?Alegr¨ªa o verbena?

Los Guateles / Robles, Ortega Cano y C¨¢mara

Toros de Los Guateles, con movilidad y poca fuerza, desiguales de trap¨ªo y sospechosos de pitones, recibieron un total de ocho puyazos. Julio Robles, dos pinchazos y dos descabellos (saludos al tercio) y tres pinchazos y estocada (silencio); Jos¨¦ Ortega Cano, cuatro pinchazos y dos descabellos (aviso equivocado y silencio) y estocada al encuentro (oreja) y Fernando C¨¢mara, casi media (oreja protestada) y pinchazo, estocada tendida y descabello (palmas). Plaza de toros de Santander, 24 de julio. Segunda corrida de feria. Casi lleno.

Santander ha hecho en los ¨²ltimos a?os un esfuerzo considerable para revalorizar su feria taurina y lo ha conseguido. Tambi¨¦n se afirma que esta feria es amable y alegre, pero esto es una cosa y lo que toda Espa?a pudo ver por televisi¨®n en esta corrida, otra. De la alegr¨ªa y la amabilidad pasamos en muchos momentos a la verbena, que por algo al d¨ªa siguiente era el patr¨®n de la ciudad y el p¨²blico se lo pas¨® en grande sin importarle demasiado si lo que ve¨ªa lo merec¨ªa o no. Nadie analiz¨® ni calibr¨® nada y los aficionados que hab¨ªa en el coso que alguno habr¨ªa, quedaron sumidos en esa ola festiva que todo lo inund¨®. Y lamentablemente, el rey de la verbena fue el presidente, el se?or Paterna, que, cual don Hilari¨®n de la de la Paloma sentado en el palco meti¨® la pata con bastante frecuencia, destacando en este sentido al conceder a C¨¢mara una oreja que muy pocos pidieron y bastantes protestaron y dando un aviso a Ortega Cano en su primero a los ocho minutos y medio de comenzar el muleteo, cuando sabido es que el uso admite a veces la condescendencia, pero no adelantarse a los 10 minutos que prescribe el reglamento.

Hay que decir que la corrida de Los Guateles, sin tener mucha fuerza, no se cay¨® y tuvo movilidad. No todos los toros recibieron el trato adecuado en la lidia muleteril y por ello hubo alguno que pareci¨® tener m¨¢s dificultades de las que en realidad ten¨ªa. Robles, torero serio

silos hay, es tuvo rapidillo en su pegajoso primero, mientras en el derrengado y mans¨®n cuarto estuvo digno, pero sin emplearse a fondo (no es torero para andar con subterfugios y o est¨¢ bien o pasa un poco desapercibido).

El primero de Ortega Cano se par¨® pronto y all¨ª no hab¨ªa nada que hacer. Al quinto, fijo en el caballo y bravo y repetidor, aunque fue a menos, lo recibi¨® en el platillo por ver¨®nicas y chicuelinas y con la muleta estuvo de rodillas m¨¢s de lo que es habitual en ¨¦l, con principio vistoso y final para calentar al p¨²blico despu¨¦s de haber estado s¨®lo asesado y con algunas dudas al natural y en redondo.

Buen aire

Fernando C¨¢mara estuvo con buen aire en su primer toro, de muy menguada presencia, pero no siempre se acopl¨® ni se cruz¨®. El sexto recibi¨® con fijeza un largo puyazo y Fernando C¨¢mara no consigui¨® templarlo con la muleta, por lo que el animal acentu¨® su cabeceo en una faena en la que hubo m¨¢s preocupaci¨®n por la est¨¦tica que por el dominio. Durante la lidia de este toro se dio el momento ¨¢lgido de la corrida a cargo de un subalterno: el quite a un compa?ero en peligro de un Pedr¨ªn Sevilla espl¨¦ndidamente colocado.