Ministro de Cultura "Este gobierno discute poco de pol¨ªtica"
Mezcla de intelectual y hombre di acci¨®n, hace dos a?os se hizo carg( del Ministerio de Cultura decidid( a subirse de nuevo al tren de la pol¨ªtica. Jorge Sempr¨²n, de 67 a?os, ya advirti¨® entonces -despu¨¦s de reconocer que no sab¨ªa muy bien qu¨¦ pintaba en la foto de familia del nuevo Gobierno- que ven¨ªa a hacer pol¨ªtica, no s¨®lo a encargarse de la gesti¨®n cultural. Veinticuatro meses despu¨¦s cree haber descubierto ya cu¨¢l es su papel, aunque lamenta que en torno a la mesa rectangular del Consejo de Ministros no se discuta lo bastante de pol¨ªtica.
Jorge Sempr¨²n tiene clara al menos una cosa: dentro o fuera del Gobierno, no renunciar¨¢ a ser un actor de la pol¨ªtica espa?ola.Pregunta. ?Cu¨¢l es su balance de estos dos a?os?
Respuesta. En primer lugar tengo que decir que este Consejo de Ministros no es monol¨ªtico. Lo que m¨¢s me ha llamado la atenci¨®n es el origen tan diverso de los ministros: del antiguo FLP, del tronco hist¨®rico del PSOE renovado en los sesenta, del viejo partido comunista, de grupos cristianos y trotskizantes, del PSP. Eso demuestra la capacidad que ha tenido este partido, y que ojal¨¢ siga teniendo, de aglutinar fuerzas de izquierda. Ah¨ª juega un papel fundamental Felipe Gonz¨¢lez, no s¨®lo en el Gobierno, sino en el equilibrio de los diferentes tonos que puede haber en el discurso pol¨ªtico. Mi segunda observaci¨®n es que este Gobierno no discute bastante de pol¨ªtica. La gesti¨®n de un pa¨ªs es compleja y siempre tiene una carga pol¨ªtica, pero creo que no se discute bastante. S¨®lo en casos muy especiales: antes o despu¨¦s de la huelga del 14 de diciembre, en v¨ªsperas de las elecciones o ante algunas decisiones clave de Consejos europeos. Las grandes opciones no se debaten suficientemente. La tercera conclusi¨®n es que en el Consejo existen dos almas o dos ideas del socialismo democr¨¢tico.
P. ?Tienen nombre esas almas?
R. Las almas siempre tienen nombres y apellidos, pero prefiero no personalizar. Adem¨¢s, aqu¨ª no ocurre como en Francia, donde las corrientes est¨¢n adosadas a un nombre. Aqu¨ª pueden desaparecer algunos de los que encarnan esa corriente que en los a?os 30 hubiera llamado largocaballerista y que ahora llamar¨ªa...
P. ?Guerrista?
R. ...Oportunista de izquierdas. Oportunista en el sentido de que sin una l¨ªnea clara tiene la tentaci¨®n de situarse siempre ret¨®ricamente a la izquierda de la izquierda, con rasgos populistas y demag¨®gicos. Al margen de qui¨¦n la personifique, esa corriente es una tradici¨®n en el partido. No es algo que se impone desde arriba. Luego hay otra corriente dispuesta a asumir a fondo las consecuencias de la socialdemocracia moderna: son los herederos de aquellos que en los a?os 20 decidieron no entrar en la Internacional Comunista y que hoy han optado por ajustarse a la realidad de la econom¨ªa de mercado. En los a?os 30 ning¨²n socialdem¨®crata la aceptaba, hay libros enteros sobre eso. La dictadura del proletariado ha formado parte de la ideolog¨ªa socialdem¨®crata hasta hace semanas, hist¨®ricamente hablando. Esas dos corrientes aparecen aun en las discusiones de gesti¨®n.
