Vivir de la caridad
M. P., de 65 a?os cumplidos, llora al otro lado del tel¨¦fono. Cuenta que esta semana intent¨®, como ¨²ltimo recurso, conseguir una pension por invalidez, pero su artrosis, hipertensi¨®n y problemas circulatorios no fueron considerados padecimientos suficientes. El caso es que desde 1981, fecha en que se separ¨® legalmente de su marido, no percibe ingreso alguno. La sentencla judicial fij¨® una pensi¨®n mensual de 22.000 pesetas, "que nunca llegu¨¦ a cobrar porque mi marido se li¨® con una extranjera y se fue a vivir fuera de Espa?a por un tiempo". Un abogado de oficio reclama desde hace tres a?os el pago efectivo de la pensi¨®n. Mientras tanto, M. P. vive de la caridad.Como el ex marido de M. P., el de Carmen se lav¨® las manos argumentando que no ten¨ªa dinero. S¨®lo cumpli¨® el primer a?o con el compromiso legal de pagar 30.000 pesetas mensuales en concepto de pensi¨®n alimenticia para sus dos hijas. Menos mal que en 1985 Carmen era lo suficientemente joven como para encontrar un trabajo, gracias al cual la familla puede mantenerse. Ella sigue intentando cobrar la pensi¨®n a trav¨¦s de un abogado, "pero lo veo muy dificiV, afirma con des¨¢nimo, "porque, al no ingresar su sueldo por n¨®mina, es imposible controlarle".
El precio de un juicio Rafael Peregr¨ªn, conocido como el brigada violador, despues de que su ex esposa declarara en su contra el pasado mes de marzo, durante el juicio en que fue condenado a 25 a?os de c¨¢rcel por violaci¨®n y homicidio frustrado, cerr¨® definitivamente el grifo econ¨®mico, si bien hasta esa fecha ya ven¨ªa sisando a Rosa Rivas 14.000 pesetas mensuales de las 60.000 que deb¨ªa pagar por sus tres hijos. "El de 16 a?os ha tenido que dejar de estudiar y ponerse a trabajar a destajo en una pizzer¨ªa" , cuenta Rosa preocupada. La familia vive estos meses con ayudas de t¨ªos y abuelos. "?Por qu¨¦ tengo que estar pidiendo limosna, si mis hijos tienen derecho a ese dinero?".
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