Delgado pierde la tercera plaza en otro despiste

Pedro Delgado es un corredor rentable porque su signo astrol¨®gico revela que siempre se ver¨¢ sometido a circunstancias que hagan de ¨¦l un hombre sujeto a hechos imprevisibles. No pod¨ªa ser menos, y ayer cometi¨® su en¨¦simo error en este Tour al permitir que un corte de? pelot¨®n le dejara descolgado. La coyunturala aprovech¨® el holand¨¦s Breukink para obtener 18 segundos de ventaja y hacerse un sitio en el podio a costa del espa?ol. Bugno logr¨® su segunda victoria de etapa.

Delgado no utiliz¨® excusa alguna para justificarse. Lleg¨® a la meta a la velocidad de un sprint y no dej¨® de pedalear hasta alcanzar la ducha. An¨¦cdotas aparte, Delgado se habr¨¢ significado en este Tour por regalar una inmesa cantidad de segundos, hasta alcanzar el minuto (21 segundos en Ia cuarta etapa, 30 en el macizo central y 19 ayer) en jornadas transitorias. Tal p¨¦rdida tiene su importancia (sin ella su posici¨®n en el podio no correr¨ªa ning¨²n peligro, por ejemplo), pero es m¨¢s reveladora en aspectos de fondo, aquellos que explican que Delgado ha estado falto del tono adecuado que requiere estar al alt¨ªsimo nivel que demanda la conquista del Tour, porque accidentes como el de ayer (por llamarlo de alguna manera) demuestran que marchaba nuevamente bajo un exceso de relajaci¨®n: cuando una etapa alcanza sus ¨²ltimos 40 kil¨®metros todo corredor que se precie ha de correr con el cintur¨®n de seguridad puesto.Ayer, las c¨¢maras se hartaron de filmar la pedalada segura y confiada de Lemond, Chiapucci (alardeando de l¨ªder como siempre), Breukink, Alcal¨¢ y alg¨²n que otro protagonista. Delgado debi¨® instalarse en el furg¨®n de cola con vistas a hacer m¨¢s llevadero un d¨ªa insoportablemente caluroso como el de ayer, en el que el pelot¨®n decidi¨® circular con cierto retraso sobre el horario previsto. Al menor incidente, en este caso una ca¨ªda, Delgado se vio sorprendido y obligado a un in¨²til esfuerzo final.

La situaci¨®n se le complic¨® a¨²n m¨¢s por cuanto del grupo de cabeza, en el que estaban todas las figuras de la carrera, saltaron tres hombres, entre ellos el italiano Bugno y el holand¨¦s Breukink, sabedor ¨¦ste ¨²ltimo de que hab¨ªa recibido un adelanto para afianzarse en el podio. Cuando el esfuerzo del equipo Banesto logr¨® hacer conectar los dos grandes grupos, se produjo el l¨®gico par¨®n que sucede a toda fusi¨®n. En el reagrupamiento, Delgado y los suyos debieron tardar su tiempo en averiguar que la caza a¨²n no hab¨ªa concluido, que Breukink estaba a¨²n delante.

Como quiera que Bugno colabor¨® activamente (los italianos son unos maestros a la hora de improvisar alianzas, y ayer pas¨® de haber ayudado a Delgado a colaborar con Breukink), el holand¨¦s se prest¨® gustoso a cederle el triunfo, que hace el tercero del italiano en un Tour y el segundo en la presente edici¨®n. Bretikink obtuvo as¨ª 18 segundos, lo que le sit¨²a tercero con 11 segundos sobre Delgado.

El caso de Delgado abre alguna duda: diarreas aparte, su defensa del podio ha sido desafortunada, impropia de un corredor con su palmar¨¦s y su cartel en el Tour. Delgado debe conseguir que haya d¨ªas en los que sea muy dificil hablar de ¨¦l, aunque su expediente publicitario alcance un grosor espectacular.