Cobayas humanos
Los voluntarios con los que se experimentan los medicamentos cobran hasta 250.000 pesetas
Nada m¨¢s llegar al hospital, Javier fue sometido a un riguroso examen m¨¦dico. Fue dado como v¨¢lido para la prueba cuando los an¨¢lisis confirmaron su buen estado de salud. El siguiente paso consisti¨® en firmar un documento en el que daba su consentimiento al proyecto. En el escrito Javier, como todos los voluntarios, ratificaba "haber sido informado del tipo de medicaci¨®n que me va a ser administrada, de sus posibles efectos beneficiosos y tambi¨¦n de sus inconvenientes, riesgos y reacciones adversas que puedan presentarse".Desde entonces han pasado dos a?os. Aunque todo fue muy bien, seg¨²n cuenta, Javier afirma que ya no volver¨ªa a participar en un experimento similar. "Lo hice porque una persona de mi familia conoc¨ªa c¨®mo se efect¨²an los ensayos y me asegur¨® que no corr¨ªa ning¨²n peligro. Y, claro, como me pagaron bien...", dice este joven que ya ha acabado la carrera y prepara oposiciones. Javier prefiere que sus apellidos contin¨²en en el anonimato.
En el proceso de estudio de un f¨¢rmaco, la legislaci¨®n espa?ola estipula que despu¨¦s de analizar sus reacciones en animales debe suministrarse a personas sanas para conocer sus efectos. Posteriormente se prueba en pacientes aquejados de la enfermedad para la que ha sido dise?ado. Los ensayos con voluntarios sanos cuyo n¨²mero se sit¨²a en torno a los 300 anuales, se efect¨²an s¨®lo en centros especializados. En el conjunto del Estado, cuatro hospitales y un laboratorio privado canalizan la demanda.
Extracciones de sangre
"No, no me daba ning¨²n miedo someterme al ensayo, sobre todo porque me fiaba de quien me lo hab¨ªa propuesto", contin¨²a. Javier prob¨® el medicamento junto con otros seis j¨®venes. Los ensayos se iniciaron un mes de septiembre. Durante varias semanas, el joven acud¨ªa un d¨ªa de cada 15 al hospital, hasta que tuvo que permanecer ingresado en el centro. "Lo m¨¢s inc¨®modo fue la extracci¨®n constante de sangre, desde las ocho de la ma?ana a las cuatro de la tarde". Javier no recuerda qu¨¦ tipo de f¨¢rmaco le fue suministrado. Como a todos los voluntarios, a Javier se le extendi¨® un seguro, cuya cantidad nadie puede precisar. El contrato que firm¨® le obligaba a seguir las indicaciones de los responsables del ensayo. Quedaba terminantemente prohibido beber alcohol, comer grasas o realizar ejercicios f¨ªsicos intensos 48 horas antes de la prueba.Los voluntarios pueden abandonar el ensayo en cualquier momento. "Muchos amigos me dec¨ªan que estaba loco por acceder al experimento", prosigue Javier. "Si me lo propone otra persona que no conozco, no acepto. Con la salud no se juega".
El principal motivo que indujo a Francisco, estudiante de Medicina, a someterse a un ensayo, tambi¨¦n en la cl¨ªnica de Pamplona, fue que "estaba sin un duro". Entonces a¨²n no hab¨ªa cumplido los 20 a?os y al joven le pagaron alrededor de 30.000 pesetas. De esto han pasado dos a?os, y tampoco Francisco volver¨¢ a presentarse como voluntario. Prefiere obtener dinero con diversos trabajos en los meses estivales. "No se trata de ir vendiendo la sangre", responde. A pesar de que califica la prueba de "normal", de insistir en que todo se desarroll¨® "sin sobresaltos" y que los ensayos "resultan imprescindibles", el estudiante tampoco quiere que su rostro aparezca en la Prensa.
Jes¨²s Honorato, director del servicio de Farmacolog¨ªa Cl¨ªnica y subdirector del Centro de Investigaci¨®n en Farmacolog¨ªa Aplicada de la citada cl¨ªnica de Pamplona, asegura que los estudiantes de Medicina representan el mayor porcentaje de voluntarios sanos. Pero tambi¨¦n acuden arquitectos, abogados y economistas en paro. Muchos de ellos acceden a colaborar en estos experimentos porque ven una forma r¨¢pida de conseguir un dinero extra. En ocasiones la cantidad puede alcanzar el cuarto de mill¨®n. Todo depende de las molest¨ªas que se ocasione a las personas y del tiempo que deban permanecer ingresados.
Ensayos cl¨ªnicos
Seg¨²n una encuesta realizada por el departamento que dirige Honorato, el 90% de los voluntarios decide participar por la compensaci¨®n econ¨®mica que recibe. "Los ensayos cl¨ªnicos", afirma el m¨¦dico, "no entra?an ning¨²n peligro para los voluntarios. En toda la historia de experimentos de estas caracter¨ªsticas s¨®lo se han registrado dos casos con complicaciones, en uno de los cuales falleci¨® el voluntario".En el ¨²ltimo ensayo que se llev¨® a cabo en la Cl¨ªnica Universitaria, el pasado mes de junio, se trataba de comprobar una nueva administraci¨®n m¨¢s retardada de un medicamento muy conocido.
Como cada vez que se efect¨²a una prueba, el n¨²mero de voluntarios desborda todas las previsiones. Jes¨²s Honorato agrega: "Fueron much¨ªsimas las personas que quer¨ªan participar. Al final elegimos a doce".
Como si se tratara de un peque?o apartamento, los voluntarios de la cl¨ªnica de Pamplona disponen de un sala de estar con televisi¨®n, v¨ªdeo y libros, a fin de que el tiempo que permanezcan les resulte grato. La sala se encuentra situada junto a una habitac¨ª¨®n con tres camas, constantemente vigilada por una enfermera y un m¨¦dico mientras dura el ensayo. El lugar dispone igualmente de diversos aparatos e instrumental de emergencia.
Uno de los problemas que se plantean en este experimento es el de los medicamentos para ni?os. Jes¨²s Honorato admite que existe un hueco importante en la investigaci¨®n de estos productos. En los medicamentos infantiles se reducen las dosis que se aplican a los adultos.
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