Las disculpas de Lemond
El pelot¨®n tiene su vida privada, que escapa la mayor parte de las veces al conocimiento diario del p¨²blico, interesado en primera instancia por los grandes asuntos de la carrera. Hay as¨ª un ingente arsenal de peque?os acontecimientos que tarda alg¨²n tiempo en cobrar publicidad. Y no todos ven la luz porque existe un acuerdo t¨¢cito en no desvelar todas cuantas peque?as y grandes cosas suceden en ese terreno variable y acelerado donde conviven, conversan, comen y beben, mean y sufren cerca de doscientos corredores durante un promedio de cinco horas diarias. Conversaciones hay entre ciclistas que se interrumpen violentamente, pero son recuperadas al d¨ªa siguiente. Tiempo hay, tambi¨¦n, para resolver malentendidos, como en el caso de Lemond con Indur¨¢in hace un par de d¨ªas.No deja de ser cierto que el corredor norteamericano, l¨ªder oficioso pero no oficial del Tour, crey¨® perder todas sus posibilidades en la segunda etapa pirenaica disputada el mi¨¦rcoles pasado. Un pinchazo rompi¨® el pelot¨®n en dos partes y Lemond se sinti¨® agredido por todos los notables de la carrera. Quienes le vieron de cerca observaron en su rostro un gran nerviosismo, confirmado posteriormente por el propio afectado. "Se me nubl¨® el cerebro, vi perdido el Tour", dijo el americano.
Cuando logr¨® anular la escapada, Lemond fue presa de los nervios y se acerc¨® a algunos protagonistas del susto para insultarles violentamente, fuera en ingl¨¦s o en franc¨¦s. Insultos y amenazas recibi¨® Chiappucci, pero tambi¨¦n le toc¨® su turno a Indur¨¢in quien, por no conocer ning¨²n idioma, entendi¨® m¨¢s la forma que el fondo de tales palabras. Con la violencia dial¨¦ctica de por medio quedaron suspendidas las relaciones entre el espa?ol y el norteamericano hasta el d¨ªa siguiente.
Pero como quiera que el pelot¨®n es una sociedad viva y vertebrada mientras dura la carrera, el corredor aprovech¨® los primeros kil¨®metros de la etapa siguiente para solicitar de su compa?ero Dominique Arnaud que mediara en el conflicto. Arnaud cruz¨® por entre despachos y departamentos varios hasta alcanzar la tranquila estancia de Lemond. "?Qu¨¦ te ha sucedido con Indur¨¢in?, ?por qu¨¦ le has insultado?", inquiri¨®. Lemond, seg¨²n todas las versiones, se deshizo entonces en disculpas y elogios: "Si hay dos corredores a quienes respeto son Delgado e Indur¨¢in. Dile a Miguel que lo siento mucho, que me puse muy nervioso, que reaccion¨¦ mal porque vi el Tour perdido, pero es que Chiappueci me saca de quicio; no entiendo su t¨¢ctica, no me gusta". Arnaud transmiti¨® las disculpas a su destinatario y la an¨¦cdota qued¨® en el olvido.
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