El primer ministro de Trinidad segu¨ªa retenido anoche
La suerte del primer ministro de Trinidad y Tobago, Arthur Robinson, secuestrado en la noche del viernes junto con 11 de sus ministros, continuaba ayer confusa e incierta ante las amenazas de dinamitarlos lanzadas por el grupo de rebeldes musulmanes que se hizo fuerte en el Parlamento de Puerto Espa?a. El arzobispo cat¨®lico Anthony Pant¨ªn act¨²a de intermediario, y anoche se confiaba en que sus negociaciones cuajaran en un acuerdo entre el Gobierno y los insurrectos, que piden la dimisi¨®n del primer ministro y la convocatoria de elecciones en tres meses.
Armados con metralletas, los rebeldes, dirigidos por el irriam Yas¨ªn Abu Bakr, asaltaron violentamente el Parlamento, conocido como la Casa Roja, tomando como rehenes al primer ministro, de 63 a?os de edad, a parte de su Gabinete y a varios legisladores. En total, unas 20 personas.Simult¨¢neamente, los insurrectos dinamitaron el cuartel de la polic¨ªa, cercano al edificio legislativo, y ocuparon el edificio de la televisi¨®n nacional para anunciar la rebeli¨®n.
En su primera aparici¨®n televisiva el l¨ªder de los rebeldes afirm¨® no tener intenciones de actuar violentamente ni provocar saqueos ni represalias contra la poblaci¨®n, prometiendo convocar "elecciones libres y justas" dentro de 90 d¨ªas, pues el Gobierno "ha sido derrocado".
Sin embargo, la intentona golpista se ha cobrado hasta ahora 12 muertos y numerosos heridos en la explosi¨®n del cuartel (le la polic¨ªa, en la toma de? Parlamento y en la represi¨®n militar destinada a contener los saqueos de comercios y destrucci¨®n de tiendas en la capital.
Las autoridades han declarado el estado de emergencia, han cerrado el aeropuerto, han impuesto el toque d¨¦ queda desde las seis de la tarde hasta las seis de la madrugada y han puesto en estado de alerta a los 5.000 soldados que integran las Fuerzas Armadas y a los 1.500 polic¨ªas de esta isla, ex colonia brit¨¢nica, situada a 32 kil¨®metros de Venezuela.
El arzobispo Pant¨ªn convers¨® 25 minutos por tel¨¦fono con Abu Bakr, tras lo que explic¨® que el l¨ªder insurrecto le se?al¨® que el primer ministro Robinson y otros funcionarios "tienen explosivos conectados a sus cuerpos". y que ser¨ªan volados con el Parlamento por los aires si las tropas del Ej¨¦rcito intentaban recuperar la estaci¨®n de televisi¨®n ocupada por los golpistas.
Pese a estas amenazas, el Ej¨¦rcito rode¨® la sede del Parlamento, as¨ª como varios edificios p¨²blicos -entre ellos, el Banco Central, las oficinas de Correos y la radio estatal-, bloqueando con barricadas las principales calles del centro de Puerto Espa?a.
Condenas al golpe
Las manifestaciones de condena no se hicieron esperar. Inmediatamente, la Comunidad Caribe?a (Caricom) conden¨® el intento de golpe de Estado, ex?g¨ªendo que el orden vuelva a Trinidad y Tobago. La canciller¨ªa venezolana tambi¨¦n se pronunci¨® de igual manera, agregando que no reconocer¨ªa al grupo de rebeldes musulmanes. La Administraci¨®n de Estados Unidos hizo lo mismo.
La peque?a isla caribefta, de 5.148 kil¨®metros cuadrados, tiene una poblaci¨®n de 1,2 millones de habitantes, de los cuales el 40% es originario de India, y el resto, de ?frica y China.
Cuando la coalici¨®n de partidos pol¨ªticos encabezada por Arthur Robinson gan¨® las elecciones en diciembre de 1986 hered¨® un pa¨ªs repleto de problemas pol¨ªticos, sociales y ¨¦tnicos.
Las medidas de ajuste de Arthur Robinson, impuestas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial desde 1988, provocaron el general descontento de la poblaci¨®n y profundizaron la crisis econ¨®mica.
Tal vez esto propici¨® el ambiente para que los rebeldes musulmanes pusieran en marcha este intento de golpe de Estado, que aparentemente podr¨ªa resolverse en las pr¨®ximas horas con un acuerdo entre los rebeldes y las autoridades.
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