Grave cogida de Carretero

EMILIO MARTINEZ, Jos¨¦ Antonio Carretero result¨® cogido gravemente de forma espectacular y tremebunda a la salida de su primer par de banderillas del carifosco cuarto toro. El certero animal se ensa?¨® con ¨¦l y le hundi¨® el astifino pit¨®n varias veces, adem¨¢s de voltearle y propinarle una gran paliza. Un terrible drama se barrunt¨® en el cotarro cuando llevaban al desmadejado coletudo, ya sin conocimiento, a la enfermer¨ªa. Las lesiones, pese a la espectacularidad del percance, no alcanzan la tragedia que se tem¨ªa.

Tanto la turistada como los pe?istas. de los tres diestros y los aficionados en general salieron del coso con el amargo sabor de boca de esta desgracia en un festejo en el que, como viene siendo habitual en los veranos taurinos de la Villa, hubo baile de corrales y desfile de inv¨¢lidos. Debe ser para que se luzca el mayoral, Florito, que sali¨® dos veces y en buena ley debi¨® hacerlo en m¨¢s ocasiones, porque los bichos se acamaban casi de continuo, pero la autoridad estaba benevolente.

Oreja verbenera

Y por ello el us¨ªa regal¨® una oreja verbenera a El Fundi, tal vez en conmemoraci¨®n de que ya han empezado las fiestas y verbenas de San Cayetano, San Lorenzo y la Paloma. Es indudable que el diestro se la jug¨® bizarramente con un malage peliros¨ªsimo, que no admit¨ªa un pase por ning¨²n pit¨®n. Y ni un paso le dio. El m¨¦rito consisti¨® e n intentar dome?arlo con su porf¨ªa encimista, y encunarse en la estocada, lo que no es balad¨ª, pero si insuficiente para el ¨®bolo presidencial.

El Fundi ya hab¨ªa demostrado su ausencia de medrana en sus otros dos dif¨ªciles enemigos, que por su blandura se defend¨ªan a ga?afones. A ambos los banderille¨® reuniendo las alegradoras en un c¨ªrculo tan peque?o como una peseta, ?y de las nuevas! Eso s¨ª que tiene m¨¦rito. Confiemos, no obstante, en que los presidentes no regalen orejas tambi¨¦n por eso, pues van a convertir a la c¨¢tedra de Las Ventas en un coso pueblerino.

Carretero poco pudo desarrollar frente al escaso colaborado primer funo, al que banderilleo desigual. Algo semejante ocurri¨® a Plaza en el burraco ¨²ltimo, con el que estuvo aseadillo. Con el tercero, m¨¢s manejable, s¨ª debi¨® atropellarse menos, raz¨®n por la cual sus deseos se perdieron en la insustancialidad y la frusler¨ªa, salvo alg¨²n dibujo suelto.