P. ?Habr¨¢ libro de todo esto?
R. No habr¨¢ autobiograf¨ªa de ministro. Saldr¨¢ quiz¨¢ mediatizado, de forma conceptual, en alg¨²n ensayo, pero no en forma de novela ni de libro de retratos Eso se ha terminado.
P. Hablemos de ese d¨¦ficit de debate pol¨ªtico.
R. Desde hace a?o y medio han entrado en crisis, en periodo de fiebre, casi todos los mecanismos hegem¨®nicos del sistema socialista. Esto se vio el 14 de diciembre. Dicho sea de paso, la contradicci¨®n que entonces estaba en primer plano era la de partido-sindicato, que no vengan ahora con cuentos. Fue el partido el que subi¨® el list¨®n del enfrentamiento. Y no me parece mal que el sindicato deje de ser correa de transmisi¨®n. Tambi¨¦n entra en crisis la relaci¨®n partido-Gobierno. Hab¨ªa una divisi¨®n del trabajo que funcionaba, presidente-vicepresidente, secretario general-vice secretario general, que en parte deja de funcionar. Todo eso debe ser discutido. Un ejemplo: es evidente que el PSOE tiene y va a tener un frente delicado en las grandes ciudades
Rurales y urbanos
P. Algunos hablan ya de una corriente rural y otra urbana.
R. Calificar los votos es una tonter¨ªa, pero qu¨¦ duda cabe de que el voto de las grandes ciudades y de las clases medias es decisivo para la estrategia de un partido que tiene vocaci¨®n hegem¨®nica. El ¨¦xito de la pol¨ªtica econ¨®mica crea en parte estos problemas. Ya no se puede aglutinar a los militantes ni a los votantes en torno a algunos valores del pasado. ?Qu¨¦ inventamos entonces? Ah¨ª hay un problema serio. Los alcaldes de grandes ciudades lo saben muy bien.
P. Vamos, que a las grandes ciudades no se puede ir con el discurso de los descamisados.
R. No se puede ir con ese discurso porque no est¨¢n descamisados. Tienen coches, v¨ªdeo, casas de fin de semana... Exagero un poco, porque no todos tienen eso, pero hay muchos que lo tienen y quieren disfrutarlo. La l¨ªnea de apoyo a un partido que ha conseguido que puedan vivir as¨ª ya no puede ser la misma.
P. ?Pueden convivir esas dos corrientes?
R. Hay que abrir el debate. Forzar la s¨ªntesis no ser¨ªa bueno.
P. Algunos socialistas espa?oles se escandalizan ante el espect¨¢culo de divisi¨®n del Partido Socialista Franc¨¦s.
R. Sin ser piedra de esc¨¢ndalo, s¨ª me parece inquietante la extrema personalizaci¨®n del debate de ideas. No aparece en primer plano si la corriente de Fabius tiene tal o cual rasgo pol¨ªtico sino si hay que estar en contra para quitarle toda posibilidad de suceder al presidente. Ese aspecto sucesorio, de batalla de herederos que se reparten una herencia sin conocer el testamento de dios padre, es desagradable. Cada vez que la pol¨ªtica se hace sucesoria entramos en una etapa desagradable.
P. Aqu¨ª hemos vivido algo de eso recientemente...
R. En esas situaciones las ideas pasan a segundo t¨¦rmino. Eso puede ser criticable, pero no el que haya corrientes.
El talante de Gonz¨¢lez
P. En el PSOE todo parece depender de lo que diga el dios Gonz¨¢lez...
R. Eso se debe a que en dos o tres casos fundamentales, el abandono del marxismo o el refer¨¦ndum de la OTAN, ha jugado un papel decisivo para que triunfe la corriente socialdem¨®crata, que asume a fondo los riesgos y el compromiso de un proyecto con vocaci¨®n europea y de modernidad. Yo espero que sea transitorio, hasta que se consolide el proyecto socialdem¨®crata, pero para eso debe haber m¨¢s debate. Yo me interes¨¦ por la socialdemocracia espa?ola por lo que vi hacer y decir a Felipe Gonz¨¢lez. En ese sentido soy felipista, pero eso no me impide expresar que un partido no puede depender s¨®lo de un liderazgo personal.
