El museo de los hoyos

Ya existe otro Museo Brit¨¢nico. Si el de Londres re¨²ne algunos de los testimonios h¨®st¨®ricos y art¨ªsticos m¨¢s relevantes sobre la evoluci¨®n de la humanidad, el de Saint Andrews supone el mejor compendio del golf, acunado a comienzos del siglo XV en esta ciudad que en el XVII ya fue calificada como su metr¨®poli. Se ha construido frente al viejo club y en sus salas, dispuestas para un recorrido circular, el aficionado puede extasiarse durante horas.Dotado con las t¨¦cnicas electr¨®nicas e inform¨¢ticas m¨¢s avanzadas, el recinto permite tener acceso inmediato con la simple pulsaci¨®n de una tecla a la informaci¨®n deseada sobre cualquier aspecto concreto del golf. Un peque?o teatro audiovisual, con cinco televisores colgados del techo, ofrece los momentos m¨¢s emocionantes de los ¨²ltimos torneos. Pero es que cuenta adem¨¢s con facs¨ªmiles de textos que se remontan a la dinast¨ªa de los Estuardo. El rey James II de Escocia (1437-1460) lleg¨® a prohibir esta actividad, as¨ª como otras de pelota, porque perjudicaban la pr¨¢ctica del tiro con arco, mucho m¨¢s vital por entonces. Escritos de sus sucesores, incluida la reina Mar¨ªa, tambi¨¦n alud¨ªan a su conveniencia o inconveniencia, seg¨²n recoge la muestra, en la que est¨¢n las primeras reglas redactadas que se conocen, que son del XVII, y hasta resultados de competiciones de esos d¨ªas.

Por supuesto, en las vitrinas se exhiben palos y bolas de todas las ¨¦pocas. Figuras alusivas a artesanos decimon¨®nicos aparecen fabricando aqu¨¦llos con distintas clases de madera o rellenando ¨¦stas con plumas de ave. Los instrumentos vigentes son claramente diferentes y tambi¨¦n se ven. Las medallas y los trofeos antiguos se unen a los modernos, y una galer¨ªa de fotograf¨ªas, en la que Severiano Ballesteros ocupa un sitio preferente, completa la exposici¨®n.