Industriales y publicistas se organizan para combatir la prohibici¨®n de anunciar tabaco
"Aqu¨ª somos m¨¢s papistas que el Papa", "es el absurdo elevado al cubo", claman estos d¨ªas los responsables de la industria, las agencias publicitarias y los medios de comunicaci¨®n afectados por la amenaza de un real decreto que prohibir¨¢ totalmente anunciar tabaco. Contra ello empiezan a organizarse, porque ni entienden qu¨¦ el Estado arremeta contra uno de sus propios monopolios ni est¨¢n dispuestos a perder los cerca de 5.000 millones de pesetas anuales en inversi¨®n publicitaria. Su estrategia consiste en abanderar los derechos a la libertad de expresi¨®n e informaci¨®n y a la libre competencia.
Si el contraataque no da resultado y el real decreto llega a aprobarse, siempre queda el poder del ingenio para seguir sorteando las restricciones legales. Pero en lo que todos coinciden es en el potente "ingenio e inteligencia" del propio proyecto legislativo. "Lo prohibe todo", dice Jes¨²s de Arcenegui, director de la Asociaci¨®n de Medios de Publicidad de Espa?a. "All¨ª donde hay un hueco, lo tapa con una prohibici¨®n", a?ade refiri¨¦ndose al veto que prev¨¦ la ley a la esponsorizaci¨®n como forma de publicidad indirecta de cigarrillos.Quienes m¨¢s temen al decreto son, aparentemente, los publicistas y las empresas de comunicaci¨®n. No en vano su aprobaci¨®n les puede suponer una p¨¦rdida anual en torno a los 5.000 millones de pesetas. Hablan de paro, de agresiones al libre ejercicio de la informaci¨®n y de graves perjuicios a la independencia econ¨®mica de los medios period¨ªsticos, entre otras consecuencias. Las arcas p¨²blicas tambi¨¦n saldr¨ªan perjudicadas, teniendo en cuenta que el Estado controla el 68% del sector a trav¨¦s de Tabacalera y percibe 150.000 millones de pesetas anuales a trav¨¦s de impuestos sobre el tabaco.
El derecho del consumidor a la libre informaci¨®n es otro de los argumentos esgrimidos contra el texto legal por la Asociaci¨®n de Revistas de Informaci¨®n (ARI). Curiosamente, la Uni¨®n de Consumidores de Espa?a (OCU), no s¨®lo defiende a ultranza el proyecto legislativo, sino que realiza constantes esfuerzos por denunciar la confusi¨®n reinante en algunos medios entre publicidad e informaci¨®n. "Y aqu¨ª se trata de publicitar un producto que, adem¨¢s es nocivo para la salud", remarca Bernardo Hern¨¢ndez, asesor jur¨ªdico de la UCE.
La batalla de las industrias tabaqueras parece dirigida a preservar su capacidad para introducir nuevos productos en el mercado, porque, seg¨²n sus propios estudios, la prohibici¨®n legal para anunciar tabaco no trae como consecuencia una disminuci¨®n del consumo. Esta es su arma principal frente al Ministerio de Sanidad. Los industriales citan como ejemplo paradigm¨¢tico a los pa¨ªses del Este donde sigue aumentando el tabaquismo, "generalmente el m¨¢s nocivo", a pesar de la ausencia total de propaganda.
Refrescar la memoria
Estudios hay para todos los gustos. Otro realizado por Gerald Hastings, de la universidad de Strathdyde, y citado en el ¨²ltimo n¨²mero de la revista Anuncios revela que la publicidad del tabaco sirve de recuerdo a los que se inician en el consumo. El trabajo constata que los ni?os se fijan m¨¢s en la publicidad. Lo demuestra el hecho de que aquellos que hab¨ªan visto campa?as anti tabaco declaraban abiertamente en sus dibujos y redacciones que no fumar¨ªan "porque es malo para la salud y provoca c¨¢ncer".
Las 40.000 muertes anuales atribu¨ªdas en Espa?a al tabaquismo constituyen un hecho innegable para los promotores de pol¨ªticas restrictivas. La contradicci¨®n estriba en prohibir la publicidad de un producto de consumo legal. Los tabaqueros intentan, en cualquier caso, que la defensa de la salud surja de acuerdos con la Administraci¨®n, como ocurre en otros pa¨ªses, y no de prohibiciones, hasta que exista una directiva comunitaria al respecto.
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