P. Hay quien sostiene que las hegemon¨ªas se asientan sobre liderazgos muy fuertes...
R. Felipe Gonz¨¢lez aporta un m¨¦rito muy especial a la pol¨ªtica espa?ola y es su talante liberal. No en el sentido liberal thatcheriano, como algunos dicen est¨²pidamente de ¨¦l, sino de talante. En el Consejo de Ministros se esfuerza en lograr consensos y no zanja las discusiones con la autoridad que todo el mundo le reconoce. Por supuesto no se vota, no hay mayor¨ªas, pero no fija su decisi¨®n hasta que hay suficiente consenso.
P. Ese talante no parece tener un reflejo en el partido.
R. Yo creo que una de las cosas que ha entrado en crisis es precisamente la divisi¨®n de trabajo que ha habido entre partido y Gobierno. El presidente tiene que utilizar su talante liberal y su liderazgo para provocar debate y pluralizar las cosas.
P. Parece que entre la concepci¨®n socialdem¨®crata y la leninista, en el partido triunfa la leninista, y no hablo de ideolog¨ªa, sino de aparato.
R. El leninismo no sale de la nada, sale de la socialdemocracia. Es la exageraci¨®n, la falsificaci¨®n en fin de cuentas, pero no es ajeno a las pr¨¢cticas de aparato de la socialdemocracia europea. Lenin lleva a sus ¨²ltimas consecuencias los principios de los partidos obreros" de finales del XIX y comienzos del XX, entre ellos ese de la conciencia externa que se impone a la clase por un aparato de profesionales. Es una extrapolaci¨®n falsificadora. Es lo que he dicho en Valencia: los aparatos existen, son necesarios, no hay gran partido sin aparato ni democracia sin partidos, pero los aparatos tienen sus rutinas, sus culturas, y hay que estar siempre haciendo la revoluci¨®n contra los aparatos.
P. ?C¨®mo explica la reacci¨®n que ha provocado la demanda de m¨¢s pluralismo por parte de Solchaga?
R. No entiendo tanto asombro) por algo tan elemental. Puede tener raz¨®n o no, en este caso da igual, con tal de que se discuta. Ha sido sorprendente ver que todo el mundo daba por hecho que el leninismo, por utilizar su met¨¢fora, aplastar¨ªa a Solchaga. No, se trata de que nadie aplaste a nadie, sino de abrir un debate. Y es evidente que el debate se va a abrir, que el pr¨®ximo congreso va a ser abierto. O si no, ser¨¢ un congreso de haraquiri, pero no lo creo probable.
P. Usted es un ministro que quiere hacer pol¨ªtica sin entrar en un partido. ?C¨®mo se cocina esto?
R. Es un problema que pienso solucionar pr¨®ximamente. No voy a estar en el partido, ni tengo intenci¨®n de pedir un puesto en la ejecutiva, pero voy a seguir en la pol¨ªtica. Como intelectual se puede hacer pol¨ªtica; tambi¨¦n como ministro. Por poner un ejemplo, cuando entrego el premio Cervantes a Roa Bastos y al final, con el conocimiento y la autorizaci¨®n M presidente, aludo ¨²ltimo dictador de Am¨¦rica Latina sin nombrar a Fidel Castro y pido que se escriba el ¨²ltimo cap¨ªtulo del oto?o del patriarca caribe?o, hago pol¨ªtica. Pero es necesario buscar nuevas formas intervenir en pol¨ªtica al margen de los aparatos.
P. Eso significa que seguir¨¢ viviendo en este pa¨ªs.
R. Cuando salga del Gobierno seguir¨¦ viviendo en este pa¨ªs y segir¨¦ todav¨ªa m¨¢s metido en pol¨ªtica que hasta ahora.
