Moneda y cambio
SE CIERRA una semana cuya cr¨®nica econ¨®mica es paradigma del tipo de tensiones a que puede verse sometida una econom¨ªa cuando, en pleno tratamiento con una terapia monetaria, el tipo de cambio de su moneda se mantiene formalmente comprometido en un r¨¦gimen de estabilidad. Nuevamente ha sido la peseta la que ha ilustrado, con su m¨¢xima apreciaci¨®n frente a algunas monedas pertenecientes al mecanismo de cambios del Sistema Monetario Europeo (SME), esa dificil convivencia entre la necesidad de acotar las fluctuaciones de su tipo de cambio y el mantenimiento de tipos de inter¨¦s muy superiores a los del resto de las monedas. El car¨¢cter excepcional de esa situaci¨®n no se ha puesto tanto de manifiesto en las intervenciones compradoras de divisas a que se ha visto obligado el Banco de Espa?a cuanto, m¨¢s singularmente, en las declaraciones realizadas el martes por el ministro de Econom¨ªa admitiendo por primera vez la eventualidad de un descenso de los tipos de inter¨¦s sobre los activos financieros en pesetas.La posterior divulgaci¨®n de algunos indicadores econ¨®micos relevantes no ha contribuido a reducir la incertidumbre sobre las actuaciones que las autoridades econ¨®micas podr¨ªan Nevar a cabo en las pr¨®ximas semanas. La moderada reducci¨®n del desempleo en junio, el descenso en las ventas de autom¨®viles y, m¨¢s significativamente, un incremento del ¨ªndice de precios al consumo (IPC) en el n¨ª¨ªsmo mes ligeramente inferior al esperado han dado p¨¢bulo a distintas apreciaciones sobre el grado de enfriamiento de la econom¨ªa y sobre la eventual relajaci¨®n de la pol¨ªtica monetaria.
El incremento en un 0,3% del IPC en junio contribuye a reducir por segundo mes consecutivo su tasa interanual, situ¨¢ndola en el 6,5%, su nivel m¨¢s bajo en los ¨²ltimos 15 meses. El an¨¢lisis de los componentes de ese ¨ªndice pone de manifiesto, sin embargo, la exclusiva contribuci¨®n de los alimentos sin elaborar a esa moderaci¨®n. Sobre esa base, un descenso significativo de los tipos de inter¨¦s a corto plazo es una hip¨®tesis poco consistente con el empe?o antl-inflacionista que, en todo caso, exigir¨ªa la previa eliminaci¨®n del fuerte racionamiento crediticio todav¨ªa en vigor.
En consecuencia, el estrechamiento del diferencial de tipos de inter¨¦s frente a la mayor¨ªa de nuestros socios europeos, que tan eficazmente estimula las entradas de capital y la consiguiente apreciaci¨®n de la peseta, depende hoy en mayor medida de los movimientos alcistas que puedan darse en alguno de esos pa¨ªses (especialmente en Alemania) que en los que propicien nuestras autoridades monetarias. Mientras tanto, la acumulaci¨®n de reservas de divisas seguir¨¢ siendo la menos mala de las consecuencias de la decisi¨®n de adscribirse al SME.
La virtualidad de los intentos de resurrecci¨®n de la pol¨ªtica de rentas y la eventual contribuci¨®n de la pol¨ªtica presupuestaria al apoyo de la pol¨ªtica antl-inflacionista no disponen de un alcance temporal tan inmediato como para que sus resultados contribuyan a resolver la disyuntiva actual entre rigor monetario y compromisos cambiarios.
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