®n en batallas irrelevantes y de no utilizarla cuando la carretera exige que cada cual se comporte con la crueldad necesaria.
El grupo de favoritos esper¨® a la ¨²ltima subida, de ocho kil¨®metros y presidida por el calor, consciente de que el l¨ªder, Bauer, era un invitado de piedra. Un aspirante a ganar la principal prueba del mundo no puede dar se?ales de flaqueza en el primer puerto. Efectivamente, Bauer qued¨® descolgado en la subida a La Colombi¨¨re, lo que impresion¨® al pelot¨®n. Un signo de debilidad tan evidente anim¨® a otros corredores, como Mottet, Chiapucci y Pensec, una opci¨®n no demasiado digna que le queda al ciclismo franc¨¦s, hu¨¦rfano de triunfos desde que Hinault abdicara con todos los honores en 1985. Los principales movimientos correspondieron al RMO, que lanz¨® al voluntarioso Claveyrolat como puente para un posterior ataque de Mottet, quien, ciertamente, nunca lleg¨® a la cita, pero adorn¨® para disfrute del p¨²blico, que pudo vivir tres emociones: la de un ganador de etapa, Claveyrolat; la de un nuevo l¨ªder, Pensec, y la de un favorito en la corte, Mottet.
Al ataque de Mottet en el ¨²ltimo puerto s¨®lo respondi¨® Ampler, del PDM. Pero ah¨ª acab¨® la capacidad de respuesta del equipo de Alcal¨¢. No dieron m¨¢s se?ales ni el PDM, ni el Z, aunque Millar trabaj¨®, ni el Banesto. Delgado justific¨® su actitud por preconcebida: "A Mottet le dejamos marchar, pero esperaba que Alcal¨¢ se hubiera movido y no lo hizo. A Lemond le entiendo en parte porque ten¨ªa a su lado a Pensec, que aspiraba a ser l¨ªder". Agrupados los notables, la respuesta final perteneci¨® al espa?ol, que aprovech¨® una curva para atacar a Alcal¨¢. A ¨¦l se engancharon Montoya, Pensec y Lejarreta, que declar¨®: "Me da verg¨¹enza decir que estoy bien porque luego puede pasar cualquier cosa, pero es as¨ª". Lemond y Alcal¨¢ se vieron incapacitados para seguir el ritmo y perdieron un tiempo con m¨¢s valor simb¨®lico que real. Lejarreta apostill¨®: "He visto a Delgado impresionante".
Vistas as¨ª las cosas, Delgado deber¨¢ pasar hoy a los hechos y dejarse de gestos. La etapa de l'Alpe d'Huez tiene la virtud de reunir ambas circunstancias porque suele sembrar estimables diferencias y corona a sus triunfadores con un reconocimiento especial. Para Delgado, hoy, no valen los segundos y s¨ª los minutos. Delgado empieza a jugarse el Tour. Se anuncia calor y semejante recorrido, con las ascensiones consecutivas a La Madeleine, Glandon y l'Alpe d'Huez, le sirvi¨® para destrozar la carrera en 1988. El Banesto se mover¨¢. Todo ir¨¢ bien si a Indur¨¢in le toca trabajar en el descenso del Glandon. Un d¨ªa es un d¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.