El fantasma de la huelga
?C¨®mo vivi¨® desde el Gobierno esa experiencia traum¨¢tica para el socialismo espa?ol que fue la huelga general del 14 de diciembre de 1988
R. En las semanas anteriores tuve la impresi¨®n de que era equ¨ªvocada la opini¨®n que transmit¨ªa el partido de que aquello iba a ser un fracaso. Hab¨ªa muchos descontentos parciales que pod¨ªan, por Fin, expresarse juntos y luego hab¨ªa el gran fantasma de la huelga antifranquista que nunca se hab¨ªa hecho. Aquella estupenda frase freudiana de Gerardo Iglesias en el Congreso: "Espa?a, al fin, se ha paralizado". Pero era err¨®nea la idea estrat¨¦gica de acabar con el Gobierno a trav¨¦s de esa gran movilizaci¨®n sindical. Eso me hac¨ªa ver, y no s¨®lo a m¨ª, que la huelga iba a triunfar, pero que iba a ser m¨¢s f¨¢cil para nosotros gestionar esa derrota que para ellos gestionar su victoria, si sab¨ªamos sacar consecuencias. Supimos hacerlo en parte, no en todo. Ahora bien, la idea de aceptar el enfrentamiento para reafirmar hegemon¨ªas en la dial¨¦ctica partido- sindicato ven¨ªa de Ferraz, no de Moncloa. Yo viv¨ª aquello de forma un poco surrealista. Estaba imaginariamente con los organizadores en la medida en fue estaba con la tradici¨®n de la gran huelga, pero al mismo tiempo estaba enfurecido, porque pensaba: "Esto no es". El ¨¦xito fue, de todos modos, mayor de lo que pensaba. No cre¨ªa que el componente imaginario del pasado tuviera tanta fuerza.
P. Pero hab¨ªa tambi¨¦n un componente de irritaci¨®n acumulada ante el poder socialista.
R. Hab¨ªa irritaci¨®n ante lo que se ha llamado la arrogancia socialista, pero tambi¨¦n la atentativa de la izquierda comunista y de la derecha de utilizar esa coyuntura para decirle al Gobierno que se fuera. Despu¨¦s de todo, con algo de concertaci¨®n y la sucesi¨®n de elecciones europeas, legislativas y andaluzas, se ha demostrado que esa estrategia era falsa. No se acaba as¨ª con este Gobierno.
P. Pero el 14-D les oblig¨® a rectificar.
R. Oblig¨® al Gobierno a hacerse una idea del pa¨ªs distinta le la que ten¨ªa. Le llev¨® a asumir fue hay bolsas de descontento a as que hay que dar respuestas pol¨ªticas. As¨ª empez¨® a hacerse risible la crisis del sistema hegen¨®nico, que obliga a replantear as relaciones Gobierno-partido-sindicato-sociedad.
P. Solchaga apareci¨® como el ,Tan culpable del 14-D y luego ha, ido el padrino de la concertaci¨®n...
R. Solchaga estaba ah¨ª el 14D, en primer plano, como responsable de la pol¨ªtica econ¨®mica, y es l¨®gico que est¨¦ tambi¨¦n haciendo la concertaci¨®n. Esa es una decisi¨®n pol¨ªtica y Solchaga no es un mero gestor, es un pol¨ªtico, vaya a tener o no un cargo en la ejecutiva. Conociendo como ¨¦l conoce la fragilidad de la econom¨ªa espa?ola, que funciona bien pero es muy vulnerable todav¨ªa, y sabiendo los retos del mercado ¨²nico, es consciente de que hay que llegar a pactos. Demuestra ser un buen pol¨ªtico al tomar una de las iniciativas m¨¢s positivas de los ¨²ltimos meses, al margen de que haya acuerdos en todo o en parte.
