Teatro valenciano de los toros
Decenas, quiz¨¢s centenares, de pueblos valencianos celebran distintas modalidades de toros durante los meses de verano. Unas cuantas tablas para cerrar callejones y ramblas, unas vaquillas cansadas de recorrer las comarcas y las ganas de juerga de los ind¨ªgenas resultan los ingredientes necesarios para incluir el bou embolat o el bou solt en los festejos. Desde la marinera Denia, que encierra a los toros frente a la playa como ¨²nica escapatoria, a la serrana Navajas, que practica con fuego el bou embolat, la afici¨®n valenciana se decanta m¨¢s por los toros que por los toreros.La devoci¨®n por la fiesta, por la puesta en escena, por el teatro de los toros ya les viene de lejos a los valencianos. A mediados del siglo XVIII el rey Fernando VI se vio obligado a enviar una carta a las autoridades valencianas en la que trataba de prohibir, en un esfuerzo in¨²til, las fiestas de toros en calles y plazas con razones tan reveladoras como "por los graves prejuicios que ocasionaban a los vecinos que las fomentaban cada d¨ªa con mayores notables dispendios de sus cortos haberes, por los excesivos gastos que a porria se hac¨ªan, por celebrarlas cada uno con mayor lucimiento, retrayendo al mismo tiempo de trabajar en sus oficios los d¨ªas que se celebran las fiestas, a cuyos perjuicios se segu¨ªan los otros de la perturbaci¨®n que com¨²nmente causaban los toros que se corr¨ªan en calles y plazas".
Porque la afici¨®n taurina en una tierra que no cuenta con ganader¨ªas ni ha podido encumbrar a toreros de primera fila s¨®lo se puede explicar por la pasi¨®n que los valencianos sienten por el teatro, por el espect¨¢culo.
Las ferias de toros o las sueltas de vaquillas figuran en programas de festejos de moros y cristianos, de fallas, de batallas de flores, de romer¨ªas. Una afici¨®n muelle y acomodaticia acude a la Feria de San Jaime de Valencia, con m¨¢s inter¨¦s por observar los trajes de luces, saludar a las amistades y esperar incidentes de la lidia que por calibrar una buena faena o el trap¨ªo de los toros. Salvo peque?os n¨²cleos de catadores, el p¨²blico de Valencia se queda m¨¢s con la an¨¦cdota que con la categor¨ªa. A diferencia de otras exigentes aficiones, los valencianos se muestran muy generosos con los toreros. Quiz¨¢s para prolongar el espect¨¢culo con vistosas vueltas al ruedo.
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