La hora de Turqu¨ªa
Suena de nuevo la hora de Turqu¨ªa. El fin de la guerra fr¨ªa hab¨ªa dejado un tanto arrinconado a este poderoso y extenso pa¨ªs, miembro de la OTAN, el Consejo de Europa y la OCDE, aspirante tradicional al ingreso en la CE, ejemplo por antonomasia de Estado musulm¨¢n y laico, vecino enemigo de Grecia, puente entre Europa y Asia y esp¨ªa permanente de Estados Unidos en la frontera con la Uni¨®n Sovi¨¦tica.El presidente turco, Turgut Ozal, ha obedecido, con una celeridad sorprendente, la orden del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de imponer un bloqueo econ¨®mico total a Irak: el pasado martes suspend¨ªa la carga de crudo iraqu¨ª en la terminal de Yumurtalik, en el Mediterr¨¢neo oriental. En la pr¨¢ctica, eso significaba el cierre del doble oleoducto por el que circulaba m¨¢s de la mitad del petr¨®leo bombeado por Irak.
De un plumazo se ha venido abajo una cuidadosa pol¨ªtica de neutralidad en los conflictos de Oriente Pr¨®ximo que, milagrosamente, sobrevivi¨®, con escasos chirridos, a los ocho a?os de guerra en el Golfo. Turqu¨ªa, con una econom¨ªa en expansi¨®n pero con unas estructuras de producci¨®n anticuadas, v¨ªctima de una explosi¨®n demogr¨¢fica alarmante y ansiosa de abrirse a nuevos mercados, supo aprovechar las oportunidades que suscit¨® el conflicto de aumentar su comercio con Ir¨¢n e Irak. Para ello, su diplomacia se movi¨® activamente para mantener las mejores relaciones con los dos contendientes, especialmente con Irak.
Turqu¨ªa se une ahora a las sanciones mundiales, acepta las recomendaciones de Estados Unidos y parece estar dispuesta a permitir, pese a la ambig¨¹edad de las declaraciones oficiales, que sus bases (sobre todo la de Incirlik) se utilicen como cabeza de puente para una eventual intervenci¨®n norteamericana de gran envergadura.
Turqu¨ªa pierde dinero y asume riesgos. El m¨¢s inminente es un conflicto armado. Lo poco conveniente que resultar¨ªa para Sadam Husein abrir un nuevo frente no permite descartar por completo tal hip¨®tesis, ya que la loca huida hacia adelante, la pol¨ªtica de la escalada en espiral del conflicto podr¨ªa ser la ¨²ltima y desesperada carta del hombre fuerte del r¨¦gimen de Bagdad.
Pero el pa¨ªs que se asienta sobre la antigua Asia Menor y que fue el n¨²cleo del poderoso imperio otomano tendr¨¢ que sufrir, lo est¨¢ sufriendo ya, un impacto econ¨®mico tremendo al perder los millonarios derechos de paso del crudo iraqu¨ª y al suspeniderse tanto el interminable flujo de camiones cisterna que, procedentes de la tierra del Tigris y el ?tifrates, circulaban por la que fue la ruta de la seda, como cualquier tr¨¢fico comercial, con la ¨²nica exclusi¨®n de medicinas y determinados alimentos.
El precio
Ser¨ªa excesivamente simplista suponer que la actitud de Turqu¨ªa -que ni siquiera descarta la eventual participaci¨®n en una fuerza multinacional si as¨ª lo decide la ONU- se debe ¨²nicamente a presiones de Washington, que no tiene poder para tanto. Ozal es un campe¨®n del pragmatismo y estos d¨ªas se dedica a lo que era su forma de vida antes de meterse en pol¨ªtica: hacer negocios. A¨²n no se sabe el precio que va a poner, pero no cabe duda de que cuando el secretario de Estado norteamericano, James Baker, llegue hoy a Ankara va a tener que pagar, en efectivo y a medio plazo.
En el horizonte m¨¢s lejano, no dejar¨¢ de sentirse el impacto sobre la principal aspiraci¨®n de los gobernantes turcos desde hace dos d¨¦cadas: que su pa¨ªs entre en la CE. Decir que no, como pr¨¢cticamente ha hecho la Comisi¨®n Europea, ser¨¢ mucho m¨¢s dificil. Y cuando se se?ale como un obst¨¢culo la existencia de importantes d¨¦ficit democr¨¢ticos -prohibici¨®n del partido comunista, torturas...-, Ankara sabr¨¢ que guarda un as bajo la manga: su recuperada importancia geopol¨ªtica-estrat¨¦gica.
Una ¨²ltima referencia a Ozal, quien, con esta crisis, tendr¨¢ ocasi¨®n de recuperar en el interior una talla que nadie le discute en el exterior. El ex primer ministro, hoy presidente, tiene un escaso respaldo popular (en las ¨²ltimas municipales su partido obtuvo tan s¨®lo el 21% de los votos), pero tampoco tiene una alternativa clara. Si gana su apuesta actual, los que entonaron su canto funerario se pueden quedar con la miel en los labios.
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