P. ?Qu¨¦ se buscaba con el adelanto de las elecciones?
R. Confirmar la existencia de un bloque hegem¨®nico con capacidad de gobernar y, ante la vecindad del 93, crear las bases de un consenso m¨¢s amplio. Se consigui¨®, aunque con matices. Ferraz insisti¨® tanto en la mayor¨ªa, absoluta que al final todo se false¨® un poco. Otro factor imprevisible fue la impugnaci¨®n de resultados. Eso aplaz¨® la decisi¨®n de Felipe Gonz¨¢lez de crear un Gobierno fuerte, con los cambio, que estimara convenientes, que eso es algo que le corresponde z ¨¦l. Y en esas estamos todav¨ªa.
P. ?C¨®mo se incrusta en su proceso el caso Juan Guerra?
R. De la peor manera posible. Es cierto que ha habido una atenci¨®n privilegiada de los medios hacia ese caso, pero el caso existe, no ha sido inventado, ¨¢ hay una conspiraci¨®n. Y el case existe porque hay una coincidencia de tres factores: hermano de] vicepresidente, despacho oficial y enriquecimiento r¨¢pido. La cuesti¨®n se agrava por una reacci¨®n le aparato lenta, arrogante, con una explicaci¨®n inicial confusa. Las cosas sal¨ªan porque los medios iban sac¨¢ndolas. Tocqueville m teoriz¨® en La democracia en Am¨¦rica que los sistemas democr¨¢ticos son aquellos en que se corrompe a los gobernantes y los aristocr¨¢ticos aquellos en los que se corrompe al pueblo. No debe corprender que existan estos casos, pero hay que cortarlos r¨¢pidamente. Lo que ha interferido pol¨ªticamente no es el hecho en s¨ª, por desagradable que sea, sino a tardanza en tomar distancias.
El derrumbe del Este
P. ?Qu¨¦ conclusiones ha sacado del derrumbe comunista?
R. Los resultados electorales demuestran hasta qu¨¦ punto ha sido un fracaso el socialismo real; hasta qu¨¦ punto ha herido la sensibilidad nacional, obrera y ciudadana de esos pa¨ªses; hasta qu¨¦ punto encarnaba la mentira, el privilegio, la corrupci¨®n. En Occidente creyeron algunos que al menos no hab¨ªa analfabetos y hab¨ªa austeridad. La verdad es que no hab¨ªa austeridad y hab¨ªa analfabetos. La izquierda europea fue muy t¨ªmida y eso se paga. Una de las ¨²ltimas preocupaciones de Fernando Claud¨ªn era qu¨¦ precio pagar¨ªa la socialdemocracia por esa timidez.
P. ?Qu¨¦ papel le queda a esa socialdemocracia que debe moverse dentro de las leyes del capitalismo?
R. Eso es lo fundamental. A eso me refiero cuando hablo del debate de la socialdemocracia, que ha vivido durante decenios contra el capitalismo y el comunismo. Una de esas referencias se ha ca¨ªdo. El ¨²nico marco que queda es un mercado mundial con predominio capitalista. A veces se dice que Espa?a necesita un giro a la izquierda. ?Qu¨¦ giro? Es la izquierda la que necesita un giro a la realidad.
P. Ante la evoluci¨®n del Este, ?era necesario el pasaje de la OTAN?
R. Totalmente necesario. Uno de los grandes errores de la izquierda europea ha sido la idea impl¨ªcita de que no estaba bien eso de la OTAN. Lo que ha pasado demuestra que, aparte de otros factores, el sistema sovi¨¦tico no ha podido enfrentarse al desaf¨ªo tecnol¨®gico y militar que representaba el mantenimiento por Occidente de un nivel apenas suficiente de disuasi¨®n. Eso ha sido decisivo. Uno de los grandes m¨¦ritos de Felipe Gonz¨¢lez es haber impuesto esa novedad en la cultura del partido.
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