Desnudos para nadar
En Madrid, s¨®lo dos de las 47 instalaciones del Instituto Municipal de Deportes incluyen, entre la avalancha motriz de aikido, yudo, atletismo, lucha libre o sauna, adem¨¢s de la piscina, un peque?o reducto para practicantes del bronceado integral. Por cuestiones de espacio, la Elipa y el Pilar abr¨ªan en 1987 sus sol¨¢riums nudistas en lugares relativamente apartados de esos otros donde el p¨²blico chapotea y se tuesta de forma convencional, es decir, con ba?ador o top less.La pradera nudista de la Elipa se encuentra en una zona privilegiada, alta, recoleta y sorprendentemente fresca. Las alambradas cubiertas de hiedra, instaladas para esquivar a los mirones, han conseguido hacer de esos 500 metros de exhibici¨®n anat¨®mica un reducto donde se olvida que existe la M-30. Suelen decir, y seguramente no mienten, que estos lugares, perfectamente aceptados por un p¨²blico variado, se llenan a rebosar las tardes calurosas de julio o los fines de semana, pero lo cierto es que, durante nuestra visita, el p¨²blico, escaso, estaba compuesto por personal masculino, tranquilo y de todas las edades.
Intimidad relativa
"Venimos aqu¨ª desde hace varios veranos. Sobre todo porque no hay ni?os. A m¨ª siempre me gust¨® nadar desnudo en el mar, y al llegar a Madrid, otra vez las dichosas marcas del ba?ador. Tenemos una intimidad relativa. Los fines de semana hay hasta 200 personas. Un d¨ªa como hoy, la mayor¨ªa somos asiduos, nos conocemos, charlamos... El sol¨¢rium es much¨ªsimo m¨¢s tranquilo que el resto de la piscina, pero eso es precisamente lo que nos falta. Hay que ir a nadar abajo o conformarte con la ducha. Es muy inc¨®modo".Tampoco los desnudos tienen vestuarios propios. Han de utilizar los generales y acceder al recinto en ba?ador, pero muchos prefieren desnudarse dentro, a?adiendo al morbo, si lo tiene a estas alturas de, la desnudez, todo un proceso de strep-tease, donde las prendas van cayendo sobre la hierba con el inevitable aire de ceremonia que tiene el despojarse de la vestimenta. Esto, unido a la obligaci¨®n de llevar ba?ador para bajar a nadar, convierte la velada en un ajetreado y divertido quita y pon.
Por fin, algunas chicas. Aurora, una joven de 25 a?os, acaba de llegar de vacaciones en las islas Canarias. "?Claro que no es lo mismo! Aqu¨ª puede que te sientas un poco m¨¢s rara, pero a m¨ª me resulta imposible la ropa tomando el sol". Hay quienes afirman que es bueno dar rienda suelta a nuestra melanina sin excepci¨®n. "Te quita las cicatrices y reafirma el pecho", afirman ellas. All¨ª se descubren secretos, como estrat¨¦gicos tatuajes "hechos en determinadas partes del cuerpo, s¨®lo para lucirlos en situaciones muy concretas, como ¨¦sta", cuenta un joven con el signo del d¨®lar dibujado en su nalga derecha. Rafael Gil y Antonio Palomares, los encargados de ambas instalaciones, coinciden en el especial cuidado que los nudistas tienen con su refugio. "Durante el primer a?o, el vigilante tuvo que espantar a muchos mirones, alg¨²n exhibicionista y ni?os en la edad propicia para la curiosidad sexual. Nunca hubo nada serio".
Para que el cuerpo se beneficie de los rayos del sol sin excepciones, uno puede olvidarse todo menos la toalla. Ser¨¢ el salvoconducto de entrada, pero tampoco deben permanecer vestidos un segundo de m¨¢s. No sirve la vieja excusa de "se me olvid¨® el ba?ador". "Cuando todo el mundo est¨¢ desnudo, los ¨®rganos sexuales del hombre y de la mujer carecen de importancia", explica un curioso personaje de 78 a?os que recita en voz alta sus propias poes¨ªas. "A m¨ª me excita m¨¢s una mujer en minifalda". Acude cada d¨ªa a la piscina y nunca se moja m¨¢s que en la ducha o en la fuente. Forma parte de ese grupo, algo pintoresco, de quienes "preferimos estar m¨¢s aislados porque siempre se nos ha considerado un poco extravagantes. Lo ¨²nico que pedimos a cualquiera que entre es que se desnude. ?No te parece justo?".
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