Los socialistas catalanes se alinean con Guerra y defienden la continuidad en la direcci¨®n del PSOE

El Partit deis Socialistes de Catalunya (PSC) se ha alineado junto al vicepresidente del Gobierno y vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, en la pugna que enfrenta a ¨¦ste con el ministro de Econom¨ªa, Carlos Solchaga, y defiende una l¨ªnea de continuidad del equipo de direcci¨®n en el congreso que el PSOE celebrar¨¢ en noviembre. Los principales dirigentes de los socialistas catalanes opinan que cuando Solchaga plantea una bunkerizaci¨®n del aparato del partido habla "desde la soledad" y pronostican que en el congreso se ver¨¢ que "una mayor¨ªa clara apoya a la actual direcci¨®n".

El secretariado del PSC evalu¨® hace dos d¨ªas la reuni¨®n del pasado fin de semana del comit¨¦ federal en un clima de respaldo a la actual direcci¨®n del PSOE, seg¨²n informaron cualificados dirigentes de los socialistas catalanes, quienes opinan abiertamente que las relaciones entre ambos partidos son mejores que nunca y que los puntos de discrepancia cada vez son m¨¢s peque?os. El PSC, partido que tradicionalmente ha marcado distancias con el sector guerrista, atribuye ahora al vicepresidente del Gobierno un papel decisivo en la soluci¨®n a algunos te mas motivo de contorversia con la Generalitat. Adem¨¢s, el primer secretario de los socia listas catalanes, Raimon Obiols, mantiene una comunicaci¨®n fluida con Guerra. El PSC proyecta abrir en la fase precongresual una mayor reflexi¨®n sobre las diferentes f¨®rmulas de direcci¨®n en un partido y, a partir de su propia experiencia organizativa, presentar¨¢ una enmienda a la ponencia de Estatutos para repartir las funciones que realiza la comisi¨®n ejecutiva del PSOE entre un secretariado y una comisi¨®n permanente. Esta formula, que ya funciona con ¨¦xito en el socialismo catal¨¢n, combina una direcci¨®n homog¨¦nea y s¨®lida que se re¨²ne semanalmente (el secretariado), con otro organismo mucho m¨¢s amplio (la comisi¨®n permanente) que se re¨²ne una vez al mes y en el que tienen cabida personalidades ajenas al aparato del partido como el ministro de Defensa, Narc¨ªs Serra; el presidente del Grupo Parlamentario en el Congreso, Eduardo Mart¨ªn Toval; o el de legado del Gobierno en Catalu?a, Francesc Mart¨ª Jusmet. Los dirigentes del PSC consultados dijeron que aportar¨¢n su experiencia y que no dar¨¢n batalla para que prospere.

Rechazo a Solchaga

En este contexto de relaciones entre las direcciones del PSOE y del PSC es comprensible que el ministro de Econom¨ªa, Carlos Solchaga, fracasara en su discreto intento de convencer a dirigentes socialistas catalanes para que defendieran con ¨¦l, ante el comit¨¦ federal, "un mayor pluralismo" en la composici¨®n de la ejecutiva que saldr¨¢ del 32? Congreso.Las fuentes informantes aseguran que dirigentes del PSC rehusaron "cordialmente" tomar parte en la batalla de Solchaga. As¨ª se puso de manifiesto en la propia reuni¨®n, donde los socialistas catalanes no tomaron la palabra ni tampoco el secretario general de la Federaci¨®n Socialista Madrile?a (FSM), Joaqu¨ªn Leguina. Miembros de la FSM aseguran que Solchaga tambi¨¦n hizo un sondeo en el entorno de Leguina. ?ste almorz¨® con Serra tras la sesi¨®n del s¨¢bado por la ma?ana del comit¨¦ federal.

Tres d¨ªas despu¨¦s de la reuni¨®n del m¨¢ximo ¨®rgano del PSOE entre congresos, el aparato socialista empieza a reaccionar, no sin cierta virulencia, siendo el comentario m¨¢s ponderado que Solchaga "se equivoc¨®" de estrategia. Alfonso Guerra manifest¨® ayer en Sevilla que el ministro pudo explicarse libremente ante el comit¨¦ y su opini¨®n "fue una m¨¢s de las que all¨ª se expresaron".

A juicio de los guerristas es posible que el titular de Econom¨ªa haya ganado la batalla "de cierta opini¨®n p¨²blica" en el sentido de que la decisi¨®n de mayor pluralismo en los partidos siempre tiene buena acogida. No obstante, siempre seg¨²n estas opiniones , "entre los militantes ha sentado muy mal".

"Muy mal por el estilo y por el contenido"' dec¨ªan ayer algunos miembros de la ejecutiva ya animados a criticar sin reservas al ministro. La irritaci¨®n de algunos fue evidente durante el discurso de Solchaga ya que, amparados en la lejan¨ªa f¨ªsica, apostillaban las frases de ¨¦ste con un "?y el 14-D qu¨¦?", empe?ados en culpar ahora a Solchaga a que se llegara a una huelga general y que ¨¦ste contara con el apoyo de todo el partido frente a los sindicatos.